Cabimas es más que un lugar en el mapa; es el latido de nuestros corazones, el eco de nuestros ancestros y el sueño de un futuro mejor. En cada esquina de esta tierra, resuena la historia de quienes nos precedieron, aquellos que imaginaron una Cabimas próspero y lleno de oportunidades. Sin embargo, hoy nos encontramos en una encrucijada, atrapados entre la riqueza de nuestro suelo y la pobreza impuesta por la indolencia de quienes nos gobiernan.
La historia nos ha enseñado que el poder, cuando no se ejerce con justicia y sabiduría, se convierte en una herramienta de opresión. Es hora de que los habitantes de Cabimas, con nuestra rica herencia cultural y nuestra capacidad de resiliencia, nos unamos para reclamar lo que es nuestro por derecho.
Cuando un grupo se une con un propósito común, se convierte en una fuerza imparable. Es momento de despertar ese poder colectivo, de recordar que cada uno de nosotros tiene un papel crucial en la construcción de la Cabimas que soñamos. No permitamos que la desesperanza nos paralice; transformemos la frustración en acción, la apatía en participación.
A nuestras madres, hermanas e hijas, quienes han sido el pilar de nuestras familias y comunidades, les decimos: su voz es esencial en este proceso de cambio. La empatía y la colaboración son herramientas poderosas para la transformación social. Juntos, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, podemos tejer un nuevo futuro para Cabimas.
El próximo año, cuando nos enfrentemos a las urnas, recordemos que no solo elegimos a nuestros líderes, sino que también definimos nuestro destino. Es nuestra oportunidad de sepultar las prácticas egoístas del pasado y dar paso a una nueva era de transparencia, eficiencia y justicia.
Cabimas, nuestra tierra, merece más que promesas vacías y gestos simbólicos. Merece un liderazgo que refleje nuestros valores y aspiraciones. Unámonos para construir la Cabimas que nuestros antepasados soñaron y que nuestros hijos merecen.
