El día de ayer en el periódico digital Aporrea.org el fraterno Carlos Gutiérrez escribió un artículo interesante, titulado Un León en Buchivacoa, referido principalmente a la participación del alcalde del Municipio Miranda (Falcón) en las actividades de inauguración de la Planta Potabilizadora del Acueducto Bolivariano ubicada en Tarana.
El Sociólogo Carlos Lanz uno de los grandes intelectuales del Proceso Bolivariano plantea en una de sus tesis que la revolución debe ser sobre todo cultural y cuando hablamos de cultura estamos incluyendo la revisión de todo nuestro basamento histórico y la simbología relacionada, por algo el Presidente Chávez ordenó los cambios en el escudo nacional.
En el artículo, el amigo Carlos expone textualmente …aún se recuerda en este Municipio la muerte en el año 1532 del Gran Cacique Manaure, sobre esto debemos aclarar, primero la grandeza de Manaure, El Diao o Martín Manaure como fue bautizado por la iglesia católica, hijo del Cacique Caujarao, Manaure fue uno de los pocos caciques de nuestros pueblos originarios que recibió con los brazos abiertos a los invasores españoles, entregándoles tierras y permitiéndoles con su conducta la rapiña de la que fueron objetos los tesoros de la tribu caquetía, desde el punto de defensa de su pueblo y de su soberanía, Manaure no puede equipararse ni por asomo a la actitud valiente del Cacique Bacoa (Tío de Manaure) quien con 92 años a cuesta se lanzó a la primera experiencia guerrillera en nuestra América en el año 1532 por allá por las montañas de Hueque, en contra de las injusticias y los malos tratos recibidos de los españoles y de la compañía alemana los welsares.
La burguesía liberal que nos gobernó durante los 168 años que duró la IV República, se encargó de ensalzar a sus héroes, Manaure entre ellos, mientras tanto el verdadero defensor de los pueblos originarios que fue Bacoa no fue registrado por los historiadores de la burguesía liberal, fue tan así la manipulación de la intelectualidad de la IV República que los sucesos del 10 de mayo de 1795 en Macanillas, liderados por José Leonardo Chirino fueron recogidos como la acción de unos negros borrachos, que bajo los efectos de la ingesta alcohólica habían tomado la decisión de sublevarse, afortunadamente a partir de 1954 el valioso intelectual Mario Briceño Perozo se encargó de rescatar la memoria del 10 de mayo de 1795 y el proceso bolivariano se ha encargado de consolidarla. Lo que no tiene ninguna lógica es que desde las filas del Proceso Bolivariano sigamos repitiendo las mismas consejas de la burguesía liberal, reverenciando la Memoria de Manaure cuando en realidad no fue consecuente con la causa de los pueblos originarios del continente, Manaure no fue ni la sombra de Bacoa, Guaicaipuro, Terepaima o Chacao .
Parte de nuestras tareas es revisar la historia contada por la IV República, donde sus héroes son aquellos que sirvieron a sus intereses y por inocente que parezca una frase lleva intrínseco una carga ideológica.
Fue tanta la pena de Manaure, cuando tardíamente se dio cuenta del error de su política entreguista y conciliadora que con lo que le quedó de su gente se marchó hacia el sur, perdiéndose en las lejanías de los llanos para finalmente morir allá lejos en el Casanare.
Aunque no es el tema pero está relacionado con la revisión de nuestra memoria histórica como pueblo, es el caso del escudo del Municipio Miranda (Falcón), el cual tal como lo califiqué en una oportunidad es una prueba de un crimen de lesa humanidad, en dicho escudo aparecen las cabezas sangrantes de José Leonardo Chirino y de sus lugartenientes, el proceso bolivariano no puede permitirse estos desatinos, reivindicamos el alzamiento de Macanillas como gesto precursor de nuestra independencia, pero lucimos con orgullo en nuestras esquinas y en nuestras correspondencias un escudo vil, un escudo colonialista, un escudo racista, un escudo que refleja el odio que la iglesia y los colonialistas españoles tenían contra todo aquel que osare pedir libertad, igualdad y fraternidad como fue el llamado de la sublevación de Macanillas. La sentencia dictada por el Juez Antonio Flores en contra de José Leonardo Chirino, establece…… se le condena a la horca en la Plaza Mayor, a donde será llevado arrastrado desde su celda, una vez constatada su muerte, se le cortaran la cabeza y las manos, la cabeza se pondrá en una pica en el camino de salida hacia Coro y las manos serán enviadas una para ponerla en la alcabala de Caujarao y la otra en Macanillas, además el cuerpo será despedazado a hachazos y su familia vendida como esclavos, Viviana su mujer por 200 pesos y sus hijos por 150 y 160 pesos respectivamente pero en sitios diferentes para separar definitivamente el maltrecho núcleo familiar.