Deprimente y dolorosa es la situación del Servicio Nacional Autónomo de Atención a la Infancia y a la Familia (SENIFA), en el estado Mérida. En reciente visita que hice a ese estado me pude percatar de la situación que viven las madres integrales o cuidadoras. Mujeres pobres que, en el barrio hacen lo que pueden para velar por los niños mientras sus madres van a trabajar.
Reciben un salario mínimo y desde febrero no les cancelan el bono para cubrir la cesta básica alimentaria de los niños.
Para muestra un botón.
En una reunión realizada en San Juan de Lagunillas el día 16 de mayo a las 5 de la tarde, asistió el Sr. Wilmer Rojas, Director del SENIFA Mérida. Su actitud fue arrogante y desconsiderada hacia las madres integrales y hacia los padres y madres de los niños que allí se encontraban y en todo este calvario los pequeñitos son las víctimas. Pues las madres integrales tienen que recurrir a las familias de los niños, en su mayoría pobres, para pedir que les lleven algo para darles de comer o hacer milagros con los 799 Bs que les paga el SENIFA como salario.
Los integrantes del Consejo Comunal estaban presentes quienes y constatan que el Sr. Wilmer Rojas no dialogó con la comunidad. La reunión en San Juan de lagunillas, fue solo una muestra de la misma endemia que viven todos los hogares integrales del estado Mérida. Así no se hace revolución amigos. Me duele por este proceso, me duele por los sueños de los pobres y me indigna por la ineficacia de los responsables en todo esto, desde el mas alto nivel en Caracas. Porque cuando escribo estas líneas ya he llamado al SENIFA Caracas para hablar con el Director nacional Prof. Gilberto Diaz y es una persona inalcanzable.
Me prometieron devolverme la llamada pero estoy seguro que nunca llegará esa llamada, mientras tanto sigo descargando mi inquietud y mi rabia en el teclado, pensando qué almorzarán hoy los niños merideños de los Hogares Integrales.
No descansaré hasta que esta queja llegue al Ministro de Educación y al propio Presidente Chávez, porque, esa no es la revolución por la que estamos apostando. Así pateaban en un tiempo a las personas, y así también he conocido toda la vida funcionarios impenetrables a quienes ni su mismo ángel de la guarda los puede contactar.
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