La sequía y las mentes obtusas

Cuando veo reacciones tan poco discernidas que vienen de personas que adversan al gobierno, frente al racionamiento de energía, no puedo más que sentir incomodidad. ¿Cómo pueden haber personas que, debido a la defensa ciega de su posición política, ignoren lo que está pasando con el cambio climático. Es un fenómeno glo-bal amigos, g-l-o-b-a-l por si no lo han entendido. Para eso existe Internet y televisión por cable, si no lo quieren creer.

Escribo esto porque apenas ayer recibí correo de un buen grupo que me tiene en su lista de contactos, en el que me enviaban la tabla de racionamiento de energía para el área metropolitana y como texto traía la siguiente inscripción: La “Revolución bonita”. ¿Qué tiene que ver un fenómeno climático devastador como El Niño con la política del Presidente?. Es absurdo pensar que haya venezolanos y venezolanas tan cerrados de mente que no se les puede comparar ni siquiera con los escribas y los fariseos del tiempo de Jesús. Estos argüían que El Maestro realizaba milagros con el poder del diablo, una visión espiritual que hasta cierto modo era difícil de comprobar mediante un análisis científico. En cambio el problema del cambio climático es algo ultra comprobado por los estudiosos del tema, trajinado por los más grandes laboratorios del mundo y sin embargo, se niegan a creer.

A propósito de lo anterior quiero contarles un testimonio que vivió este escribidor como dijera Marciano:

Hace quince años, yo fui testigo presencial del llanto y la dispersión tan feroz generada por la inundación del pueblo de Potosí a raíz de la construcción de la represa La Honda, la cual forma parte del complejo hidroeléctrico Uribante-Caparo. Yo era párroco de Canaguá, una parroquia inmensa territorialmente, en el sur de Mérida que limita con el estado Táchira, precisamente con la parroquia antes mencionada (Potosí).

Recuerdo las canciones que los campesinos compusieron producto de la nostalgia por su lar nativo. Una estrofa aprendí de tanto oírla, tenía ritmo de vallenato y decía: "Potosí me dejaste un recuerdo, un recuerdo que jamás podré olvidar, pues de ti solo se ve la cruz, de la iglesia donde aprendí a rezar".

Grupos numerosos de familias partían cada semana para lugares distintos del país, buscando rehacer sus vidas. Fue un desalojo sin control y sin ninguna consideración societaria. Era como si no existieran los psicólogos sociales, para encaminar con atino semejante desbandada de una parroquia entera. Después de aquel hecho, cada año cuando el nivel de agua aumentaba, los campesinos se aproximaban en una canoa a motor y se las ingeniaban para amarrarle otra cruz mas arriba y así no perder de vista el lugar donde estaba el pueblo sepultado por el agua (ver imagen de la cruz), y cuando pasaban por encima en chalana para llegar hasta la otra orilla, se quitaban sus sombreros y se hacían la señal de la cruz porque estaban pasando sobre el templo.

Hoy a 15 años de haber sucedido lo que antes describo, me quedo sorprendido al ver las fotografías, la iglesia está en pie, hasta las tumbas del cementerio se pueden apreciar. Casi que cuando vi la iglesia me pareció que estaba contemplando un fantasma.

Esta experiencia sentida en mí para aquel momento con profundidad espiritual, me obliga hoy a ser honesto con la realidad frente a lo que está sucediendo. Hay una sequía que amenaza terriblemente al país. Prueba son las fotos que adjunto sobre la represa La Honda. Yo creo que si en algo tenemos que distinguirnos los cristianos es en ser honestos con la realidad, como lo fue Cristo. El fenómeno climático no se puede confundir con política partidista. Independientemente de que haya habido descuidos o no, en cuanto al mantenimiento del sistema de generación eléctrica, hay un problema climático. No me vengan a mezclar eso con política que a la hora de una sequía todos vamos a sufrir de la misma sed.

Pareciera que en este país hay gente contenta con que haya sequía para que fracase el gobierno de Chávez, la posición me parece muy mezquina y nada cristiana. Es tal el extremo a que se ha llegado que cuando en las homilías toco el tema del cambio climático hay gente que se disgusta porque eso es “defender a Chávez” Hasta allí llega la obstinación de quien se ha dejado inocular el discurso mediático perverso de algunos medios de desinformación.

Disculpen, pero ahora no puedo hacer otra cosa que ser, evangélicamente, honesto con la realidad.


numamolinasj@hotmail.com


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Padre Numa Molina


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