La operadora de servicio en telecomunicaciones, Movistar; viene ejerciendo desde hace bastante tiempo en Venezuela el servicio de telefonía móvil y fija; televisión por suscripción satelital como también la prestación de Internet. Ésta operadora sin duda alguna cuando inició su servicio no se podía desconocer la calidad y eficiencia que prestaba; quizás por el frenesí de amor y la perspectiva favorable en la que guardaban sus propietarios y trabajadores avivados en lo que a crecimiento se refiere a su pre-emporio apenas iniciándose. De hecho, siempre ésta operadora mantuvo una cartera de usuarios mayor a las distintas; tal vez por el servicio óptimo con la cual se hacía referencia. Lamentablemente hoy en día no podemos decir lo mismo; aun cuando en el presente no desconocemos la grave distorsión económica inducida por factores externos e internos que intentan arrodillar a nuestro Pueblo para que se rinda, deteste y rechace a la Revolución; y este tipo de circunstancia es la que permite generar confusión en la colectividad y quien domine las redes sociales o los medios de conminación son lo que lograrán imponer el odio o el entendimiento.
Movistar en el presente no es ni la sombra de lo que era en sus inicios; hoy se encuentra sumergida en una especie de caotización estimulada y sistematizada para provocar irritación y sensación de ingobernabilidad por no imponerse la inspección, el control y seguimiento de las instituciones públicas quienes se encargan de velar por la eficacia de estos servidores en telecomunicaciones. Ésta operadora ha logrado traspasar las barreras de las normas que establecen el funcionamiento, debido a que desde hacen cuatro años viene haciendo estragos en el servicio que presta. Como por ejemplo, en la población de La Vela de Coro en el Estado Falcón, Municipio Colina, sus usuarios dejaron de tener conexión casi un 100%; ya que de aspirase conectarse se debe salir a la calle e intentar buscar un sitio estratégico y aleatorio para lograr que entre o salga algún mensaje de texto o si corre con suerte una llamada.
Este tipo de situación la vive el veleño y la veleña; pero lo más indigno de todo, es que este mal servicio en vez de corregirse se ha propagado hasta la ciudad de Coro; hasta el punto de quienes se quieren conectar deben salirse de la casa o trabajo a la calle para pescar alguna barrita en el indicador de señal del teléfono. Lo insólito de todo, es que el Pueblo tiene dos instituciones públicas que tienen como atribuciones velar por el buen funcionamiento de estas prestadoras de servicio de telecomunicaciones: SUNDDE y CONATEL. Pero al parecer, estas se han apartado de la defensa de los derechos de los ciudadanos. En la capital del Estado Falcón, Movistar viene haciendo lo que le da la gana; se va la señal por las horas o días que quiera y no comunica lo que está ocurriendo; y lo que es peor, no indemniza el daño causado como tampoco le reconoce a sus usuarios el reembolso por las fallas originadas; pero cuando se trata de vencerse una renta o plan ahí están ellos de manera eficientes para cortar la línea.
Se puede entender que la inducida distorsión económica ha generado dificultad para adquirir equipos tecnológicos y reemplazar aquellos que están obsoletos, dañados o robados; pero no se puede escudar en el broquel de la falta de adquisición de divisas para obtener dichos equipos; puesto que el gobierno ha podido demostrar que se han otorgado. Como tampoco se puede imputar a la inseguridad por supuestos constantes robos; argumento simplista porque la empresa debe garantizar su propia seguridad interna.
Mientras esto ocurre, aun en Coro, la operadora Movistar sigue violándole los derechos socioeconómicos al Pueblo y burlándose de las autoridades mientras ellos continúan cobrando injustamente hasta sin servicio.