El Programa Venesat 1 es un ejemplo palpable y real del buen hacer. Fue posible gracias al trabajo mancomunado y desinteresado del sector público y el sector privado. Me tocó coordinar la tarea de miles de venezolanos de buena voluntad que dejaron la piel para que un sueño se hiciese realidad.
Desde el señor mayor que llevo agua a cada obrero en obra, hasta los jóvenes profesionales que asumieron inmensos retos y respondieron con sus mejores y más creativas capacidades, todos, deberían ser motivo de orgullo para cada venezolano.
Venesat 1 es un programa porque agrupa varios proyectos, no sólo se debe fabricar el satélite (bus y carga útil), se le debe poner en órbita (cohete, estaciones de control en tierra y en mar), se le debe vigilar y seguir cada minuto de su vida útil (estaciones de control terrestre) se debe brindar el servicio para el cual fue fabricado (tele puerto), todo ello fue cumplido, en los lapsos establecidos, por esos miles de venezolanos que ahora vemos con tristeza su perdida, pero llenos de orgullo por el éxito de nuestro trabajo. Nos dedicamos a la tarea sin hora, sin día, sin color político, sin mezquindad. ¿Imaginan el nivel de complejidad técnica de cada componente del programa? ¿Saben cómo fue posible construir las estaciones terrenas dentro de los estándares internacionales, en los lapsos previstos?
Ese sueño fue posible porque cada semana nos reunimos para ver los avances y resolver los contratiempos, las empresas de construcción trabajaron día y noche cuando fue necesario, sobre todo, porque los Consejos Comunales asumieron el control obrero y frenaron a los sindicatos de la construcción, pagando muy caro su atrevimiento, viviendo en carne propia la agresión de los afectados por no mantener el control de la nómina de obreros.
¿Saben cómo fue posible el satélite y el cohete lanzador en los lapsos previstos? Este sueño fue posible porque 90 venezolanos, profesionales de diversas áreas técnicas dieron un paso al frente y rompiendo barreras culturales asumieron irse a China a capacitarse y asumir retos de marca mayor.
Los fabricantes en China, pese a imaginar que seriamos un cliente fácil por no tener experiencia en la materia, se vieron en la necesidad de aceptar nuestras narices en cada etapa de trabajo, exigiendo y revisando con el mayor celo posible cada decisión en fabrica. El día que aceptaron nuestra presencia no imaginaron que pudiésemos ser persistentes.
Los que ven con ligereza al Satélite Simón Bolívar se equivocan, representa un modelo de gestión que nos involucra a todos, que nos integra y pone de relieve lo mejor de cada sector, demuestra que es factible abordar proyectos complejos que impulsen nuestro desarrollo y nos incorpora en la espiral de los proyectos desencadenantes del progreso.
A cada mujer, a cada hombre que participo en Venesat 1, mi reconocimiento y más profundo agradecimiento.
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