- La defensa y aceptación incondicional de todas las políticas y acciones del estado de Israel. Este es el punto de vista no sólo de todos los que tienen que ver con el propio estado israelí y de quienes se identifican ideológicamente con el sionismo actual, sino también con todos aquellos intereses internacionales que lo sustentan. Sus visiones van desde el apoyo a los argumentos “oficiales” del gobierno israelí (Defensa de la existencia misma de Israel, respuesta a provocaciones, etc.) hasta el fundamentalismo racista hacia el resto del medio oriente en declaraciones como éstas: “…la guerra en contra de Israel no sino una guerra en contra de occidente… Israel está recibiendo los golpes que en realidad van dirigidos a todos nosotros… gracias a los padres israelíes que envían a sus hijos al ejército, permaneciendo despiertos por la noche, los padres en Europa y en los Estados Unidos pueden dormir tranquilos y soñar, sin ser conscientes de los peligros que les amenazan… el fin de Israel animaría enormemente a las fuerzas del Islam, que considerarían con razón la desaparición de Israel como prueba de que occidente es débil y por ello está condenado…” 1
- El ataque frontal a todo lo que provenga del estado de Israel y hasta el cuestionamiento a su propia existencia. En esta posición se encuentran aquellos que de alguna manera han sido avasallados por las acciones de la nación israelí, los que se consideran enemigos ideológicos de la derecha sionista que maneja este estado y los que elevan su justa indignación ante sus despiadadas acciones. Lamentablemente en este grupo entran también los clásicos racistas antisemitas que sostienen teorías de conspiración judía internacional y que han dado al mundo literatura del tipo de “Los protocolos de los sabios de Sión” o “El Judío Internacional”, justificadora del holocausto producido por los nazis.
- Finalmente, un inmenso grupo que incluye a gran número de judíos en todo el mundo y a otros que no lo son, que están sometidos al chantaje que tan eficazmente ha desarrollado el sionismo agresivo que fundó y maneja los destinos del Estado de Israel. Chantaje que parte de la identificación entre sionismo y judaísmo “el sionismo, que nació y sigue siendo sobre todo un movimiento político, ha sabido vestirse con los ropajes del judaísmo y somete al chantaje mencionado a todo el mundo. No es posible atacar el expansionismo guerrerista del Estado de Israel (fácilmente demostrable por los puros hechos históricos) sin ser acusado inmediatamente de “antisemita”. Y por supuesto el holocausto es parte de este chantaje” 2
A pesar de estas limitaciones,
voy a intentar aquí analizar ciertas facetas de las acciones de
guerra del estado de Israel y sus posibles consecuencias.
- El objetivo final declarado del sionismo de derecha que maneja al estado de Israel, es la reconstrucción del Eretz Yisrael (el Gran Israel). Están hablando del territorio que la nación judía dominaba antes de la diáspora obligada por Roma y el emperador Adriano en el año 135 de nuestra era, y que comprendía gran parte de lo que hoy llamamos el Medio Oriente.
- Para lograr este objetivo, los que luego del holocausto provocado por los nazis decidieron que el pueblo judío “nunca más” viviría esta tragedia, convirtieron el sionismo, que había nacido como un movimiento pacifista fundado por el periodista austro-húngaro Theodor Herzl, en una visión militarista y agresiva que intenta rescatar a los guerreros y conquistadores que construyeron tres mil años antes el imperio de Salomón.
- El modo de lograrlo ha sido crear un “estado de colonos”, con un esfuerzo colonizador orientado fundamentalmente hacia la guerra. Apoyado por unas fuerzas armadas numerosas, bien entrenadas y bien armadas que cuentan con gran parte de sus pertrechos fabricados por el mismo estado de Israel. Con el apoyo de capitales provenientes del extranjero, con una mano de obra altamente calificada proveniente de todo el mundo pero sobre todo de la Europa central, con la incorporación de científicos y técnicos judíos convencidos por su ideología, y con la importación de la materia prima necesaria, lograron implantar una potencia militar en la costa sur del Mediterráneo.
- Orientados por una visión de realpolitik, las acciones militares de Israel han partido siempre del fait accompli (hecho consumado). En forma absolutamente discrecional de acuerdo a sus intereses (han sido los primeros sustentadores de la guerra preventiva) Israel ataca, invade y se apropia de territorio en tal medida, que su superficie actual es casi dos veces y media la que tenía en el momento de su creación en 1947. Sus acciones de guerra son generalmente imprevistas, “limpias”, y exitosas. Entre ellas podemos recordar el rescate de los rehenes llevados a la Uganda de Amín Dada, la toma de las alturas del Golán (apropiándose de territorio Sirio), la ejecución de adversarios (sin ningún eufemismo de su parte) a través de “asesinatos selectivos”, la represión de la Intifada enfrentando tanques y ejército profesional contra jóvenes armados de hondas y piedras. Acciones cuyo último ejemplo había sido el brutal ataque a la Franja de Gaza hace un año. Si bien la primera de las acciones de guerra mencionadas pudo haber servido a la propaganda israelí, el resto de ellas sólo pudieron provocar el repudio de aquellos que se indignan ante la injusticia apoyada por la fuerza.
Es curioso como esta
realpolitik, basada en los hechos consumados se asemeja a la de
la Alemania de la década de los 30. Allí a través de la blitzkrieg
se realizó primero la invasión a los Sudetes (Alemania estaba recuperando
provincias perdidas en la Primera Guerra) que luego se continuaron con
la invasión a Austria (Ídem) pero que en adelante prosiguieron con
la invasión a Polonia y luego a los Países Bajos (ya declarada por
Francia e Inglaterra la Segunda Guerra Mundial). Aparentemente, quienes
dijeron “nunca más” aprendieron muy bien la lección de sus asesinos.
Esta forma de actuar deja resultados inmediatos exitosos.
Las perspectivas futuras
La indignación que producen
estas acciones de guerra, aumenta con la conciencia de la actual impunidad
del Estado de Israel para llevarlas a cabo. Su poderío militar, reforzado
por el secreto a voces de su centenar de cabezas nucleares, el apoyo
incondicional de los Estados Unidos y detrás de los más “poderosos”
países europeos, hace que ninguno de los organismos internacionales
(que en este caso muestran su ineficiencia) tenga la capacidad para
detener estas acciones. La tibia declaración del Consejo de Seguridad
de la ONU frente al hecho de que Israel atacó una flotilla humanitaria
con comandos dejando un trágico saldo de muertos y heridos, que se
limitó a condenar las muertes y las heridas, pero no al Estado
de Israel, es la prueba fehaciente de esta impunidad.
Aparentemente, seguirán
saliéndose con la suya, masacrando a las poblaciones musulmanas y católicas
de sus alrededores, apropiándose de más territorio, etc.
Sin embargo, la historia dice que es posible que las cosas resulten de otra manera. En el año 1962, en una conferencia dictada en Montevideo (que probablemente repitió en otros lugares de Latinoamérica) el gran historiador británico Arnold Toynbee hizo tres previsiones, fundamentándolas con su conocimiento de los acontecimientos y los procesos históricos
- Previó que los Estados Unidos iban a hacer la guerra en Vietnam, e igual que le sucedió a Francia, saldrían derrotados (¡En 1962, antes que Johnson involucrara totalmente a su país en esa guerra!)
- Previó que la India y Pakistán estarían durante mucho tiempo al borde de un conflicto apocalíptico que podría suceder en cualquier momento (todavía están constantemente apuntándose con armas nucleares y las chispas que encienden el polvorín aparecen a cada momento)
- Finalmente explicó con extensos argumentos como el Estado de Israel no tenía sentido desde el punto de vista histórico, y que a la larga debería desaparecer.
Nadie podía tildar de
antisemita a quien, en su Estudio de la Historia, había descrito con
todo detalle las barbaridades e injusticias cometidas por los nacientes
estados nacionales europeos al fin de la Edad Media con sus poblaciones
judías. Las razones de Toynbee para llegar a esa conclusión eran puramente
históricas y sociales.
Es claro que en esa época
el historiador no podía prever la existencia en manos de Israel de
un arsenal atómico, que lleva las cosas al mismo tipo de chantaje nuclear
que permitió más de 40 años de guerra fría: “Si corro el peligro
de perder la guerra, no queda nadie vivo”.
Sin embargo, una de las
conclusiones más importantes del Estudio de la Historia (una investigación
que quedó plasmada en 26 tomos y tomó más de 40 años) que estudia
el proceso de las civilizaciones humanas, habla de que el éxito histórico
de los Imperios o de las naciones expansionistas depende siempre
de su propuesta cultural y no de su poderío militar. Entre
los múltiples ejemplos que presenta el estudio, el más conmovedor
es la transcripción de un relato escrito en caracteres cuneiformes,
en el cual una caravana llega a unas ruinas del Imperio Asirio que había
caído hacía cuarenta años, y todos los integrantes de esa caravana
se preguntan ¿de quién serán estas ruinas?. La conclusión es que
aquellos Estados que se basan exclusivamente en la fuerza para imponerse,
tienen muy corta permanencia histórica.
Sería bueno preguntarse
por ejemplo ¿qué será del poderoso e impune Estado de Israel
si los capitales provenientes de todo el mundo, pero sobre todo de los
Estados Unidos, que le permiten sobrevivir como un Estado en perpetuo
déficit e importar la materia prima que no existe en su territorio
para su desarrollo tecnológico y militar, dejan de llegar? Esta es
una posibilidad no tan remota, frente a la crisis económica general
que no tiene perspectivas de mejoría.
No es sólo entonces
un exceso de optimismo el que permite suponer que la situación del
Medio Oriente está determinada a profundos cambios en los tiempos que
vienen.
Posiblemente, como dice
un gran amigo físico teórico y filósofo, la homeostasis social equilibre
las cosas.