Razones para agredir a Libia y Dilma la Brazileña

El petróleo es una vaina. Razón de Estado para que las grandes potencias, de manera muy particular Estados Unidos, se propongan amarrar a sus faltriqueras a países que lo posean y sus gobernantes, más si ese tenerlo es abundante. Esos “simplismos” y hasta idiotas sentimientos o “principios” que solemos llamar “soberanía y libre determinación de los pueblos”, no valen nada para las potencias, desclasados, serviles, calculadores y amedrentados, a la hora de asegurarle a las primeras lo que falta les hace para subsistir, sin importar los demás. Que gringos tengan asegurada agua y energía para lo que viene de ahora en adelante es lo que importa; al carajo los demás, sobre todo negros, árabes y latinos. Algo habrá de caerle, aunque en goteo, a quienes presten sus indignos servicios.

Sarkozy, antes pana y hasta financiado de Gadafi, por el deprimente estado en que se encuentra ante la campaña electoral y la supremacía de la hija de Jean Marie Le Pen, quien le gana de abuso en las preferencias electorales, siendo ella como su padre, representante de la extrema derecha francesa, saturada de chovinismo, optó por promover sanciones conocidas contra el jefe libio, en el Consejo de Seguridad de la ONU, para aparecer como más papista que el Papa e intentar revertir lo irreversible.

Hizo el desmesuradamente desacreditado presidente francés, lo contrario de quienes gobiernan en Alemania. En este país, están por celebrarse elecciones. Siendo el cuadro distinto al francés, el oficialismo prefirió mantenerse al margen de un conflicto que podría impactarle de manera negativa. Pese los vínculos de la casta gobernante alemana con Estados Unidos, se conformó con abstenerse. Conducta previsible y hasta en nada censurable, tomando en cuenta todos los elementos en juego. En todo caso el voto alemán falta no hacìa. A los gringos eso no se molestarìa, estaba acordado.

Colombia, o mejor su gobierno, como gallina en patio de bolas criollas, campante, orgulloso, fingiendo un linaje usurpado, cual Barrabás “moderno”, inclinándose en abundancia para que le firmen un TLC, que en fin de cuentas no sería sino una sentencia de muerte y una manera de disculpar lo de las bases militares, nunca es tarde cuando la dicha es buena, votó con quienes atropellarían todos los derechos libios, hasta de quienes fingen defender, para hacerse del petróleo y el agua.

¿Puede pensarse, sin dejar de ser tonto quién lo haga, què en verdad se trata de garantizarle libertad, derechos humanos al pueblo libio? ¿No aprendieron entonces nada de lo sucedido en Irak, Paquistán y tanta guerra injusta?

Se es muy bruto o descuidado si se mete dos veces la pata en el mismo hueco. Si se avala dos veces lo injusto se es servil, interesado, mercantilista y lleno de mala fe.

Rusia y China, quienes ostentan el derecho a veto y si lo hubiesen asumido impiden la tragedia que hoy envuelve a Libia, peor a todos luces que lo de Japón porque ésta es obra planificada y calculada por humanos, prefirieron hacerse los locos. Los principios de nada valieron y prefirieron jugar al oportunismo. A esperar que los resultados, cualquiera que sean, les resulten favorables a sus negocios e intereses tan chovinistas como los de los miembros de la llamada “coalición” contra Libia.

Y todavía les queda la marcada carta que les permitiría decir mañana, “no nos digan que no se lo advertimos”. Mirèmonos nosotros en ese espejo, Pendejo es quièn cree que lo es el otro.

Para el pensamiento libertario, progresista, nada chovinista ni deseoso de apoderarse de lo que no le pertenece o interesado en someter a la humanidad a sus dictados, lo que cuenta es el derecho de los pueblos a dirimir sus asuntos sin soportar intromisión ajena. Por ello, lo que la humanidad está obligada a hacer es interceder, para que las fuerzas en pugna en Libia, se acuerden como hermanos, sujetos de los mismos derechos e intereses.

Siendo así. Habiendo creado en Suramérica una instancia como Unasur, por sólo nombrarla a ella, para que garantice la paz, concordia y abra espacios al diálogo, en cuya concreción Brasil, al frente el presidente Lula, jugó un rol primordial: ¿cómo entender esa jugada hipócrita, ostensiblemente evasiva de la diplomacia de Dilma Roussef, “la hermana ex guerrillera”, que dio, por omisión, visto bueno a lo que los gringos y sus aliados quieran hacer de Libia?

Anoche vimos a Vilma, mientras a Trípoli se le bombardeaba indiscriminada e inmisericordemente, saludar con demasiada zalamería e ímpetu aprobatorio, al señor de la oscuridad y guerrerista que a Bush elevó a los santos lugares.

Nadie puede ampararse en Gadafi, por cierto buen amigo y socio de gringos, franceses, en sobremanera de Sarkozy, Berlusconi, Zapatero y de los capitalistas que a éstos sustentan y financian, para votar contra principios sagrados de los pueblos, como independencia, soberanía y libre determinación o abstenerse de manera calculada, para que “suceda lo que haya de suceder”.


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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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