Se rindieron, entraron en desespero o frustrados... ¡sólo es una retirada estratégica para el asalto final!

Por años, 18, 20, las fuerzas opositoras, nacionales e internacionales, subordinadas al sistema de dominación neocolonial, han intentado de mil y una maneras exterminar, extirpar de raíz ideológica e histórica los movimientos progresistas, liberadores, soberanistas en todo el mundo. Venezuela, no es la excepción; nuestra oposición en su variopinta conformación, es parte activa de ese ejército mundial para la neocolonización al servicio de intereses de la “democracia corporativa” estadounidense. Mucho se dice, se habla, se comenta al respecto, incluso desde investigaciones universitarias norteamericanas. El apoyo político, diplomático, económico y militar de los Estados Unidos, países y gobiernos afines a las políticas interventoras e injerencistas de Washington así lo confirman.
 
La conformación de estos “ejércitos neocoloniales” lleva en su seno importantísimos grupos de pensamiento para la acción, progresiva y metodológica acción de intervención directa e indirecta, se habla de guerra de cuarta generación; contra la mente, alma, vida y corazón del ser humano. Los llamados tanques de pensamiento planifican y ejecutan desde los centros de poder las acciones. Desde y a través de los medios los campos de batalla; calles, pueblos, ciudades... naciones enteras son envueltas en las más atroces e indescriptibles acciones mercenarias, terroristas, anti natura, contra la humanidad. Los medios son fundamentales en la propagación de estas acciones y consecuencias, son sin duda el elemento comunicador al consiente y subconsciente, a la mente, instigador de acciones contra la democracia, la libertad, la institucionalidad, el Estado-Nación.
 
En el caso venezolano, las fuerzas opositoras en su conjunto siempre se han caracterizado por su irracionalidad, falta de pensamiento autocritico, discernimiento, por la maldad y el oídio inoculado contra el gobierno, contra la constitución, contra el Estado-Nación y contra todo aquel que apoye, defienda o comparta sus políticas sociales, nacionalistas, soberanas, de inclusión. En sus primeros momentos la consigna motora de la sociedad para el asalto al poder era ¡ni un paso atrás! Se dio el golpe de estado de abril 2002, ¡derrotados en 48 horas!, se replegaron, los discursos acomodaticios, nacionales e internacionales, se mimetizaron en explicaciones hipócritas, banales, de esquiva de responsabilidades ante la tragedia y surgió el ¡yo no fui! ¡Yo no estaba! ¡Yo no quería así! Nadie desde la oposición y sus jefes directores, tanques de pensamiento, autores intelectuales, no asumieron responsabilidades, por el contrario; en su repliegue prepararon el próximo asalto. En diciembre 2002, venían con una estrategia diferente, con todo y contra todos, ¡la misma consigna! ¡Ni un paso a tras! ¡En 63 días fueron derrotados! Los daños sociales, económicos y políticos son hasta ahora insuperables. Se replegaron como mansos corderos, no asumieron responsabilidad alguna, y en las sombras, bajo el manto de la democracia bolivariana, prepararon nuevas y mortíferas aventuras contra la Constitución, contra el Estado-Nación...
 
En los últimos cuatro años; “drenar la arrechera”, “la salida”... como movimientos insurreccionales contra la nación venezolana, a decir de sus actores intelectuales y propagandistas; luchas “libertarias”, “heroicas”..., llenas de simbolismo religioso, esclavizarte, de tiempos remotos, coloniales, de cruzados imperiales que bajo el manto religioso de la espada y la cruz, sometían a pueblos y naciones. Luchadores heroicos, inofensivos, inocentes; que bajo efectos del alcohol y las drogas llenaron nuestras calles, ciudades, pueblos, a la nación entera, de acciones terroristas, crímenes contra la humanidad, propios de los conquistadores medievales y de los fascistas europeos del siglo XX. Su consiga entre otras, ¡el que se rinde pierde! Derrotados todos y cada uno de los intentos, así han pasado los últimos cuatro años, especialmente este último, dónde las acciones violentas y de terror han sido sin duda alguna la más elocuente demostración de maldad, falta de humanidad, en quienes planifican, financian, ejecutan tales acciones para someter, a toda una nación, a su concepción y visón de mundo. ¿Dónde está la democracia? ¿Dónde está la libertad?
 
Al grito, ¡el que se rinda pierde!, la oposición venezolana y sus medios de comunicación, han llenado de pánico, de terrorismo, nuestras vidas, han conculcado nuestra libertad, nuestra democracia, nuestro don de gente, por la fuerza y a la fuerza del trancazo y la quema viva de personas, por más de 120 días y más de 100 venezolanos fallecidos a consecuencia de su alucinante violencia. Los medios y su intelectualidad han incubado la zozobra, la barbarie, la ira el odio en nuestras mentes, almas y corazones de tal manera que tras de cada derrota la frustración, el desespero..., por no lograr los fines soñados, propuestos, coloca a sus seguidores en estados catatónicos, de furia y ansiedad con niveles desconocidos, de estallidos sociales en busca de crímenes de odio, contra todo y todos como objetivos fundamentales y últimos de la acción. 
 
¡Nace la postverdad o plusmentira!
 
Los fracasos son evadidos, consecuencias y responsabilidades. Todos los niveles y estratos que conforman la oposición justifican la derrota de una u otra manera, no como derrota sino como triunfo ante la debilidad del malvado régimen, ¡su agotamiento y próxima extinción! La estrategia adoptada tras de cada derrota se origina en el repliegue, de la vuelta de tuerca o visión hacia una acción diferente, a pesar de sus cuestionamientos, casi siempre por obligación hacia el marco de la ley, de la democracia y la constitución, pero con los mismos propósitos y perversos fines, ¡el derrocamiento del Estado-Nación! Esa por años ha sido la naturaleza de la dirigencia política venezolana, sus ideólogos y congéneres foráneos, ¡se les importa un pito a quien se llevan en los cachos! cuando de tomar el poder, por el poder, se trata. En los menos propensos a la violencia, la frustración genera odio, rencor... sentimientos de ira y venganza, insaciable venganza, de incomprensibilidad racional de la realidad. ¡Falta de asunción de la derrota como formula en la vida democrática de las sociedades!
 
Los más propensos, en teoría y practica entrenados, predispuestos para la acción violenta contra la sociedad, contra el Estado-Nación, son estratégicamente replegados, reorganizados y movilizados hacia objetivos no muy claros, inverosímiles por la capacidad real en el logro, en aparente descontento con la dirigencia y su nuevo método de lucha en el marco constitucional, cuando no contra el gobierno. El asalto al fuerte Paramacay se enmarca dentro de esta estrategia, ¿era una estrategia comunicacional, sin fines realmente claros, contra la propia oposición que ahora quiere o dice querer ir a elecciones regionales después de desacreditar el sistema electoral venezolano? Lograda la toma del fuerte, ¿tenían los mercenarios de esta acción conocimiento técnico para el manejo eficiente del alto poder de fuego que se buscaba tener? ¿Sólo era una escaramuza individual de bandoleros contratados como actores de reparto en las banales películas, comedias para el entretenimiento y distracción de la sociedad estadounidense? ¿Se buscaba una reacción fulminante del estado contra los asaltantes para acusar al gobierno? En opinión de quien escribe, es una acción bien pensada entre cuyos propósitos estaba; (1) evaluar la reacción de las FANB ante el asedio e irrupción de este “comando borracho” y según el desenlace, trágico, culpar al “debilitado gobierno” (2) Derrotados en su asalto inicial, catapultar la estrategia política constitucional de la oposición a participar en las elecciones. Desde la UCAB, en completa armonía y cumplimiento de los principios deberes y derechos se desarrollaba un evento académico-político en el que convergían universitarios; autoridades, estudiantes y docentes, dirigentes políticos opositores y los autodeclarados auténticos defensores del legado de Hugo Chávez, ¡extraña simbiosis entre detractores de toda la vida de Chávez y su ideal y quienes, como generales sin mando ni tropa, dicen ser los verdaderos y atenticos chavistas, hijos y herederos de Chávez y su ideal! ¡Incomprensible!
 
Nada en los acontecimientos y eventos políticos, sociales o económicos en Venezuela están aislados de las acciones injerencistas, de anexión y conculcación de derechos y libertades..., ideadas, financiadas por el gobierno de los Estados Unidos y sus tanques de pensamiento ejecutadas por miembros de la oposición venezolana, mercenarios internos y externos contratados para tales fines. Tras la autoderrota electoral de su propia consulta plebiscitaria y posterior y contundente derrota con la elección de la Asamblea Nacional Constituyente la dirigencia opositora no cambió ni negoció su idea de asalto al poder, la pospuso, dio un paso atrás, a la retaguardia, busca reorganización, acumulación de fuerzas, nueva estrategia. ¡No está rendida! ¡Está frustrada! ¡Por momentos en aparente pánico, en apariencia desorientada, desorganizada...! ¡No es verdad. Preparan un nuevo y para ellos definitivo asalto!
 
¡Vista y pendiente!


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Felipe Marcano


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