¡Qué burla!, Dios mío, se ha llegado al colmo del cinismo. Para Trump el presidente de Venezuela no es Nicolás Maduro, elegido por el pueblo venezolano, sino Juan Guaidó, el diputado en desacato, y violador de todas las leyes venezolanas. En el acto del Discurso de la Unión, por parte del actual jefe de la Casa Blanca, estuvo presente Guaidó. Y, en un momento de la disertación de Trump, el mandatario estadounidense nombró y señaló la presencia del diputado alzado y traidor a la Patria, y, como era de esperar todos los republicanos presentes ovacionaron frenéticamente al intruso, mientras éste, como un pendejo engreído, saludaba flemáticamente. Mientras tanto, Trump prometió "acabar" con el "dictador" Maduro.
¿Quién es culpable de esta descarada burla a través de la pantalla de la televisión mundial? ¿A quién culpar por esta afrenta contra la Patria de Bolívar? ¿Por qué Guaidó ha hecho está gira mal poniendo al gobierno y al país, ante vasallos del imperio? Lo voy a decir por la calle del medio: el culpable de que este loco ande suelto echándole vaina a sus pis, y esponjándose como un pavo real es la justicia venezolana. Guaidó se ha burlado, como le ha dado la gana de los organismos de impartir justicia, empezando por la fiscalía que preside Tarek William Saab.
Ahora, después de este show en los Estados Unidos, llegará al país, por los caminos verdes o no tan verdes, sin que nadie lo detecte, y seguirá haciendo de las suyas. Nosotros, los venezolanos que votamos por Nicolás Maduro, esperábamos una acción de justicia real. Es vergonzoso que un ser tan desalmado, vende patria y traidor que ha ofendido a la patria y la expuesto a un sinfín de consecuencias desastrosas para el país, no tenga ningún tipo de castigo. Es decir nosotros los votantes vamos a las urnas electorales a elegir a un ciudadano para alguna función de país, llamase presidente, gobernador, alcalde, etc., y eso no vale, porque alguien en el norte decide quien es quien. Que humillación. Que decepción para defender nuestro honor y venezolanidad. Chávez, debe estarse removiendo de pena en su tumba… ¡Se cansa, uno!