Para saber cuándo y cómo luchar es necesario conocer al enemigo. En nuestro caso (y en el de la humanidad en general) el gobierno de EEUU agente del capital/sionismo globalizado. Hegemón que ante una crisis económica y una tensión geopolítica planetaria desafiantes, ha optado por desempolvar la Doctrina Monroe para tratar de enfrentar a sus adversarios con la fortaleza derivada de contar con los recursos y el apoyo de todo el Continente.
Con el ánimo de aportar algo a ese conocimiento, traigo a colación algunos de los argumentos expuestos en el artículo "La coexistencia pacífica y la cooperación no son opciones para EEUU" donde James Rothenberg analiza en forma muy curiosa la incidencia de la macro excepcionalidad de concebir a EEUU como un regalo de Dios al mundo, en su manera de enfrentar sus retos domésticos e internacionales.
En el campo doméstico, el autor vincula una excepcionalidad fundacional: la legalización de la esclavitud al momento de su constitución como nación, con la ausencia de un sistema público de salud y con la invisibilización del interés económico de los asalariados. Y en materia internacional, conecta una excepcionalidad más reciente: ser el único país que ha lanzado bombas atómicas en ciudades habitadas, con la evolución de su política exterior.
Así, destaca como la transición de la relación propietario/esclavo a la de empleador/empleado conllevó la transferencia de la responsabilidad del cuido de la salud y vida de sus trabajadores del propietario al empleador, sin intervención del gobierno. Y como, en esa misma transición, el interés económico del propietario (el esclavo no tenía ninguno) pasó a ser tratado como interés "común" de empleadores y empleados, induciendo a estos últimos a preocuparse por sus salarios y a delegar en los patronos la defensa de ese interés supuestamente compartido.
Al referirse al ámbito geopolítico global, Rothenberg llama la atención sobre como EEUU, basado en el principio doctrinario derivado de su origen divino "si nosotros lo decimos o hacemos, está bien", aprovechó el bombardeo a Hiroshima y Nagasaki para consolidar una política exterior centrada en la amenaza permanente de una guerra nuclear. Resultados: la ampliación y expansión de su poderío militar, el desmontaje de la URSS, las intervenciones en distintos países y el desconocimiento creciente de leyes y convenciones nacionales e internacionales.
En síntesis, los Pueblo que luchamos por nuestra independencia y soberanía nos estamos enfrentando a una nación culturalmente adicta al control, la violencia y el poder, experta en acoso, saqueos, asedios, invasiones y el exterminio de sus adversarios. Y lo estamos haciendo en circunstancias muy complicadas con una estrategia fundamentada en la solidaridad y la Paz.
Nada fácil, pero ahí vamos