La jauría de comunicadores anti venezolanos que viven de la desgracia nacional, desde sus cómodas trincheras de guerra comunicacional en Miami están de aquelarre por la negación de ingreso a territorio estadounidense del diputado opositor Javier Bertucci. La misma jauría extremista que aplaudió las operaciones Gedeón y Gedeón 2 y que clama por un criminal derramamiento de sangre venezolana producto de una intervención militar estadounidense en nuestro país. Es esa jauría, esa pandilla de desinformadores es la que celebra en éxtasis cínico criminal el hecho de que un funcionario político, acreditado por el estado venezolano y militante de un partido político de oposición con más de 1 millón de votos favorables de venezolanos que se oponen al gobierno de Nicolás Maduro, haya sido expulsado y humillado por el gobierno del señor Joe Biden. Curiosamente, esta misma jauría de desinformadores apoyó al expresidente Donald Trump y acusaba a Biden de pretender ser amistoso con Venezuela, algo inaceptable para todos aquellos que quieren ver a Venezuela como tierra arrasada por bombas y criminales ataques misilísticos por parte de los EE.UU. Pero estamos acostumbrados al cambio inescrupuloso de chaqueta política de los pseudo-comunicadores sociales de la prensa anti venezolanista residente en Miami, que cambian de líder como quien se cambia de ropa interior, esos individuos están en una permanente subasta donde se auto-postulan como propagandistas siempre según soplen las tendencias económicas y políticas del momento. El asco al pensar en los pseudo-periodistas venezolanos en miami es vomitivo, así que dejamos el tema hasta acá, para entrar en lo que es realmente importante.
Como he explicado en diversos artículos anteriores, el gobierno de Joe Biden es punta de lanza del totalitarismo globalista que, en nombre de una presunta agenda ecologista y de una falsa amplitud social y racial, está encaminado al establecimiento de medidas draconianas en favor del establecimiento de un nuevo orden mundial. Seguramente, pocos se han enterado de que en las redes sociales, afines todas al gobierno de Biden, se prohíbe hablar de las elecciones y de cualquier tema que ponga en duda la legitimidad de las elecciones en Estados Unidos (¿democracia?), a muchos se les ha olvidado que el gobierno de Joe Biden viene realizando en el Pentágono una razzia por medio de la cual se ha castigado directa e indirectamente a todos los oficiales que mostraron alguna simpatía hacia el ex presidente Donald Trump. Por otro lado, está claro que este gobierno es el gobierno de los grandes medios de manipulación de masas, desinformación y contra propaganda ideologizante del mundo como son CNN, FOX, MSNBC, Facebook, Twitter, etc. La vicepresidenta de los Estados Unidos, la Sra Harris, tiene un amplio prontuario como agente al servicio de las empresas que ha aprovechado la privatización de las cárceles en ese país para adquirir, como esclavos, a la mano de obra de los reclusos al servicio de grandes trasnacionales que de esa forma reducen sus costos en mano de obra, no sabias nada de eso, ¿verdad? Tan simpática que se ve Kamala Harris: morena, mujer y vicepresidenta… La hipocresía del gobierno de Biden es extrema. Si la izquierda formada se dedicara a estudiar la realidad desde el análisis crítico marxista hubiese visto tempranamente que los discursos ecologista, anti-racista y de género están secuestrados por las élites financieras mundiales y el conglomerado tecnológico comunicacional que le sirve de sustento para la manipulación de las masas. Han tomado estas banderas en sus manos y las están utilizando a favor de una agenda que en nombre de ese discurso e ideas están promoviendo un nuevo orden totalitario globalista. De eso he hablado en diversos artículos con anterioridad.
La inadmisión del diputado a la Asamblea Nacional constitucional de Venezuela, Javier Bertucci, es una muestra del totalitarismo globalista del gobierno de Biden. Decir que sólo son opositores aquellos a quienes el gobierno de los Estados Unidos les ha ungido como tales y nadie más, es algo que escapa a cualquier estándar de democracia y derecho internacional y cae en el terreno del fundamentalismo político más reaccionario y violento de la historia de la humanidad. Si el gobierno de Biden se cree con el derecho de decir quien es y quien no es opositor en un país con soberanía propia, entonces este gobierno de Biden es claramente todo lo contrario a lo que dice ser. La falsa izquierda ecologista de Biden habla de la igualdad de género y el respeto a las preferencias sexuales de todas las personas, pero no respetan las ideas y preferencias políticas de un funcionario de una nación soberana ¿no es eso una clara contradicción? ¿no es eso un absurdo completo? ¿Son capaces de llevar a la cárcel a una persona por ofender a otra al mencionar de forma irrespetuosa su preferencia sexual, pero no respetan las ideas y la preferencia política de un funcionario de una nación soberana extranjera como Javier Bertucci? ¿no es eso una clara hipocresía? La pseudo izquierda del nuevo pacto verde, que promueve Joe Biden, habla del respeto a la migración legítima y a la soberanía de las naciones, pero trata como a un inmigrante ilegal a un diputado electo por cientos de miles de votos de venezolanos, esa es una enorme contradicción. Como esta "izquierda-ecologista" es la vanguardia globalista que sirve de punta de lanza para el establecimiento de un nuevo orden mundial totalitario y absolutista en el mundo, que en nombre del medio ambiente y de la igualdad social, racial y de género pretende establecer una ideología única, una visión única de las cosas, su verdad absoluta de lo que es bueno y lo que es malo, lo que es correcto y lo que no lo es, lo que es bueno y quienes son los buenos y, por otro lado, lo que es malo y quienes son los malos. El rey imperial está desnudo y no hay más ciego que quien no lo quiera ver.