¿Representante de DIOS en la tierra?, caramba esa expresión mueve a reflexionar y a mover nuestras neuronas para tratar de conseguir una explicación a tanta desfachatez e hipocresía, si hipocresía, porque esas personalidades aun se creen que pueden seguir manteniendo a los pueblos bajo el servil yugo de la ignorancia. Es que su privilegiada posición, que niega sin ninguna duda el principio de solidaridad y equidad, no les permite visualizar la “verdad” de esta cruel realidad donde se desenvuelve la humanidad. En nada absolutamente en nada, se parecen a aquel humilde pescador de Galilea, que predicó con su ejemplo lo que debía ser el deber supremo de cada hombre y mujer, que no es otro que el de dar hasta la vida por aquellos que no tuvieron la oportunidad de nacer en “cunas de oro”, sino que a montones engrosan las filas de los olvidados de ese dios que representa el cínico peregrino de Roma, que no es otro que el dios del dinero y la opulencia. Pretende el magnate religioso desvirtuar de algún modo la historia, colocándola a favor de su falso e hipócrita discurso. Habló el falsario peregrino del fracaso del marxismo y el capitalismo en desarraigar las desigualdades, sin reconocer o evadiendo el rotundo fracaso de la jerarquía católica en la implementación del evangelio de justicia, paz, amor e igualdad que tanto han pregonado a través de los 500 años de historia latinoamericana, y en la cual por el contrario han prevalecido los gobiernos corruptos, oligarquías, dictaduras, algunas autodefinidas como católicas. En la mayoría de los países latinos la miseria, el reino de la muerte, la mentira e hipocresía, la desesperación y el constante clamor de justicia han sido las constantes en este universo fundamentalmente católico. Y en vez del Reino del cielo, ha predominado sin duda el reino de la muerte como respuesta a la vida de millones de débiles e inocentes. No podemos olvidar, aunque esa sea la intención del peregrino romano, la llamada “santa” Inquisición de la edad media, la cual sirvió para enviar a la hoguera a miles de supuestos herejes, y tampoco hemos de olvidar el apoyo que la religión de Roma dio a los “conquistadores” de Europa cubriendo con su bendición la practica de la esclavitud de indios y africanos.
Han pedido perdón, múltiples veces, pero lo que no se les nota es el debido arrepentimiento, porque aun siguen estando al lado de los poderosos, apoyando con su hipócrita y falsa piedad a los Imperios del mal, que siguen sembrando la muerte en los mas recónditos lugares del planeta y en donde continúa el clamor desesperado de los que no tienen la culpa de que el “diablo” sea el que comande al país que debe ser catalogado como la Babilonia del Apocalipsis, y Roma es su aliada.
“ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de lo inmundo……porque todas las naciones han bebido del vino de su furor….y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites” (Apocalipsis 18:2,3).
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