Ni nobles, ni leales

Hace veinte años propusimos públicamente en Barinas el cambio del escudo, emblema “heráldico” de esa nuestra ciudad, de por sí alusivo al carácter “noble” de la genealogía española monárquica en la antigua provincia del mismo nombre, hoy estado Barinas. Planteábamos en ese entonces la sustitución de su emblema histórico, en razón del hecho de que no se justificaba que una comunidad sedicentemente democrática, como la de esa época, de la democracia “representativa” de la IV República, identificara su gentilicio con un escudo contrario a los más elementales principios populares y democráticos que se adjudicaba para sí.

En efecto, la denominación de la “Muy Noble y Muy Leal” a la Provincia y ciudad de Barinas proviene de una Real Cédula que le otorgó el Rey de España Carlos IV, con fecha de 1790, al entonces Gobernador de la citada provincia, el Marqués de Pumar, adscrita al Virreinato de Nueva Granada, como premio por haber combatido y derrotado a la sublevación del movimiento popular y antimonárquico de los Comuneros de El Socorro, el cual tuvo como epicentro a esa comunidad neogranadina y el cual se expandió por todo el Virreinato, incluyendo a la Provincia de Mérida, luego de Barinas, las cuales formaban parte del dicho Virreinato de la Nueva Granada, con la consigna:. “Muerte al Rey, no a los impuestos”. Estamos hablando de 1871, fecha en la que ocurrió el alzamiento de los comuneros encabezados por José Antonio Galán.

Tal propuesta la hicimos en el marco del taller: “Acerca de la Investigación Histórica”, organizado por el fallecido profesor Leonardo Santiago, en las instalaciones de CORPOANDES, hoy CORPOLLANOS. Pues bien, luego de dos décadas, al menos para nosotros, la propuesta alcanza la pertinencia del caso en razón de la Nueva embestida monárquica en la persona del Rey Juan Carlos Borbón contra el Presidente de Venezuela Hugo Chávez y, además, con motivo de la censura de que fue objeto un artículo escrito por nuestro camarada y amigo, el historiador y escritor Nelson Montiel Acosta, por parte de un Consejo Editorial de un diario de la localidad, el cual se tituló “Por Qué no te callas”, donde en forma desenfadada e irónica se refería a la altanera y despótica invectiva del monarca en la pasada Cumbre Iberoamericana.

Le respondía Montiel a Borbón: “No nos callamos rey macilento porque ahora que son una monarquía decadente se aliaron con el criminal de Bush para seguir acabando gente en el mundo, para imponer la agenda neoliberal, para apoderarse de los recursos energéticos de los pueblos del sur. Si quieres comer gas cómete un plato de caraotas, con un contorno de topochos, dos huevos sancochados, haces pupú en un retrete real lo pasas para un biodigestor y enseñas a tus súbditos a hacer lo mismo y con esa vaina prendes los bombillos y te quitas el frio, pero olvídate del gas barato de Bolivia porque los indígenas se van a mear en tu real corona. Algún día nos daremos el banquete de sacarlos de Venezuela, con sus bancos, sus empresas gasíferas y toda su escoria imperial”

Así ha sido Montiel en una ya larga trayectoria como luchador social y como intelectual: franco, directo y frontal, tanto en la denuncia como en el estilo. En otras oportunidades le he llamado el Henry Miller del llano, por lo del “tranvía ovárico”, pues su obra literaria se apoya en los discursos propios de nuestra cultura, todas aquellas que tengan que ver con sus actos cotidianos: sexualidad, mitologías, cotidianidades, música popular. Por esa senda ha venido expresando en sus escritos las voces del llano, sus diversas manifestaciones libertarias, su aversión a todas las formas de dominación que por siglos nos han oprimido, en este caso la española que bastante costó sacudirnos en el pasado.

Una de las cosas más difíciles en los procesos revolucionarios ha sido el desmontaje de los símbolos de las culturas opresoras, en este caso el de los emblemas de la dominación española, como el escudo de Barinas con la leyenda inscrita en su: “Muy Noble y Muy Leal”, haciendo alusión al premio otorgado por el Monarca español a fines del siglo XVIII en recompensa por haber derrotado las huestes de los comuneros. En la ocasión de este artículo de Montiel reivindicamos nuevamente nuestra propuesta original y, es propicia la oportunidad, no sólo para solidarizarnos con Montiel, sino para hacer llegar a las autoridades edilicias, al gobernador y al propio pueblo de Barinas la solicitud de convocar a una consulta y a un concurso público para adoptar una nueva y distinta simbología. Hoy los venezolanos no reconocemos soberanías distintas a las del libre ejercicio democrático de nuestro pueblo, mucho menos de imperios que nos han sojuzgado. Y menos de monarcas iracundos. Más nunca seremos ni nobles ni leales a forma de dominación alguna

Bastante aporte hemos dado en nuestra historia patria para la construcción de la república desde la región llanera para que un fulano monarca pretenda tutelar, en alianza con novísimas formas de neo colonización del imperio, con conceptos como cohesión social, gobernabilidad y tratados de libre comercio, a la usanza del plan neoliberal de la Unión Europea y, de paso, increpar desconsideradamente a nuestro Presidente. Llegó la hora de reivindicar a Juan Antonio Rodríguez Domínguez, Manuel Palacio Fajardo, Nicolás Briceño, entre otros patriotas del pasado.

wladimiruiz_t@hotmail.com


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Wladimir Ruiz Tirado


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