Relaciones Interiores y Relaciones Exteriores

Relaciones Interiores.
El proceso político que vive Venezuela, tiene momentos referenciales: Los sucesos del 11, 12 y 13 de abril del 2.002, el paro petrolero de finales de ese mismo año, y la marcha del 27 de febrero 2004. En este ùltimo suceso, el Gobierno cae en la trampa de oposiciòn provocadora.

La marcha del 27 de febrero estuvo formada en la vanguardia por grupos de choque que supieron provocar y manipular para que esta fuese reprimida, una marcha pacìfica en su mayoria se convirtió nuevamente en objeto de los designios ocultos de un grupo que necesitaba a toda costa un show mediático que fuese el detonante que activara la famosa guarimba que venía cocinándose hace màs de un año a travez de la web.

Durante el foquismo, El Gobierno hizo esfuerzos para evitar reprimir a los manifestantes, y les permitió su guarimba en muchos espacios de la capital y del interior del país, pero esta actitud dejò al paìs en manos de bandas anarquistas que instigadas desde algunos medios de comunicación y por algunos comunicadores, empezaron a destruir espacios públicos, postes de alumbrado, defenzas viales, carteles de señalización de calles, avenidas y autopistas, además de obstaculizar el paso incluso a los vehículos de emergencia.... Esto no se podía permitir.

La Constitución Venezolana dice claramente, que es un deber del gobierno y de su fuerza armada, mantener el orden interno de la nación.

Ninguna agrupación política tiene el derecho de socavar la paz ciudadana, ni aún bajo la excusa de alcanzar las metas que es incapaz de lograr por la via pacifica, utilizando las reglas de la democracia. Pero a la oposición no le importa la paz ciudadana ni le importan las reglas de la democracia, lo único que le importa es recuperar sus antiguos privilegios. La oposición está entrampada en su manera de hacer política y creen que aparecer en los medios privados es la via para convencer a los ciudadanos, se olvidaron del trabajo social, olvidan que un gran porcentaje de los ciudadanos Venezolanos ya no creen en los medios privados, y menos cuando se ve a la señora Marta Colomina actuando de una manera desjuiciada, con una total falta de ética, como si formara parte de los guarimberos, diciendo "ya no regresaremos a nuestras casas, ya no abandonaremos las calles", cuando debía estar llamando a la calma y a que la gente regresara a sus hogares. No obstante, la trampa funcionó y la imagen internacional del gobierno venezolano fue marcada por el estigma de la violación de los derechos humanos.

El formato usado en la carrera para desprestigiar al Gobierno fue el mismo, una marcha, una camara ubicada estrategicamente y un señuelo, solo que en esta oportunidad el blanco de la descalificación era la fuerza pública y tal como el 11A tildaron al Gobierno de asesino, ahora lo tildaron de violador de los derechos humanos. Así se cumplió un requisito más de los que algunos dicen necesitar para que los gringos les vengan a resolver sus problemas.

Sin embargo lejos de ser la guarimba el punto de quiebre que muchos pensaron, esta terminó siendo rechazada por el 80% de los venezolanos y se convirtió en un nuevo fracaso político para la oposición, al punto que ninguno asumió su autoría y bastó que El Gobierno diera muestras claras de no permitirla nuevamente para evitar la reedición.



Por ahora nos preparamos para el referéndum, mientras la oposición se prepara para gritar fraude, llamando al desconocimiento de los resultados emitidos por el CNE como detonante del caos de una nueva "Guarimba General", excusa perfecta para la intervención extranjera que se encontrará a pocas millas marinas en Panamá. Este llamado será avalado por los partidos radicales de oposición y quién sabe por que otro organismo nacional e internacional, lo que profundizaría la crisis institucional que tal vez sea seguida del alzamiento de alguna guarnición militar, renuncias masivas de magistrados y miembros del servicio exterior que son contrarios al Gobierno. De aquí en adelante todo será impredecible.

Relaciones Exteriores

En cuanto a las relaciones bilaterales que siguen turbias aunque camufladas de formalismos diplomáticos, podriamos enumerarlas así.

1.-El deterioro de las relaciones entre Caracas y Washington ha sido inexorable. Hoy queda solo el formalismo. Declaraciones diplomáticas en Washinton, aseguran que " las amenazas del Presidente Chávez son solo para consumo interno”. En la práctica, Shapiro hace tiempo dejó de ser Embajador en Venezuela y Bernardo Álvarez en Washington.
Shapiro será sustituido por William R Browfield a la brevedad.

Pero no solamente la situación política interna venezolana estaría incidiendo en ese conflictivo contexto bilateral; en el entorno global, regional y nacional norteamericano, hay otras realidades que tienen fuerte repercusión:

Irak está en primera línea, hoy a una año de la acción armada, la incertidumbre solo despierta entre los norteamericanos la pregunta: ¿Dónde están las armas de destrucción masiva? y entre los españoles: ¿sirvió la guerra para menguar el terrorismo?.
Apartando otras consideraciones, para estados Unidos hay una consecuencia que le recuerda Venezuela: el precio del petróleo.

Internamente el desarrollo de la campaña presidencial que cada vez se preocupa más por el voto latino, al punto que en cierto momento se mencionó al ex-secretario de Energía Bill Richardson, como compañero en la fórmula demócrata.

En el ámbito interamericano, las cosas no son fáciles para Washington, con un Chávez, que se convirtió en dolor de cabeza. En las relaciones con México, los indocumentados siguen pesando demasiado. Con Colombia, el entendimiento aunque excelente, va camino de ser “impagable” como lo muestra una nueva visita del Presidente Uribe A Washington, nuevamente a pedir “una ayudita” para prolongar el plan Colombia hasta el 2.009, recordando en el Capitolio que Chávez es su vecino. Todo esto mientras tratan de concretar un ALCA que en el 2.005 debería integrar a la Región; con un Secretario Asistente para el Hemisferio Occidental, Roger Noriega, que no ha logrado alcanzar el ritmo que le imponen sus responsabilidades; y un electorado latinoamericano que decepcionado del neoliberalismo, vuelve a coquetear con la izquierda. Chavéz, Lula y Kirchner ya en el poder, y a las puertas está Lucho Garzón, que si se maneja bien, como dicen en Colombia, pudiera ser la alternativa.


En el plano estrictamente bilateral Venezuela-USA, las acusaciones del Presidente Chávez hacia las autoridades norteamericanas, podrian convertir esa diatriba en un asunto para alimentar la campaña presidencial norteamericana, pero la respuesta ha sido indiferencia de Bush. "Washington, claramente ha mostrado que no está dispuesto a jugar en ese campo".

Pareciera que han decidido observar, seguir a distancia el asunto y en la medida de las posibilidades dejar que la OEA y el Centro Carter actúen en Venezuela. No se deberían esperar enormes cambios hacia el futuro inmediato, ni invasiones como lo esperan sectores de la oposición venezolana. Seguramente se tratará de graduar y estabilizar el mínimo las relaciones, hay que tener presente que en estos momentos, con la elecciones en curso, los parlamentarios están concentrados en las campañas y cualquier decisión que se perciba pueda incidir negativamente en el electorado estadounidense está negada, lo que significa que no se adoptará una medida belicosa militar a menos que Bush consciente de su derrota electoral y del triunfo del Presidente Chávez, decida huir hacia adelante, aún con el precio del petróleo en record históricos y las preocupaciones por las actuaciones del Departamento de Estado, en abril del 2.002 en Venezuela.


2.- En las relaciones de Venezuela con la OEA hay varios niveles: Con la Secretaria General podrían ser mejores, incluso a nivel personal. Con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: deplorables. Hay entendimiento con el CARICOM y otros países como Bolivia, Argentina, Paraguay…. Hay que recordar que el petróleo pesa mucho en las decisiones que allí se toman… por votación.

A.- Las relaciones con la Secretaría General de la OEA vienen mal desde el mes de abril del 2.002 cuando el Representante Permanente de Venezuela en la OEA, le exigió a Gaviria que se trasladara a Venezuela para que protegiera la vida del entonces depuesto presidente Chávez, Gaviria no lo hizo. Luego vino la prolongada estadía de Gaviria en Venezuela, que prácticamente acabó con la relación. Por su parte la Misión de Observación electoral que dirige el asistente del Secretario General, ha heredado esa animadversión.
En la OEA se ha especulado en cuanto a la posibilidad de que el Gobierno de Venezuela está tratando de acorralar esa Misión. Sin embargo, se sabe que el representante venezolano está haciendo fuerte lobby entre los países miembros, para enfrentar en el seno del Consejo Permanente el informe que presentará la Misión de observación electoral. Si logra cuadrar los “números”, con el CARICOM y algunos países latinoamericanos, podría impedir la aprobación del mismo, o lo sometería a una exhaustiva “limpieza” antes de aprobarlo.

B.- Con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el enfrentamiento es frontal por las medidas cautelares y en especial por la actuación del Secretario Ejecutivo, Santiago Cantón. Este había recibido el apoyo total de los Comisionados. Sin embargo, el pasado 18 de marzo, por primera vez en la historia, a travez del Presidente de la Comisión de Asuntos Jurídicos (que es el representante de Panamá) secundado por Venezuela, le fue impedido al Sr. Cantón presentar el informe anual de los derechos humanos correspondiente al 2003. Este tipo de acción, contra la instancia más respetada en la alicaída Organización regional, muestra que el gobierno de Venezuela mantiene un importante margen de acción. Todo indica que tiempos muy difíciles se vislumbran el horizonte de las relaciones de Venezuela con el referido ente.

C.- Por último, en el marco de la OEA está pendiente el espinoso expediente de Haití, sobre el que se basará Venezuela para tratar de neutralizar a los Estados Unidos. Washington no ha salido muy bien librado de este asunto y las contradicciones abundan, al punto que recientemente el portavoz oficial adjunto Adam Ereli, sobre la existencia de la carta de renuncia de Aristide dijo que existía porque: “Aristide dijo que la tenia en la maleta, pero se las mostraría después porque el tiempo apremiaba”

(ver http://www.state.gov/r/pa/prs/dpb/2004/30475.htm )


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Orlando Rausseo


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