Primero debemos decir que el contrato colectivo de VTV tomó páginas en los medios y la directiva de Venezolana de Televisión asumió la discusión, una vez que el sindicato MOTORMAV, a través de su Presidente Igor Alcalá, sacara este tema a la calle. Por lo tanto, el contrato se discute porque estos compañeros lo llevaron a la opinión pública y lucharon incansablemente por la discusión del mismo.
En ese sentido, la lectura que le podemos dar es que a la Directiva de VTV no le quedaba otra salida que discutir el contrato colectivo y de allí el plan de reventar el sindicato, la unidad de los trabajadores y los métodos democráticos y de participación de la clase.
Por un lado comenzaron a descalificar a los compañeros del sindicato y a tildar a Igor Alcalá de delincuente y opositor. Por otro lado generaron la división de los trabajadores montando un sindicato paralelo, lamentablemente conformado en su mayoría por quienes en un primer momento actuaban en unidad con el sindicato a través del Consejo de Trabajadores. Frente a esto, MOTORMAV hizo un llamado súper unitario y participativo que pueden leer en el siguiente comunicado público: http://www.aporrea.org/trabajadores/n193104.html
La codirección del nuevo sindicato, con el aval del Ministro Izarra y el acompañamiento de las autoridades de VTV tenía previsto defenestrar el sindicato MOTORMAV, independientemente de la lógica unitaria y democrática que planteaban en el citado comunicado público.
El tinglado estaba montado:
- Mario Silva con Amorín ya tenían la vieja tarea de descalificar a Igor Alcalá en una evidente maniobra para desviar el tema en cuestión, porque en el fondo el tema no es la caracterización de Igor Alcalá, en el fondo el tema era la discusión de un contrato colectivo con más de dos décadas de vencido y en una empresa comunicacional del Estado, en el que se supone no debería suceder este tipo de violaciones dado el carácter obrerista que ha manifestado el Presidente Chávez del gobierno.
- Desmontar los llamados unitarios de MOTORMAV y en paralelo con toda la ayuda del Ministerio del Trabajo avalar la formalización de un nuevo sindicato en VTV en tiempo record.
- Inmediatamente después, el mismo Ministerio del Trabajo diligentemente, pero también en tiempo record, emite un auto donde formaliza un acto refrendario para ver cuál organización discute el contrato vencido.
- Fijada la fecha del Referendo, se inicia un plan con todos los recursos, logística a favor del nuevo sindicato y donde le tomaron los tiempos a muchos trabajadores para impedir su participación.
Hecho esto, el nuevo sindicato con la inmensa ayuda del gobierno, que es el patrón, gana el referendo, y ahora “tenemos” un contrato colectivo que fue celebrado con bombos y platillos en el programa Dando y Dando. Allí, Gil Fernández, no perdió oportunidad para descalificar una vez más al Sindicato MOTORMAV, nuevamente dentro del formato y manipulando una audiencia que no puede saber lo siguiente: el contrato no fue consultado, discutido ni aprobado democráticamente en la base trabajadora; se asignaron unos recursos y nadie sabe cómo están distribuidos en la convención colectiva.
Otros elementos más para el balance:
- El contrato colectivo se discutió porque a las autoridades que dirigen el canal del Estado y al mismo gobierno no le quedaba de otra, porque era muy vergonzoso continuar con 13 años de retraso y significaba una incoherencia pública con relación al carácter revolucionario de nuestro proceso.
- Para ello, tenían que dividir a los trabajadores y montar un sindicato paralelo que les sirviera para ir a un contrato a su medida, a la medida del patrón gobierno.
- De allí, la abierta y deliberada promoción del paralelismo sindical desde el gobierno, legalizando de manera insólita un nuevo sindicato en 15 días.
- Además del grosero uso del espacio comunicacional público del estado, donde a nivel nacional: Mario Silva y Amorín se dieron la tarea de satanizar la justa lucha de los trabajadores por el derecho a un contrato justo; y que tergiversaron y enmascararon construyendo un chivo expiatorio en la persona de Igor Alcalá.
- Se impuso el método autoritarista y ventajista de usar los medios y a funcionarios públicos para desmeritar las voces de quienes luchan por las reivindicaciones de los trabajadores.
- Se cayó en la torpeza de tildar de “contrarrevolucionarios” a quienes levantan la voz contra las violaciones de los derechos laborales, es decir, restar y continuar aislando compañeros del proceso en lugar de sumar.
- A pesar de todo, los trabajadores y trabajadoras de VTV han hecho una experiencia, donde hay que reconocer el peso de un gobierno que no termina de respetar la autonomía de la clase. Que debido a lo anterior y porque se han perdido los métodos democráticos para luchar por un contrato colectivo construido y aprobado por todos, muchos cayeron en la inmediatez de darse un contrato al costo que fuera. Pues sepan todos, que el Contrato de VTV no se hizo al calor ni en el marco donde prevaleciera un asomo de espíritu clasista y revolucionario. Todas las claves de la democracia revolucionaria: la participación y el protagonismo se perdieron. Algo consustancial al modelo socialista, que es el ejercicio democrático y decisorio, se perdió: está planteado en el comunicado público citado. Se manipuló la libertad sindical para dividir. Se manipuló el carácter democrático de un Referendo para dividir. Se utilizó las instituciones del gobierno para dividir. SE UTILIZÓ EL MEDIO PÚBLICO DEL ESTADO PARA DIVIDIR. Este método nefasto nada tiene que ver con el proceso revolucionario, porque se contribuye a matar lo que el capitalismo viene haciendo por siglos: asesinar la lucha y el ejercicio de gobernabilidad democrática que la clase hace como experiencia cuando discute su Convención Colectiva. Un ejercicio que le permite a la clase sistematizar y socializar el conocimiento detallado de la institución o de la empresa para exigir y luchar por derechos económicos, ambientales y sociales con argumentos sólidos. Una revolución que contribuye a matar este ejercicio de gobernabilidad democrática de los trabajadores para mejorar sus condiciones de trabajo y existencia en un Contrato Colectivo, está preparando el terreno para volver al pasado porque inhabilita, dentro de la misma lógica del capital, la potencialidad transformadora de la clase trabajadora para avanzar en la transición socialista como sujeto central de la gobernabilidad revolucionaria. Será que Mario y Amorín se han paseado por esta reflexión o es que acaso piensan que con esa otra cara del capital: la burocracia, aquí se va a continuar haciendo revolución.
Finalmente, y lo digo con todo respeto, Gil habla contradictoriamente de cumplimiento de una deuda social, pero: ¿Ahora sí se puede hablar de deuda social? ¿No es esto lo mismo que decía Igor Alcalá al luchar junto al sindicato por un contrato colectivo digno y justo? ¿Acaso eso, el contrato, no significa una deuda social de 21 años y que no se puede justificar su retraso de 13 años en medio de un proceso revolucionario?