No basta cambiar de nombre

Quisiera compartir esta duda con otros compatriotas revolucionarios, a ver si me clarifico, o termino de sumergirme más en el hoyo de la confusión y la impotencia que nos causan muchas conductas de algunos de nuestros funcionarios u organismos revolucionarios de los cuales siempre estamos esperando otra cosa, y no cualquier otra cosa, sino esa otra cosa que a nuestro juicio es lo que le corresponde hacer, porque es para lo cual están puesto allí, y porque es lo que le conviene a esta revolución para continuar avanzando en la consolidación del proceso de cambio. La mayoría de quienes estamos metidos en política, estamos enterados que de la gran masa laboral en Venezuela solo el 15 o 20% está organizada en sindicatos, su organización natural, aparte de los consejos de trabajadores, algunos suponemos que eso también lo conocen nuestros funcionarios revolucionarios del Ministerio del Trabajo, también suponemos, que igualmente deberían saber la importancia que para la revolución bolivariana, reviste tener organizada a la clase obrera, por lo que implica ello, como por ejemplo, la mayor posibilidad de adquirir conciencia política, claridad de su papel histórico, importancia de la organización del trabajo en equipo, formación de lo colectivo contra el individualismo, y muchos etcéteras.

La pretensión o ilusión de algunos que en el pasado en nuestras luchas sindicales (incluido nuestro actual presidente), que ni siquiera llegamos a ver desde lejos a un funcionario del Ministerio del Trabajo, mucho menos al ministro, hoy cuando tenemos un ministro de trabajo revolucionario y un ministerio- por ende- revolucionario, y todo un aparato en el ministerio del "proceso", no alcanzamos a entender la forma como se atienden las necesidades y preocupaciones de los trabajadores que acuden a este organismo, un ministerio que a juicio de los que allí acuden y salen peor que cuando entraron, no se diferencia en nada de un ministerio de la cuarta república porque siguen las trabas para todos los trámites y diligencias propias del quehacer sindical. Sabemos de compatriotas que tienen muchos de ellos, más de un año tratando de registrar su sindicato, sindicato revolucionario, para organizar a trabajadores revolucionarios, en empresas revolucionarias creadas por la revolución, y en este ministerio revolucionario los tienen en un ir y venir, conducta que no puede calificarse sino de contrarrevolucionaria, pues obstruyen la conformación de los organismos de masa que vienen a fortalecer desde las bases a esta revolución que tanto necesita que los trabajadores funcionen en forma organizada, formándose y formando los futuros líderes. ¿Qué funcionario revolucionario es ese que no le preocupa la frustración de un compañero que está tratando de organizar los trabajadores de su empresa? ¿ En donde queda el papel de conductor, organizador y de orientador que debería caracterizar a un ministerio del trabajo dentro de este proceso revolucionario?

Alguien debería informarle a la gente de este ministerio, cómo actuar cuando alguien toca sus puertas para registrar a un sindicato o solicitar cualquier información relacionada con el caso, basta de barreras burocráticas, de formulismo y trámites cuarto republicanos.

Conociendo como conocemos a nuestro presidente obrero, estamos seguros que de llegar a conocer estos manejos propios del pasado cuando nos lo aplicaban los enemigos de entonces, los rechazaría por no corresponder a una institución que está llamada a estimular, ayudar y contribuir con la creación de muchos sindicatos y otros organismos que serán el músculo y la defensa de nuestro proyecto político. No le estamos pidiendo al Ministerio del Trabajo que salga a hacernos el trabajo con los trabajadores, ¡NO!, eso ya lo están haciendo los mismos trabajadores y sus líderes, solo les pedimos que dejen el leguleyismo, que no se conviertan en obstáculos para la tarea de organizar a la clase obrera, no le pedimos a los funcionarios de este ministerio que amen e idolatren a quienes allí acuden buscando atención,¡NO! Le pedimos SÏ, que hagan su trabajo con profesionalismo, no le pedimos que trabajen como militantes de la revolución porque posiblemente sería mucho pedir, solo les pedimos que trabajen con criterio de lo que debe ser el compromiso de un servidor público, es decir; que entiendan que están allí para servir al público.

Por si acaso, alguien piensa que hago este planteamiento porque soy escuálido o porque brinqué la talanquera o soy infiltrado, que busquen información sobre mi conducta, trayectoria y participación en esta lucha: Ayer, Hoy y pueden asegurarlo, Mañana.

La revolución no se construye callando los males que aun tenemos en nuestro accionar como militantes de la revolución, uno de nuestros principales problemas es que tenemos mucha gente haciendo cosas, y en funciones para las que o no están ganados, o no las entienden, o no las sienten, y posiblemente las tres cosas. Por eso trabajan solo por un quince y un último, y en la revolución no podemos conformarnos como en el catolicismo, no podemos conformarnos con decir: Perdónalos Nicolás que no saben lo que hacen.

Ramón Blasco. (Guameño).

Octubre 2015-10-06



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Ramón Blasco


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