Por una integración que nos libere del imperialismo y el sistema capitalista

El Mercosur no le sirve a los trabajadores

Los presidentes del Mercosur se reunirán esta semana en Córdoba. Estarán los integrantes plenos del bloque -Kirchner, de la Argentina; Lula, de Brasil; Duarte Frutos de Paraguay, y Tabaré, de Uruguay-, más dos miembros de países asociados -Evo Morales, de Bolivia, y Chávez, de Venezuela-.

Además, concurrirán Toledo -sepultado presidente peruano-; Bachelet, de Chile; Palacio, de Ecuador; Fox, de México, y se espera la visita de Fidel Castro. ¿A qué se debe esta megarreunión? ¿Qué anuncios harán? ¿El Mercosur sirve a los trabajadores? ¿Nos está liberando de Bush, el ALCA, las multinacionales y demás potencias imperialistas? ¿Qué integración nos hace falta? Estos y otros interrogantes invaden a millones.

El gran anuncio seguirá siendo el ingreso de Venezuela en el Mercosur (ver pág. 3). Y se seguirá con mucha atención el discurso de Chávez, y el de Fidel, si viene. Pero nada podrá ocultar que, desde que se implementó el Mercosur allá por los 90, no fue ni será una salida para las grandes mayorías populares.

Desde esa década han pasado en nuestro país distintos gobiernos (Menem, De la Rúa, Duhalde y ahora Kirchner). Y, Mercosur mediante, las ganancias de las multinacionales y grandes empresarios han sido fabulosas, mientras lo único que creció para los trabajadores y sectores populares fueron la pobreza y la desigualdad social. Igual ha ocurrido en Brasil. Ni qué hablar de Paraguay. Latinoamérica es el continente con mayor desigualdad social y regresión en la distribución de la riqueza, mientras que las filiales de Repsol son las que más ganancias han hecho en estas tierras.

Se habla de “integración”, pero sólo para que fluyan capitales y jugosas inversiones. ¡Para los trabajadores sólo hay ilegalidad y discriminación! Eso se pone a prueba cuando un trabajador cruza la frontera y quiere trabajar en algunos de los países miembros. Miremos lo que ocurre con el trabajo esclavo en plena Capital con los inmigrantes bolivianos.

El Mercosur ha servido para que las patronales, ante un reclamo salarial por parte de sus trabajadores, se nieguen bajo la amenaza de llevar su fábrica a otro país, “porque allí la mano de obra es más barata”. Hechos que no fueron sólo amenazas, sino acciones concretas. Muchas empresas han huido dejando el tendal de desocupados buscando donde asentarse para proteger sus ganancias. ¿Qué hicieron ante ellos los gobiernos del Mercosur? Nada. Sólo garantizarles “seguridad jurídica” a esos capitales.

Pero el cinismo seguirá. No faltará oportunidad para que anuncien “el primer jubilado del Mercosur”, un simbólico trabajador paraguayo que cumplió treinta años de servicios sumando los prestados en su país, la Argentina y Brasil. Eso tratará de ocultar que muchos gobiernos privatizaron la jubilación, entregándole a las AFJP el gran negocio de los cuales son víctimas nuestros abuelos, como lo hicieron Menem-Cavallo en la Argentina, y ahora lo continúa Kirchner con otro discurso.

Hablan de integración incluso invocando las aspiraciones de San Martín y Bolívar, pero hacen lo opuesto a nuestros héroes patrios. Nuestra independencia se declaró desconociendo los dictados de los reyes de España. Pero ahora se quiere hacer creer que pagando la deuda externa nuestros pueblos están ganando “independencia económica”. ¡Mienten! La Argentina tiene que pagar 3.500 millones de dólares en estos días con dinero de las reservas del Banco Central, el superávit y el que aporta Venezuela comprando bonos. Pero la salida no es pagar a costa del hambre de nuestros pueblos. Al revés. Hay que desconocer los pagos para invertir esos fondos en resolver los graves problemas sociales.

Y si de cinismos presidenciales hablamos, Tabaré Vázquez señaló: “Tenemos que trabajar unidos para darle mayor dignidad a la vida de nuestra gente”. El defensor de la muerte al permitir a dos multinacionales como ENCE y Botnia contaminar las costas de nuestros países, quien a su vez se dispone firmar un tratado de libre comercio con los Estados Unidos. O el gobierno de Paraguay, que permitió una base militar yanqui con el verso de “combatir el terrorismo” en la Triple Frontera. O los de la Argentina y Brasil, que enviaron tropas a Haití, sustituyendo la actividad que cumplen los marines, con el objetivo “político” de auxiliar a los presidentes amenazados por una rebelión popular o impedir que las luchas impongan reivindicaciones como la nacionalización parcial de los hidrocarburos, como decretó Evo Morales en Bolivia.

Está demostrado con el Mercosur que cualquier integración que se haga sobre bases capitalistas es en beneficio de Repsol YPF, Techint, Ford, Fiat y otras automotrices, los exportadores sojeros o alimenticios, los grandes bancos y las potencias imperialistas. La política de que las “sociedades mixtas” nos puedan salvar, como se implementa en Venezuela con PDVSA, tampoco es una salida.

Una verdadera integración que nos pueda llevar hacia la segunda independencia, pasaría por tomar medidas de fondo, como nacionalizar ciento por ciento el petróleo, el gas y todos los recursos naturales, expulsando a las multinacionales. Nacionalizar la banca y el comercio exterior, que nos permita controlar el dinero y la producción en nuestro continente para comerciar con nuestros pueblos con relaciones amigables, sin fines de lucro. Hacer la reforma agraria para darle la tierra a quien la trabaje, despojándola de los terratenientes chupasangre. Formar un frente de países deudores para suspender los pagos de la deuda y volcar esos fondos en trabajo, salarios y combatir la pobreza.

Esos serían los primeros pasos que permitirían iniciar un camino hacia una verdadera integración liberadora de nuestros pueblos. Mientras se los reclamamos a los presidentes que se reúnen esta semana, el camino para lograrlo es darle continuidad a la movilización, como lo hicimos contra Bush y el ALCA el año pasado en Mar del Plata, contra los ajustes y los gobiernos que los aplican.




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El Socialista - Semanario del Movimiento Socialist de los Trabajadores de Argentina

El Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST - Argentina) es una organización política de izquierda de orientación trotskysta e internacionalista. Proviene del viejo PST Argentino y luego MAS, fundado por Nahuel Moreno. Actualmente es parte de la alianza Izquierda al Frente por el Socialismo y edita el periódico Nueva Izquierda. Su dirigentes públicos principales son Alejandro Bodart y Vilma Ripoll.


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