Toda esta patria se estremeció este día primero de Agosto, un venezolano irrumpía, sorprendía, coronaba y triunfaba en las olimpíadas. Las redes estaban saturadas de lágrimas y aplausos, la oposición de seguro se mordía los labios de arrechera. Lo insólito se hacía cotidiano, la furia que llevamos en la sangre los de esta tierra amada, lograba una victoria ante los ojos del mundo.
Rubén Limardo, de Bolívar, el estado que lleva el nombre de nuestro padre libertador, no uso su nombre en su traje olímpico, para poder poner sus dos apellidos: Limardo Gascon. ¿por qué? Rubén quería que estuviera el apellido de su madre a la vista del mundo, fallecida hace apenas mes y medio.
Entre sollozos y sonrisas, esa desbordada felicidad que da un triunfo como el acababa de regalar a nuestro pueblo, contó su historia, dijo como esa madre venezolana hasta la médula, le había infundado el valor para aprender a seguir dando la pelea con la mano zurda, esa con la que ganó hoy, años atrás, cuando su mano derecha había quedado imposibilitada luego de una fractura.
Veía a mi madre en cada rostro que me miraba, decía, en cada asiento de este estadium decía, mientras la gloria lo envolvía y nos envolvía a todas y todos en este rincón del mundo donde peleamos por la nueva patria, por hombres nuevos y triunfadores como los que parió esa madre!!
Alerta, alerta, alerta que camina la espada de Bolívar! Esa es la indómita fuerza de mi patria amada, enseñando al mundo lo que será posible luego de la revolución de los pueblos y de los oprimidos, es la fuerza invencible que camina por estas calles, por este pueblo que espera ansioso el 7 de Octubre para la gran victoria del pueblo socialista, de los soldados de Bolívar terminando su obra, liberando al planeta.
En hora buena mi Venezuela amada, viviremos y venceremos!!!
brachoraul@gmail.com
