Viena es la capital de un enigmático espacio de transición entre el Este y el Oeste de Europa. Para muchos este es un apacible lugar, pero lo que en realidad esconde y conserva es toda una carga explosiva de intereses mantenidos después de la caída del Muro de Berlín.
La situación se pone aún más delicada por el lobby que el imperialismo internacional ha realizado para destacar y conservar varias sedes de organismos internacionales, entre ellos la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Esto debe ameritar un particular esmero y un agudo sentido político por parte de nuestros representantes diplomáticos destacados en aquella apartada región.
Tampoco debemos olvidar que Austria fue y sigue siendo el vivero de las recientes organizaciones neofascistas, cuya cercanía con Croacia da al centro de venta de los residuos de armas de la guerra en la ex Yugoslavia, convirtiéndola en un territorio altamente conflictivo. El mundo conoció en el cierre del siglo pasado el concepto de la Balcanización, fue la división y fragmentación de un poderoso país en varios Estados altamente derechizados.
Pero muchos de nuestros diplomáticos han llegado hasta allí, hasta el corazón de Europa, solo siguiendo los pasos del azar y se han convertido en funcionarios del servicio exterior bajo la egida de la misma suerte con la cual fueron nombrados en una oportunidad por la cancillería venezolana y la Asamblea Nacional.
Esa es la acaudalada herencia mantenida desde los años de la improvisación política nacional, donde se han destacado amigos, tragos y nombramientos oficiales. Fueron años de prácticas que todavía y sin explicación alguna sigue repitiéndose en la cancillería venezolana.
Muchos en aquella región de Europa fueron testigos de una mentira llevada a verdad y luego convertida en injusticias, dolor y frustraciones: el Muro de Berlín. Eran días atravesados por la República Democrática Alemana (RDA) vs la República Federal Alemana (RDA).
La RDA rechazaba la violenta arremetida del imperialismo alemán de la RFA y se vieron obligados a defender sus fronteras instalando aquel muro que convertiría a aquella capital en el epicentro de la Guerra Fría.
Venezuela participa en organismos internacionales ubicados en Viena, epicentro de muchos cambios y amenazas. Nuestros diplomáticos destacados en aquella región al menos deben de saber distinguir las verdades de la arremetida Europea en contra de nuestra república bolivariana y desde nuestra cancillería no seguir nombrando a tantos amigos.