Recientemente fui invitado a participar en un foro académico con el fin de debatir entorno a la Política Exterior Bolivariana.

En dicho evento tuve la oportunidad de explicar los fundamentos doctrinarios de la política exterior diseñada por el Comandante Chávez y claramente expresado en la constitución de 1999, la cual irrumpe ante el viejo modelo de subordinación al mandato hegemónico Norte Americano y se posiciona en el mundo, como un modelo alternativo que relaciona a los pueblos, pondera la autodeterminación y propicia con su ejemplo, las construcción de un mundo multipolar, multiétnico y pluricultural.

En ese sentido, la tesis presentada para el debate, dejo claro en el auditorio, que Venezuela asumió la diplomacia de los pueblos, sin desconocer las instancias de los Estado receptores y elevo los niveles de relacionamiento con los connacionales, sean estos afectos o no, al proceso político que plantea la revolución.

En consecuencia tuve la oportunidad de relatarles, mi experiencia como Jefe de Misión en Israel y promotor de nuestra sede diplomática en Palestina durante los años 2005 y 2006, países cuyo nivel de conflicto es alto conocido y donde viven un nutrido grupo de venezolanos, que en tiempo de mi estadía allí, fueron atendidos de manera personal en todos sus requerimientos, sin distingo de sus credos religiosos, ni de sus filiaciones políticas.

Es más, tal cual pasa con los migrantes repatriados recientemente de Perú, Ecuador, Argentina, Colombia y Brasil, la mayoría de los connacionales en ambos países, eran contrarios a la Revolución Bolivariana, cosa que expresa de manera inequívoca, el talante democrático que consagra el gobierno revolucionario en sus Misiones Diplomáticas.

Es importante destacar, que el ejercicio de una diplomacia comprometida con su vocación de servicio en pro de los connacional y del sano relacionamiento con los pueblos e instituciones de los países receptores, es punto de honor en nuestras relaciones internacionales las cuales, sin menoscabo de nuestras particularidades y del respeto que exige los fundamentos doctrinarios que sustentan el planteamiento de autodeterminación de los pueblo, hemos logrado éxitos, cuyo frutos trascienden a lo meramente enunciativo, comercial y de interés económico.

En el caso de Israel, debo señalar que se contaba con una Embajada en la Ciudad de Tel Aviv la cual atendía al Estado de Israel y a los Territorios Bajo el Mando de la Autoridad Nacional Palestina. Cosa que por el clima de confrontación entre ambas naciones, dificultaba el trabajo de atención a los Venezolanos Palestinos en Cisjordania y Gaza, pero no por ello, les abandonamos como era la costumbre antes de nuestra llegada a esas tierras.

De lo expresado pueden dar testimonio los compatriotas que pudieron regularizar su situación de identidad en Palestina, pues las leyes Venezolanas consagran los derechos al reconocimiento de los connacionales y a sus hijos allende de nuestras fronteras.

Debo hacer hincapié que en ese clima de guerra hostil, movimos la atención consular a cada pueblo de los territorios Palestinos, sin más costo para los usuarios, que los derechos consulares determinados para tal fin.

Así, cumplimos el mandato expreso de distinguirnos como revolucionarios, ante las asépticas, neutrales, incoloras e insabora, formas tradicionales impuestas a los diplomático enajenado por el hegemón socio cultural EEUU, las cuales, salvo honrosas excepciones, son asumidas como conducta modo, formas y costumbres de obligatorio cumplimiento en el servicio exterior profesional.

Finalmente logramos abril una embajada en Palestina, aunque los hechos acaecidos en la masacre contra Gaza llamada "Plomo Fundido" obligaron al Comandante Chávez a romper relaciones diplomáticas con el Estado de Israel.

Es menester señalar, que Venezuela hace honor a su compromiso con la independencia y la auto determinación de cada pueblo. No embargamos nuestros principios ni evadimos responsabilidades políticas. Pues la política exterior Venezolana es amplia y de alto respeto a todos los pueblos del mundo.

En ese orden de ideas, les relate al auditorio parte de la experiencia vivida como Embajador Residente en Chipre desde 2008 al 2013. Como todos saben, un país herido por la guerra, en donde conviven dos naciones con un territorio ocupado. Allí con menos violencia, si lo comparamos con tierra santa, también supimos ganarnos el respeto y los afecto de su pueblo.

Como todo país, tenemos afecto y detractores, y nuestra única exigencia es que nos traten con el respeto que nosotros dispensamos a los principios que consagramos.

Estamos conscientes que en la diplomacia tradicional (capitalista) no hay amigos sino intereses, pero ello no ha impedido que cultivemos más allá de las mentiras promocionadas por los detractores de la libertad contrarios a la Revolución, afectos en gobierno fraternos y sus pueblos, esos que hoy le tienden la mano al país, ante la amenaza del imperio de asaltar al suelo patrio.

Estamos atravesando un tiempo difícil, pero contamos con un conductor de victorias como el Presidente Maduro, que no se cansara de luchar por la conquista de la mayor suma de felicidad posible para nuestro pueblo.

Que los amargados reculen y se reacomoden ante las continuadas derrotas que el Presidente Obrero les ha propinado, lejos de confiarnos, nos alerta, pues no podemos bajar la guardia, pues como la serpiente herida, aun puede envenenarnos.

Finalmente es menester destacar, que el internacionalismo Bolivariano y Chavista, es reconocido en todo el planeta, yo tuve el alto honor de escuchar en boca de mujeres y hombre de los pueblos donde he servido como funcionario del servicio exterior, las palabras de afecto al Presidente Chávez, el Gigante y los buenos augurios para el Presidente Nicolás Maduro, continuador de su legado. Esa es nuestra fortaleza y en ello tenemos comprometida la vida.