Nuevo gobierno, nuevo Presidente, pero las sanciones aún vigentes. Desde la administración de la Casa Blanca, Joe Biden en Estados Unidos tiene previsto generar un lobby de más presión contra Venezuela. En complicidad con la comunidad internacional. El Gobierno de Joe Biden está coordinando con la comunidad internacional un aumento de la presión sobre el Presidente Nicolás Maduro para que haya elecciones libres y justas. Les falto decir: elecciones libres, justas y que gane el fascismo, porque de no ser así, declaramos fraude y no reconocemos los resultados. Hablamos de una información, que viene de la cadena de comunicacional Reuters. Estados Unidos, no tiene prisa para levantar sanciones a Venezuela, pero las está revisando para asegurarse de que sean eficaces y castiguen necesariamente a todos los venezolanos.
Año 2015, se inició las primeras sanciones contra el pueblo venezolano, bajo la presidencia de Barack Obama, EE. UU. Aplica las primeras sanciones contra Venezuela. Con la orden ejecutiva, decreto presidencial 13692, el expresidente estadounidense declaró a Venezuela en marzo de 2015 una amenaza extraordinaria para la seguridad nacional y para la política exterior de EE. UU. y congeló bienes y cuentas bancarias de siete oficiales y altos funcionarios del gobierno venezolano, a los cuales, además, se les prohibió ingresar a EE.UU, y a hacer negocios con ciudadanos estadounidenses. Venezuela es una amenaza para la Casa Blanca y las corporaciones estadounidense, porque los venezolanos decidieron ser independiente, libres y soberanos. Igualmente podemos señalar que somos una amenaza, porque cada día incautamos más drogas y aeronaves que van dirigidas a los EE.UU, a la Unión Europea y Canadá. Somos una amenaza porque la salud, la educación a todos los niveles es gratuita. Esa atención de garantizar un buen vivir para el pueblo representa un mal ejemplo para las corporaciones y el fascismo que tiene su centro de dirección y ejecución de medidas impopulares desde los Estados Unidos.
En febrero del 2016, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, pide al gobierno de EE. UU, no prolongar las sanciones vigentes. Pero el emperador Barack Obama no accede a ese pedido y las prolonga por un año más. Su argumento: la situación en Venezuela no mejoró en el transcurso del año anterior. El descardo Presidente Barack Obama, de manera soberbia y prepotente se auto constituyo en el policía del mundo, con derecho para patear a los pueblos que deciden ser independientes, libres y soberanos. Recordemos que es un binomio que opera: sanciones y apoyo a los actos terroristas que ejecuta la derecha Venezolana, planificada desde la Casa Blanca y cuentan con el apoyo de la Unión Europea, la OEA, el grupo de contacto para Venezuela, el corrompido cartel de lima, la Conferencia Episcopal de Venezuela y el cura Ugalde. Sin duda es una alianza poderosa, macabra y criminal que, actúa sin escrúpulos contra todos los que viven en la Patria de: Guaicaipuro, de Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, Ezequiel Zamora, Fabricio Ojeda y el Comandante Hugo Chávez.
Donald Trump desde el año 2017, corrompe y endurece las medidas de agresión. Las medidas contra Venezuela se incrementan con el sucesor de Barack Obama, Donald Trump. En febrero de 2017, Washington promulga sanciones financieras contra el vicepresidente venezolano, Tareck El Aissami, A mitad de ese año, se produce una escalada de sanciones. Primero se aplican sanciones financieras contra 13 funcionarios del gobierno. A fines de julio, tras la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, también sanciona al Presidente Nicolás Maduro. Con la ridícula coletilla se le congelan todos sus bienes, y se prohíbe estrictamente a los ciudadanos estadounidenses negociar con Venezuela. Una semana después se anuncian sanciones adicionales contra otros ocho funcionarios, entre ellos, Adán Chávez, el hermano del fallecido Hugo Chávez. Recordemos la agresión imperial no es nueva, viene desde el 7 de octubre de 1818, tengamos presente el intercambio epistolar entre el Libertador Simón Bolívar y el representante de los Estados Unidos de América: John Baptist Irvine.
