Vivo en un barrio de la mal llamada clase medio baja, medio media, en un país donde no hay medias tintas, donde hay una guerra de medios desde hace ya 15 años. Lo peor ¡medio lo creen! Pues, me siento un quijote peleando con el gigante o un Ceferino en batalla campal con el Mago de la Cara de Vidrio (Novela de Eduardo Liendo).
Este Mago de la Cara de Vidrio me hace pensar que perdí, que mi lucha terminó justo después de que se fue mi Comandante, de que ganó el mundo al revés en el cual somos nosotros los fascistas que despiden y persiguen a los que no piensan como nosotros, que revisan los teléfonos de trabajadores buscando imágenes de caprichito, que atacamos medios de comunicación y en el cual nuestros mártires son victimas del hampa. ¡Basta de mentes hipócritas! Ese mago me enfrenta a la disociación cuando yo siento la llamarada de mi Comandante y este yo somos 7.559.349 que votamos con conciencia del país y del mundo que queremos. Estos votos no son arrastrados por las demagogias que se ven en las campañas electorales. Esto va más allá de si hay harina, papel higiénico o crema dental. Mister TV, me amenazas mostrándome el silencio ensordecedor de una realidad, me muestras tu enorme fuerza, ¡me ignoras! Al no dejar que nos escuchen, me desplazas en esta guerra.
Te abrimos una herida profunda (VTV, Telesur, Catia tv, etc.) Mister TV, por donde se asoma la lucidez. Eres un gran mago en el dominio de la conciencia, me das escalofríos cuando me dices “Alo Ciudadano” antes de darme las “Buenas Noches”. A cuantos arrastras a tu mundo, negándoles ver la realidad que tienen enfrente. A nuestros vecinos, amigos y familias, los trastornas con tus encantos, les dices: creciste con nosotros, tenemos años informándote, si lo ves esta pasando. El problema es que no muestras lo que pasa. Por tu herida se estremece la verdad, que se defiende, que se muestra y se debate, pero medio lo creen. Entonces, mi propuesta es que hagamos “escraches”, los mismos que hicieron temblar a los torturadores, ladrones y mentirosos en Argentina, Uruguay y España: cuando la justicia fallaba el pueblo los juzgaba social y públicamente. Sigámoslos hasta en sus sueños, recordándoles que sabemos sus mentiras, enfrentemos al Mago y a los gigantes, para mostrarle a los culpables que es prohibido olvidar, retomemos nuestro terreno ¡la calle!, y tomemos en serio los megáfonos, para los muchos que se dejan arrastrar por el Mago y para los otros tantísimos que no tienen como participar en los pin, Twitter, cadenas o de todos esos recursos comunicacionales. Acompáñame Sancho ¡defendamos a Dulcinea!
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