Definitivamente los productos regulados de cualquier tipo no deben ser expedidos en comercios públicos y privados para lo cual se deben implementar mecanismos en los que se involucre al poder popular en la distribución y venta de los mencionados artículos y así acabar con las colas degradantes y la especulación galopante que disminuye el poder adquisitivo del venezolano de a pie y por ende su calidad de vida, ya que tiene que pagar por un producto de primera necesidad hasta diez veces su valor y sin que hasta el momento haya una medida gubernamental eficiente que acabe con este flagelo. Es más, cada día que pasa se incrementan las colas ya que hay más ciudadanos que se dedican a este inescrupuloso negocio.

Es obvio que los artículos regulados no deben ser vendidos por los actuales comercios, puesto que la mayoría de los dueños de estos establecimientos son parte importante de la guerra económica y por ende no van a contribuir a que se termine si no más bien a que persista, ya que la orden pareciera ser, es mantener esa situación, con el único propósito de crear un gran descontento popular que definitivamente acabe con la revolución que tanto esfuerzo costó lograr al presidente Chávez. Se le están dando las armas fácilmente al enemigo.
En estos centros de expedición de alimentos, en la mayoría de los casos los usuarios son maltratados, humillados, vejados etc., donde ni siquiera para la compra de estos insumos se les suministran bolsas (su implementación fue simultánea en gran cantidad de supermercados) aduciendo que el producto regulado no les genera ganancia, siendo la bolsa más costosa que ellos, por lo que es triste observar como las personas (bachaqueros o no) salen del establecimiento con los productos (papel toilette, toallas sanitarias, pollo, etc.) cargados en las manos. Es más, hay otros mercados, en los que para la compra de cualquier producto, tampoco te dan la bolsa y la tienes que comprar. Aún les parece poca la ganancia especulativa que tienen con todos los artículos que aumentan en proporciones exorbitantes a cada momento y sin ningún control gubernamental.

El poder popular honesto, consiente, con ética y verdaderos valores revolucionarios es el que está llamado a resolver en forma urgente esta gran dificultad, mientras no se tomen otras medidas económicas. A través de los Consejos Comunales con el censo que ellos poseen de las familias que habitan en esa área geográfica, se podría fijar determinados días para la venta de los productos regulados según la calle o sector. Un miembro de cada familia con solo presentar su cédula y un recibo de pago de un servicio de la casa donde habita, puede retirar la cantidad de productos ya establecida que le corresponda de acuerdo al número de miembros que conforma su familia. La distribución o venta podría ser tipo Operativo una semana por mes en la sede de cada Consejo Comunal o en un lugar cercano a las calles que les corresponda la venta del día programado.

El responsable por familia de la compra de los productos, debe firmar lo recibido, y cada mes puede volver a retirar lo estipulado. Si por alguna razón no puede comprar el día pautado, debe existir un día específico de esa misma semana para los rezagados. El responsable de la venta de los productos debe ser castigado legalmente si no entrega los mismos a quien le atañe. De esta manera, se aseguraría, que la mayoría de la población tiene acceso a estos productos y se eliminarían definitivamente las colas y por ende el bachaqueo que proyectan a Venezuela como un país donde cunde la miseria y la pobreza.

No sé si esta propuesta, se aplicó o aplica en otras partes del mundo, o inclusive en alguna parte de nuestro país, si es así, se debería probar en todos los estados, ya que organizadamente se puede lograr combatir este acto delincuencial que cada vez desespera mas y mas a la mayoría de la población venezolana y que las autoridades gubernamentales deben tomar mediadas drásticas y sobre todo eficientes en beneficio sobre todo de las clases más desposeídas.

maritzaperdomo@ymail.com