Es bueno recordar a nuestros futuros diputados que tenemos una enorme deuda con el sector cultural arrastrada desde que el Presidente Chávez y el pueblo venezolano llegaron al poder.
La Ley Orgánica de Cultura que no ha sido aprobada en ninguno de los periodos legislativos transcurridos desde 1999 y que ha tenido una proceso de miles de debates y discusiones, propuestas, recomendaciones y vueltas y vueltas, pero ya es tiempo de dar respuesta al clamor del sector..
Muchos han sido los proyectos, las propuestas, las discusiones y hasta ahora todo se ha quedado en el papel. Lo cierto es que mientras no exista una Ley de Cultura, los dictámenes legales sobre este materia derivan de la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela y de las leyes y decretos de la 4ta Republica que todavía no han perdido vigencia hasta que no sean derogadas por la mencionada Ley, es la jurisprudencia sobra la que sostiene el sector. Pareciera que la solución es que el propio Presidente proponga la ley para que esta sea aprobada.
Otra tarea pendiente es la Reforma a la Ley de Cine, que como hemos visto, no establece mecanismos que normen la distribución de las películas en el país, ocurre que la hegemonía hollywoodense se sigue imponiendo y para muestra un botón, la producción nacional Taita Boves de Luis Alberto Lamata solo fue exhibida en nueve de las más de 200 salas de cine que controlan la empresas privadas Cinex y Cines Unidos, su tiempo en cartelera es efímero, y eso pasa con toda la producción nacional no obstante la calidad cinematográfica de las películas, porque no hay una legislación que la regule la distribución.
En fin las tareas correspondientes a continuar y completar y de una vez por todas aprobar una ley de cultura que considere la alborada de una nueva sociedad es una labor que deben poner a pensar a nuestros próximos diputados y diputadas..
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