Danilo


Las hienas mataron a Danilo, y la risa apagada que les produce su obra, no
pudo ser disimulada del todo.

Como suelen hacerlo los cobardes, no reinvíndicaron el hecho, y el
maquillaje usado para “salir al aire” resultó insuficiente para ocultar la
verdad, que con rostros ensayados y frases estudiadas intentaron en vano
esconder.

En privado, como miserables, celebran la desaparición del hombre al que no
pudieron corromper con su dinero mal habido. Lo hacen a escondidas porque
conocen de la nobleza que el alma de los llanos y sencillos abriga. Saben
que su dentellada generó repulsa y el terror a que la verdad sea conocida
los lleva a expresar sentimientos contrarios a los que invaden su pobre
espíritu.

Por años alimentaron sus intentos de perpetuarse en el poder con las vidas
de Lovera , de Noel, de Jorge y de tantos otros. Nunca entendieron que el
alma de los solidarios se multiplica con su muerte y vuelve convertida en
millones con los sueños de los humildes.

Ahora, desalojados por aquellos cuya única propiedad es la esperanza;
pretenden intimidar la razón y la justicia con la estrategia de siempre… la
de la celada en medio de la oscuridad.

Doria, Doménico y ahora Danilo resultaron ser demasiados hombres para poder
compartir el mismo espacio con las hienas.

Ellos pensaron que nos los quitaban con el asesinato… que ilusos. Más que
hombres dignos y valientes ellos eran ejemplo, esperanza y sueños, y eso no
se matan con bombas.

El dolor se mezcla con la rabia porque a Danilo lo matamos todos. ¿Qué nos
hacía suponer que los cobardes de siempre, no actuarían en concordancia con
su pobre espíritu?

¿No supimos acaso de la frialdad con que planificaron los asesinatos de
aquel aciago 11 de abril? ¿no los hemos visto afirmar que sus problemas se
resuelven con una bala, un rifle y una mira telescópica? Teníamos que haber
cuidado al fiscal del pundonor, teníamos que exigir que lo protegieran;
pero pensamos que las hienas eran como nosotros; y no lo son… son bestias.

Nunca asumirán la responsabilidad, porque eso sólo es para los valientes;
habrá que buscarlos bajo las piedras, si es necesario, para hacer justicia;
y habrá que impedir que los vuelvan a preñar de buenas intenciones, para que
sigan como las hienas matando y riéndose por lo bajo.

Que sus discursos falsos y sus intentos insufribles de mostrar caras
compungidas no nos engañen.



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Alexis Arellano


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