Me siento sumamente orgulloso de mi presidente y de este proceso revolucionario, escucharlo el pasado sábado fue para mi alma un aliciente ante tanta estupidez y maldad de parte de la oposición que no descansan en calificar todo de malo, derrotable e incapaz. Lo grande que hace al Presidente Chávez es su sinceridad, su audacia de decir las cosas, de hablar claro, de enfrentar las cosas con objetividad, humildad y madurez. Sabe reconocer las fallas, entiende los procesos, comprende los errores, tal vez la misma dinámica de las cosas no le dejan ver muchas veces las metidas de patas hasta de él mismo.
Por el contrario los adversarios no lo hacen, nunca tienen un corazón sincero ni para el pueblo en general y muchos menos para los que ciegamente votan por ellos. Ni siquiera cuando la oposición ha perdido terriblemente se presentan a su gente y les explica, para ellos es más fácil echarle la culpa a Chávez porque no tienen la humildad de reconocer sus propias fallas, se presentan ante los medios como los intocables, los sabelotodos, los que no les importa por el sentimiento de frustración de su gente, de verdad solo les importa el protagonismo y sus ambiciones de poder.
En el caso de Chávez no es así, siempre en los momentos de mayor derrota, si es que la hemos tenido, él le explica a su pueblo los por qué, dónde se falló, qué no se hizo bien y cómo mejorar. Eso es lo que ha hecho grande y fortalece su liderazgo, ha sido el reconocimiento de su error o el no triunfo a la intentona golpista que lo catapultó al éxito en las primeras elecciones presidenciales, ese ¡Por ahora, no logramos los objetivos! Le arrancó al pueblo su corazón y hasta hoy millones seguimos confiando en él.
Esa es la diferencia de Chávez con la izquierda y la derecha venezolana, es la diferencia con los líderes del PPT que salieron diciendo que en estas elecciones salieron como la tercera alternativa cuando sufrieron tremenda derrota. Es así, un problema de orgullo, de egoísmo, de no asumir las responsabilidades y así piensan gobernar otra vez. Yo prefiero mil veces este proceso de cambios, de amor, de corrección en Chávez, en los Ministros en nuestros líderes que en lo que adversan al país.
Molesta de verdad que obligatoriamente Chávez tenga que cargar con todas las culpas; las del PPT, las de AD, las de COPEI, las de todos y después le caigamos a palo porque no hizo lo que queríamos. Es absurdo, es falta de ética como bien magistralmente Mari Pili Hernández y Carlos Sanz lo plantearon en el programa de la Hojilla. Me sentí muy complacido con Maripilin porque ella dio en el clavo, fue muy sincera, valiente, clara, tajante y didáctica, eso es lo que necesitamos que se hable, que aprendamos a madurar, a crecer, a asumir las cosas como son.
Nuestra revolución tiene alma de pueblo, sentimientos, no somos estadísticas, solo votos, o quejas o necesidades, somos gente que lucha, somos herederos de Bolívar, somos sobre todo Hijos e hijas del Creador quien de verdad puso en marcha una liberación en todos los sentidos tanto económica, cultural, social, política y hasta espiritual pero lamentablemente las dos fuerzas religiosas en el país, me refiero al liderazgo Católico y Evangélico poco dicen a la nación, por un lado el Clero ataca y por el otro se hacen los que nada saben, los que no opinan por no comprometerse, pero sí al bolsa de Chávez, ese sí que salga y expliqué todo; teología, ciencia, política, izquierda, socialismo, le hemos dejado al presidente que todo lo explique pero los que saben, los que hasta escuchan a Dios callan.
Eso me molesta, porque para culpar a Chávez, para hablar sandeces si muchos están llamados, a los opinadores de oficio que no son sinceros, que no se enfrentan a su mediocridad, que no saben qué hacer ante la grandeza del presidente. No idolatro a Chávez, tampoco es un santo, pero reconozco en él lo que a cada uno nos falta HOMBRIA.
Juliocesar1221@gmail.com
