Documentos demuestran que la CIA tenía conocimiento del plan de golpe de Estado en Venezuela

Traducción no oficial

The New York Times
3 de Diciembre, Página A14

Documentos demuestran que la CIA tenía conocimiento del plan de golpe de Estado en Venezuela

Por Juan Forero

La Agencia Central de Inteligencia estaba al tanto de los planes de golpe de estado que estaban planificando las figuras militares disidentes y la oposición en Venezuela en contra del Presidente Hugo Chávez en el año 2002. Nueva información publica de documentos así lo demuestra. Sin embargo, inmediatamente después de ocurrirse la salida del poder de Chávez, Bush y su administración culparon al mismo Chávez, un populista de izquierda, por su propio derrocamiento y rechazó tener conocimiento de estos hechos.

Disgustados desde hace mucho tiempo por las relaciones de Chávez y Fidel Castro y sus fuertes ataques anti Americanos, la administración Bush proporcionó al gobierno venezolano en Caracas con poca información detallada acerca de lo que se planeaba, aunque oficiales norteamericanos expresan que hablaron ampliamente con el Presidente Chávez sobre los planes de la oposición.

El presidente Chávez fue removido del poder el 12 de Abril del 2002, después que 18 personas murieron en un tiroteo durante una gran manifestación en contra del gobierno. Tomado en custodia por funcionarios militares disidentes, Chávez fue sacado de Caracas mientras que el gobierno interino liderado por Pedro Carmona, asumía el poder.

El nuevo gobierno disolvió el Congreso y la Corte Suprema de Justicia e inició una cacería de brujas por los ministros del Presidente Chávez. Sin embargo, Chávez regresó al poder el 14 de Abril, en un levantamiento popular en contra de los golpistas.

En un resumen de un funcionario miembro de inteligencia de alto rango de fecha 6 de Abril del 2002, uno de los tantos documentos obtenidos por Jeremy Bigwood, un reportero investigador en Washington y publicado en la pagina Web www.venezuelafoia.info/, una página Web pro-Chávez, el documento de la CIA manifestaba “las intenciones de un grupo de oficiales de alto rango y un grupo de oficiales de menor rango estaban uniendo esfuerzos para organizar un golpe de estado en contra del Presidente Chávez, posiblemente a ejecutarse en ese mismo mes”. Estos reportes de inteligencia son generalmente leídos por mas de 200 oficiales de la administración Bush.

El mismo reporte indicaba que el plan iba a sacar del poder al Presidente Chávez y que 10 ministros de su administración serían arrestados. Continuó diciendo que los conspiradores intentarían “explotar el malestar que proveniente de las demostraciones de la oposición fijadas para más adelante este mes” o de las huelgas efectuadas por los trabajadores de “cuello blanco” de la compañía petrolera del estado. Dos días más tarde, otro reporte indicó: “oficiales descontentos están planificando un golpe."

Los documentos no demuestran que Estados Unidos apoyó el golpe de estado, como lo ha manifestado Chávez. Por el contrario, los documentos demuestran que oficiales norteamericanos emitieron “repetidas advertencias de que Estados Unidos no apoyaría ningún movimiento anti-constitucional para sacar a Chávez”.

En entrevistas con el New York Times y otros medios de comunicación después del golpe de estado, oficiales de la administración Bush negaron vigorosamente haber tenido previo conocimiento de los planes para sacar a Chávez y lo culparon por el descontento de la población que lo sacó del poder.

Horas después de que Chávez fue derrocado, Ari Fleisher, el entonces vocero de la Casa Blanca manifestó que, “el gobierno de Chávez provocó la crisis,” mientras que Philip Reeker, un vocero del Departamento de Estado manifestó que, “las acciones anti-democráticas cometidas o motivadas por la administración de Chávez habían provocado la crisis.”

Los funcionarios del Departamento de Estado entrevistados el miércoles manifestaron que Estados Unidos le advirtió repetidamente a Chávez que líderes de la oposición estaban tratando de removerlo por medios anticonstitucionales. Ellos también manifestaron que un funcionario diplomático norteamericano se había reunido con Chávez una semana antes del golpe y lo había advertido sobre la conspiración.

El diplomático que pidió no ser nombrado expresó, “yo si le dije al Presidente que habían rumores de una intentona de golpe de estado, sobre los cuales estábamos muy preocupados, y le restó importancia. No le hizo caso a eso, como si esos rumores no fueran una gran cosa.”

Pero la incógnita continúa sobre que tanta información Estados Unidos le transmitió al Presidente. Un reporte de 95 páginas elaborado después del golpe por el Inspector General del Departamento de Estado sobre el papel de Estados Unidos durante la crisis producida en Venezuela, solamente dedicó una oración a las advertencias que Estados Unidos le hizo a Chávez sobre el posible golpe.

La CIA manifestó que no era su trabajo darle información a los venezolanos. Por medio de una conferencia telefónica, un vocero indicó que la responsabilidad de la agencia era la de comunicar lo que estaba ocurriendo en Venezuela, hacer una predicción objetiva sobre lo que podría ocurrir y luego transmitir la información al Departamento de Estado.

Las posibilidades de golpe en semanas previas a las que ocurrió no eran un secreto, con la aparición de militares disidentes hablando abiertamente sobre la necesidad de sacar a Chávez.

Cuando la violencia brotó el 11 de Abril, los canales de televisión que están en contra del gobierno culparon a Chávez, y los militares comenzaron anunciar que ellos estaban quitándole el apoyo al Presidente. Desde entonces ha quedado claro que tanto los simpatizantes del gobierno como los de la oposición fueron responsables por la violencia, pero el caos reinó en las horas después de los disparos.

El diplomático norteamericano de alto rango manifestó que si, “suma todo se nota claramente que el gobierno utilizó excesivamente la fuerza.” Expresó esto para explicar la fuerte reacción de Washington hacia Chávez.

Sin embargo, el embajador de Venezuela en Washington, Bernardo Álvarez, ha dicho que los documentos públicos demuestran que Estados Unidos no estaba operando bajo un vacío información.

Lo que me llama la atención es que la oposición tomara ventaja después de generar violencia, como lo demuestran los documentos de la CIA,”dijo. “Y eso después de que la Casa Blanca acusara al Gobierno venezolano de lo que la oposición es realmente responsable.”

La publicación de los documentos ocurrió poco después de que Ministro de Relaciones Exteriores del nuevo gobierno de España, Miguel Ángel Moratinos, acusara al gobierno conservador anterior del Primer Ministro José Maria Aznar de haber apoyado el breve golpe de estado. El partido político del Sr. Aznar ha negado enérgicamente las acusaciones.

Pero el Ex Ministro de Asuntos Exteriores mexicano, Jorge Castañeda, en una entrevista publicada en el periódico Reforma de Ciudad de México, dijo que después del golpe México y Chile contrarrestaron los esfuerzos de Washington,
Madrid, el gobierno colombiano del presidente Álvaro Uribe y El Salvador de crear juntos la ayuda diplomática al gobierno interino del Sr. Carmona.

Con Brasil, Argentina y muchos en América Latina condenando el golpe, y con muchos de los partidarios de Chávez en las calles de Caracas, el gobierno de Carmona se derrumbó. El Sr. Chávez, quien dijo que nunca había renunciado, volvió al Palacio Presidencial a las 3 de la mañana del 14 de abril, regresando de una isla del caribe donde el gobierno interino lo había mantenido en custodia.

Meses después del golpe, las figuras de la oposición resumieron su complot en contra del Gobierno.

En diciembre de 2002, incitaron una huelga nacional sostenida contra la compañía petrolera propiedad del gobierno, creyendo que al cerrarla debilitarían al Sr. Chávez con el propósito de que dimitiera o convocara nuevas elecciones.

El Embajador norteamericano en Caracas, Charles Shapiro, que se había reunido varias veces con Chávez después del golpe, para remendar las relaciones entre los dos países, advirtió a los líderes de la oposición que fracasarían. Y de hecho, los documentos de la CIA demuestran que los norteamericanos no creyeron que forzar a Chávez a salir de la presidencia funcionaría, particularmente porque tenía una base sólida de apoyo entre los pobres de Venezuela.

Los últimos documentos forman parte de una ofensiva por parte de los activistas pro-Chávez que buscan demostrar que Estados Unidos han, al menos tácitamente, apoyado los esfuerzos inconstitucionales de la oposición de remover al presidente.

Utilizando el Acta de Libertad de Información, Eva Golinger, abogado de Long Island que mantiene a www.venezuelafoia.info/ y esta contratada por el Sr. Bigwood para asegurar los documentos de la CIA, ha obtenido resmas de documentos del Centro de Dotación para la Democracia, una agencia sin fines de lucro financiada por el gobierno de Estados Unidos, que demuestran que se gastaron $2.2 millones de dólares entre los años 2000 a 2003 para entrenar o financiar a partidos y a organizaciones anti-Chávez.
The New York Times
Página A12
Documents Show C.I.A. Knew of a Coup Plot in Venezuela
By JUAN FORERO

Published: December 3, 2004

BOGOTÁ, Colombia, Dec. 2 - The Central Intelligence Agency was aware that dissident military officers and opposition figures in Venezuela were planning a coup against President Hugo Chávez in 2002, newly declassified intelligence documents show. But immediately after the overthrow, the Bush administration blamed Mr. Chávez, a left-leaning populist, for his own downfall and denied knowing about the threats.

Long irritated by Mr. Chávez's ties to Fidel Castro and his blistering anti-American attacks, the Bush administration provided the Venezuelan government in Caracas with few hard details of the looming plot, although American officials say they broadly talked to Mr. Chávez about opposition plans.
Mr. Chávez was removed from power on April 12, 2002, after 18 people died in a spate of gunfire during a huge antigovernment protest. Taken into custody by dissident military officers, Mr. Chávez was spirited out of Caracas while an interim government led by Pedro Carmona, a Caracas businessman, took power.
The new government dissolved Congress and the Supreme Court and hunted down Mr. Chávez's ministers. But Mr. Chávez returned to power on April 14, riding the crest of a popular uprising against the coup plotters.
In a senior intelligence executive brief dated April 6 - one of several documents obtained by Jeremy Bigwood, a freelance investigative reporter in Washington and posted on at www.venezuelafoia.info/, Öcq keep the slash a pro- Chávez Web site - the C.I.A. said that "disgruntled senior officers and a group of radical junior officers are stepping up efforts to organize a coup against President Chávez, possibly as early as this month." Those intelligence briefs are typically read by as many as 200 officials in the Bush administration.
The same brief said the plot would single out Mr. Chávez and 10 senior officials for arrest. It went on to say that the plotters would try to "exploit unrest stemming from opposition demonstrations slated for later this month" or from strikes staged by white-collar workers at the state oil company. Two days later, another brief stated flatly: "Disgruntled officers are planning a coup."
The documents do not show that the United States backed the coup, as Mr. Chávez has charged. Instead, the documents show that American officials issued "repeated warnings that the United States will not support any extraconstitutional moves to oust Chávez."
In interviews with The New York Times and other news organizations in the days after the coup, administration officials vigorously denied having had advance knowledge of plans to oust Mr. Chávez, whom they blamed for the uprising.
Hours after Mr. Chávez was overthrown, Ari Fleischer, then the White House spokesman, said, "the Chávez government provoked the crisis," while Philip Reeker, a State Department spokesman, said that "undemocratic actions committed or encouraged by the Chávez administration provoked yesterday's crisis."
State Department officials interviewed Wednesday stressed that the United States repeatedly warned opposition leaders against trying to remove Mr. Chávez through unconstitutional means. They also said that a senior American diplomat met with Mr. Chávez a week before the coup and warned him of the plot.
"I did say to him, there are all these rumors of coup plotting, which we were very concerned about, and he almost dismissed them," the diplomat, who asked not to be named, said in an interview from Washington. "He was dismissive of that, as if it were no big thing."
But questions remain over how much the United States told Mr. Chávez. A 95-page report produced after the coup by the State Department's inspector general on the American role during the Venezuelan crisis devoted only one sentence to warnings the United States made to Mr. Chávez about a possible plot.
The C.I.A. said that its role was not to provide information to the Venezuelans. Speaking by phone from Washington, a spokeswoman said the agency's responsibility was to ascertain what was transpiring in Venezuela, make an educated prediction on what could happen and then pass the information to the State Department.
The possibility of a coup in the weeks before it actually happened was no secret, with dissident military officers openly talking about the need to remove Mr. Chávez.
When violence erupted on April 11, antigovernment television stations blamed Mr. Chávez, and military officers announced that they were withdrawing support for the president. It has since become clear that supporters of both the government and the opposition were responsible for the violence, but chaos reigned in the hours after the shootings.
"You add all that together and it certainly appeared that the government had used excessive force," said the senior American diplomat, explaining Washington's tough reaction toward Mr. Chávez.
However, the Venezuelan ambassador to Washington, Bernardo Alvarez, said that the declassified documents show that the United States was not operating in an information vacuum.
"What comes to my attention is that the opposition would take advantage after generating violence, as the C.I.A. documents show," he said. "And that after that the White House would accuse the Venezuelan government of what the opposition is actually responsible for."
The release of the documents came shortly after the foreign minister of Spain's new government, Miguel Angel Moratinos, accused the former conservative government of Prime Minister Jose Maria Aznar of endorsing the short-lived coup. Mr. Aznar's political party has angrily denied the accusations.
But former Mexican foreign minister, Jorge Cast7;neda, in an interview published last month in the Mexico City newspaper, Reforma, said that after the coup Mexico and Chile countered efforts by Washington, Madrid, the Colombian government of President Alvaro Uribe and El Salvador to cobble together diplomatic support of Mr. Carmona's interim government.
With Brazil, Argentina and much of Latin America condemning the coup, and angry Chavez supporters streaming into the streets of Caracas, the Carmona government collapsed. Mr. Chávez, who said he had never resigned, returned to the presidential palace at 3 a.m. on April 14, flown in from a Caribbean island where the interim government had held him in custody.
Months after the coup, opposition figures resumed plotting against the government.
In December of 2002, they turned to a sustained national strike against the state-owned oil company, believing that shutting it down would so weaken Mr. Chávez that he would resign or call for new elections.
The American ambassador in Caracas, Charles Shapiro, who had met with Mr. Chávez several times after the coup to patch up relations between the two countries, warned opposition leaders that it would fail. And indeed, the C.I.A. documents show that the Americans did not believe that forcing Mr. Chávez from office would ever work, particularly because he had a solid base of support among Venezuela's poor.
The latest documents form part of an offensive by pro-Chávez activists who aim to show that the United States has, at least tacitly, supported the opposition's unconstitutional efforts to remove the president.
Using the freedom of information act, Eva Golinger, a Long Island attorney who maintains www.venezuelafoia.info/ and contracted Mr. Bigwood to secure the CIA documents, has obtained reams of documents from the National Endowment for Democracy, a nonprofit agency financed by the United States government, that show that $2.2 million was spent from 2000 to 2003 to train or finance anti-Chávez parties and organizations.




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