El absurdo de la oposición venezolana

EL ABSURDO DE LA OPOSICIÓN VENEZOLANA, por Martín Guédez

Una mirada a la historia humana evidencia, al menos, dos características esenciales, su naturaleza social y el carácter vivo y evolutivo del cartabón social que se provee a sí misma. En ese sentido, el cambio y, por tanto, la crisis persistente le son cabalmente familiares y necesarios. La crisis, aún en los estados más largos de equilibrio social, está presente en los aspectos más habituales entre generaciones. De modo tal que, aunque el marco jurídico que encausa un período histórico no sufra cambios profundos, estos son apreciables en las satisfacciones y modas, persistentemente disímiles entre generaciones.

Para la generación precedente, la resistencia al cambio termina convirtiéndose en una cuchufleta sin mayores traumas o desgarraduras, de igual forma que para la generación emergente el ir imponiendo sus propios valores sociales, familiares, estéticos, morales, etc. No así cuando se precipitan las grandes crisis, aquellas que afectan todo el conjunto del modelo fundamento del grupo social. Cuando colinden dos grandes capas tectónicas, período al cual, según indica mi maestro Lester Thourow, podríamos llamar como de equilibrios interrumpidos, las consecuencias en todo el marco de la superestructura social son similares a las de un gran terremoto. Nada, o casi nada, quedará en pie y sólo queda el arduo trabajo de construir el nuevo marco.

Sería deseable que estos procesos no fueran traumáticos y cruentos, no obstante, la historiografía humana muestra que esto no ha sido posible, hasta ahora. Obsérvense los períodos históricos de poderosos equilibrios interrumpidos y se verá como la contradicción entre las viejas fuerzas debilitadas por la necrosis creciente y el poder nuevo de las fuerzas emergentes no alcanza el salto cualitativo en paz, sino a través del dolor y la sangre.

El viejo sistema utiliza toda la inteligencia conservadora desarrollada por años, hasta que la evidencia renovadora cabalgando sobre sus propias bondades lo arrincona y, viejo al fin, emprende el deslizamiento por una pendiente de traspiés y desatinos

En Venezuela los procesos vivos y deseables de cambios dejaron de ser cosméticos para devenir en profundos. El período de equilibrios interrumpidos se ha manifestado poderosamente, de modo tal que se está en pleno terremoto. Lo deseable sería el acoplamiento antes que la confrontación, la razón antes que el absurdo, pero, como en otros tantos procesos históricos, al momento de echar cuentas resulta difícil saber que grupo hizo mas para producir el nuevo sistema social, si las fuerzas emergentes con su novedad y lozanía o las fuerzas caducas con sus sucesivas torpezas, en mi caso tiendo a pensar que han sido las torpezas del viejo régimen las grandes gestoras de los cambios. Es curioso, pero el hundimiento del poderoso imperio romano no fue provocado sólo por las repetidas invasiones de los bárbaros, sino, que duda cabe, por la impresionante serie de emperadores corrompidos, pútridos y amorales, los cuales, con su poderosa y gratuita colaboración terminaron por dar al traste con todo el sistema

En Venezuela también se presentan estos mismos síntomas, un sector mayoritario de excluidos, condenados por siglos a no ser dueños ni siquiera de la esperanza. Un pueblo que ha venido hablando con lenguaje claro a través de los acontecimientos sociales de los últimos 12 o 13 años, y otro sector que recurre a sus mismos argumentos y similares instrumentos de análisis para ofrecer metas y objetivos que contengan cambios para que nada cambie. ¿Cómo no se atendió con seriedad y disposición de cambio el campanazo del 27 de febrero de 1989? Absurdo y torpeza. Porque allí estaban claras las líneas maestras del terremoto social en ciernes. Allí estuvo un pueblo condenado por la ausencia de liderazgo y vasos comunicantes entre sí a protagonizar un doloroso episodio de rotunda anomia social. Bien, entonces se vieron los mismos personajes, y sólo en algunos casos sus clones, hablar y razonar torpemente, los mismos que hoy intentan vender el producto similar ya sin atractivo y marchito de su democracia representativa.

Por ningún lado, salvo honrosas excepciones, apareció la razón y la reflexión sino la bulla y el disimulo. Pocos se dieron a la tarea de renovar el viejo marco social que había producido, en un país que generó más de 20 planes Marshall, una legión innumerable de marginados, excluidos, cerrícolas, zarrapastrosos, y etc., en tanto que un pequeño sector, con su mente y corazón miraba encantado hacía el american way of life, el carro nuevo, la acción del club y el segundo frente, sumido en un mortal autismo indiferente. La oportunidad de renovar sin traumas severos se perdió para dolor de todos fundamentalmente debido al absurdo y la torpeza de los sectores que poseían las palancas necesarias para motorizar los cambios

De igual modo se obvió, en el paroxismo del absurdo, el verdadero mensaje del alzamiento del 4 de febrero de 1992, cuando unos jóvenes oficiales, quienes en calidad y cantidad representaban el sector más noble del ejército venezolano, desnudaron la podredumbre del sistema y pusieron de relieve la necesidad de un liderazgo verdadero. Aquellas líneas maestras para cualquier profesional de la sociología, politología, o sencillamente para cualquier ser humano, fueron obviadas, en eminente colaboración con el derrumbe próximo de la democracia representativa y el funtofijismo. ¿Qué preguntas han debido hacerse sino estuvieran totalmente embotados por los vapores de la corrupción y la riqueza fácil?, pues al menos estas:

1 ¿Por qué este grupo, operando dentro del ejército, no pudo ser detectado, o bien denunciado, o al menos anulado por los comandos superiores?, ¿Dónde estaban estos generales?, eso lo sabe todo el mundo: jalando caña que da gusto y absortos en los favores de cuanta barragana se apareciese por los predios del poder, o como llego a comentar la Doña Cecilia Matos, poco después de mudarse a un lujoso apartamento en Nueva York, cuando mostraba a los íntimos sus lujosas alfombras y les decía, entre risas: “Niña, yo tengo almirantes que las escogen, las buscan y las colocan.(Por cierto uno de los más conspicuos “almirantes” del Frente Ibáñez-Matos..

2. ¿No existe un profundo mensaje en el hecho de que buena parte de los oficiales subalternos hubiesen sido alumnos del Mayor Chávez en la Academia Militar?, ¡Qué envidia para cualquier docente!, ¿Qué les dijo para alcanzar grado tal de fidelidad?

3. Cuando el día 4 apareció en las pantallas de los televisores un señor oficial, con voz y temple recios, al punto de que si se le quitaba el sonido, y el drama, los desarreglados oficiales, general uno y almirante el otro, lucían tan asustados y desaliñados que daría la impresión de estarle pidiendo permiso al indio de la boina roja para rendirse, se produce un fenómeno de proporciones épicas:

a. El personaje en cuestión en 28 segundos se gravó al rojo vivo en las retinas, el subconsciente, y en especial el corazón de casi todos los habitantes de este país (¡que envidia para los señores de la noticia que han invertido miles de millones de minutos y de dólares, y no han logrado hacerlo!), ¿Qué pasó?, ¿Dónde está el secreto de ese rayo comunicacional entre una persona y un pueblo?

b¿Por qué precisamente él?, ¿por qué quién se presentó declarando que había fracasado donde sus compañeros habían vencido? ¿Por qué si su imagen no era el rostro cautivador clásico de la degradante televisión venezolana? No era blanco, no se parecía a Di Caprio, no tenía dentadura colgate, y para colmo, había fracasado.

c ¿Qué produjo el chispazo que le ha llevado a soportar, con poca mengua, cinco años largos de conspiración completa, económica, mediática y hasta sentimental?. ¿Es acaso que la amnesia inducida no le permite a esta banda de ladrones recordar cuanto se invirtió, como se utilizó la más sofisticada estrategia, la calumnia, el terror, la trampa electoral, la traición a sus propios candidatos, etc., para matar el virus “Chávez”, antes del parto, en el parto y después del parto?

d. La magia que le ha permitido darles, no uno a uno, sino a todos juntos y a la vez, NUEVE MEMORABLES PALIZAS ELECTORALES, surge de un fruto nuevo, el fruto de la semilla de sangre de este noble pueblo, sembrada generosamente el 27 de febrero, alimentada, cuidada y regada con lo único que no pudieron esquilmarle a este pueblo: la esperanza y la dignidad.

No obstante, sabemos, que ganados por la ceguera fruto de la arrogancia no tuvieron la sindéresis necesaria para anteponer el cerebro a las vísceras. Así que ciegamente se han negado a reconocer su responsabilidad en el empobrecimiento de un pueblo y con ello disponerse a aceptar, -incluso de buena gana- cambios en la estructura del sistema económico, político y social, sino que en forma absurda y ciega, haciendo uso y abuso de todos sus impresionantes recursos para tapar el sol con un dedo e intentar el viejo cuento de matar al emisario que trae la mala noticia, suponiendo ¿? , que con ello se termina el problema. Craso error, Chávez no es el problema, Chávez es el emisario, por cierto un emisario confiable para el pueblo después de haber sido reiteradamente traicionado por los emisarios clásicos, es decir, los partidos políticos. Tenemos incluso la convicción de que cada vez que alguna de estas costosas campañas mediáticas logra hacer titubear a alguien, la vista sola, -como alternativa- de estos facinerosos de siempre, obliga a ver de nuevo hacia Chávez, aún al más entusiasta y sincero antichavista.

Bien, el absurdo puede alcanzar niveles impensables. Tengo tiempo intentando convencer a buenos amigos académicos europeos y norteamericanos del peligroso ridículo que hizo el Tribunal Supremo de Justicia, cuando devenidos en ginecólogos hallaron a los militares golpistas preñados de buenas intenciones, y por supuesto, que ese ridículo colosal no es parte de una broma, ni se origina en un bar de Sabana Grande, al calor de unos tragos, sino que es verdad, de verdad-verdad.

Resulta que, en estos tiempos de la aldea global, los vídeos transmitidos vía satélite por los canales de la conspiración fueron vistos en casi cualquier parte de América, y que por lo mismo, el mundo vio al general jefe del ejército responder a la pregunta de si él tenía a Chávez preso en Fuerte Tiuna, y a este pobre hombre responder, orondo: “no, este no es buen sitio, de manera que le buscaremos OTRO LUGAR DE RECLUSIÓN. Y… ¿Qué carajo es un lugar de reclusión? El mundo vio a los dos marineros, el gordito y calvo con cara de dictador descerebrado, y el otro, galán y sabrosón él, actorcito pues, porque de raza le viene al galgo, afirmar con unos inusitados testículos mediáticos, que “mejor sale (Chávez) de Miraflores porque de lo contrario actuaremos de inmediato” Y… en este caso, ¿eso que es?, quiere decir que cualquier pendejo puede secuestrar la familia de un banquero, hacer que el banquero, legalmente le entregue el dinero de la caja fuerte e irse a su casa tan tranquilo a disfrutar del botín, porque, después de todo, “no se ha disparado ni un tiro..”. Uno se pregunta si aquello de “a confesión de partes relevo de pruebas” ya no existe. ¿Puede llegar a tanto la torpeza y obcecación de unos idiotas?, Supongo que la ceguera es tal, o los compromisos -porque todos no son ricos, allí hay el profesional corre po’el suelo que juega garrote- que no le tienen temor a nada, ni al pueblo, ni a la historia y ni siquiera a Dios.

No menor esfuerzo he dedicado a explicar, -contra todo el aparato mediático internacional- que lo ocurrido en Venezuela a lo largo de todo el año 2002 y especialmente en los meses de diciembre y enero (2003), no fue una huelga, no fue un paro, no fueron actos de resistencia sino puro terrorismo perfectamente inscrito en actos de estas características firmados y repudiados por Al Qaeda, el IRA, o peor aún, porque en este caso son actos de terrorismo ejecutados contra la patria por sus propios hijos. ¿Habrá terminado la campaña de las miserias? Creo que no. Creo que sólo ejecutan las mismas acciones por medios distintos, llámense estos referendo, acciones cívicas, asesinato de Danilo, o santísimos rosario a María.

Tengo la dolorosa convicción de que estos canallas proceden con tal bribonería que prefieren a Venezuela bañada en sangre, -de otros por cierto- que ceder algunos privilegios.


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Martín Guédez


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