Se ha abierto un importante debate a partir de las declaraciones de José Saramago, premio Nóbel de literatura y autor entre otras novelas de “Ensayo sobre la lucidez”, conocido por sus críticas al modelo capitalista global, y James Petras, reconocido crítico marxista, profesor de Sociología de la Universidad de Binghamton, New York, y comprometido con los movimientos revolucionarios Latinoamericanos.
La polémica esta en Indymedia Colombia: http://colombia.indymedia.org/news/2004/12/20484.php.
¿Por qué esta polémica? En la entrevista que le hace Yamid Amat a Saramago (http://www.derechos.org/nizkor/colombia/doc/saramago.html), planteó éste, en resumen, lo siguiente:
- 1. La guerrilla solo tiene justificación en un país ocupado por un invasor.
- 2. Ese no es el caso colombiano.
- 3. En Colombia no hay guerrillas sino bandas armadas.
- 4. Las guerrillas colombianas no son comunistas. En un principio lo fueron, pero ahora no.
- 5. La guerrilla colombiana asesina, secuestra y viola los derechos humanos.
- 6. La solución a los problemas del país son: a) una democracia efectiva, b) la realización de los derechos humanos, de acuerdo a la Declaración Universal de éstos, y c) votar en blanco.
- 7. El poder económico es el que domina sobre la política. Es lo que llaman globalización. Que no es más que el gobierno de los plutócratas (de los ricos).
James Petras, a raíz de dichas afirmaciones, le ha escrito una carta abierta a Saramago (http://www.lahaine.org/b2/articulo.php?p=5321&more=1&c=1) en la que dice, ente otras cosas:
- 1. Saramago sufre de una rara amnesia histórica.
- 2. Le critica (a Saramago) que vaya a Colombia a promover su último libro “Ensayo sobre la lucidez”, a costa de callar y no criticar el régimen terrorista de Álvaro Uribe, cliente del imperialismo en Latinoamérica.
- 3. Que se preste para criticar la guerrilla y desconocer su carácter comunista. Acusándola de ser bandas armadas.
- 4. Le cuestiona que un comunista como él (Saramago) no reconozca (conozca) las condiciones históricas y sociales en que surgió la lucha guerrillera en Colombia.
- 5. Hace un recuento histórico del surgimiento de la guerrilla (FARC), principalmente, pero también habla del ELN.
- 6. Le recuerda que las “bandas armadas” no convocan foros ni debates públicos, como lo ha hecho las FARC.
- 7. Que no considere que en Colombia, aunque no hay la misma cantidad de tropas yanquis que en Irak, hay una enorme presencia del imperialismo norteamericano.
- 8. Que ha hecho un enorme daño político por las acusaciones que ha hecho a la guerrilla colombiana, ya que otros gobiernos del continente tratan las luchas de los campesinos y trabajadores por sus tierras y derechos como “vagabundos”, criminales y “pandillas armadas”.
Los antecedentes de esta agria polémica pueden estar en la posición que Saramago ha venido asumiendo alrededor de dos temas centrales: el imperialismo y la lucha de los pueblos. Que los separó en el caso de la Revolución Cubana, a partir de las declaraciones de Saramago cuando afirmó hace dos años “Cuba seguirá su camino, yo me quedo. Hasta aquí he llegado”, después que el gobierno cubano condenó a la pena capital (allí se lleva a cabo por fusilamiento y no sillas eléctricas ni inyecciones letales) a tres secuestradores de embarcaciones con el propósito de viajar a tierras del enemigo histórico de la Revolución, Estados Unidos, y desprestigiar a Cuba una vez más. Petras, en cambio, ha seguido defendiendo la Revolución, a tal punto, que hace unos días el Departamento de Estado le prohibió viajar a Cuba a un encuentro internacional el próximo año.
Petras ha sido uno de los intelectuales marxistas que con más ahínco y dedicación ha confrontado y criticado las interpretaciones y análisis sobre la globalización (imperio) que provienen de Negri/Hart y compañía. Esencialmente considera falsa la tesis de imperio y periferias en la era de la globalización, sin un centro, sin un Estado (imperialista) detrás de las corporaciones transnacionales que son las que impulsan la globalización del capital por medio del neoliberalismo. Ha sido un duro crítico con los llamados Foros Sociales mundiales, ya que no pasan de ser meros lugares donde se reúnen amigos, disertan, debaten, nulos de acción y pare de contar. En sus análisis sobre las luchas de clases y los movimientos sociales en Latinoamérica ha sido un crítico tenaz de las posiciones de muchos de estos movimientos sociales, políticos y partidos que se reivindican como clasistas, socialistas o nacionalistas que han abandonado sus posiciones históricas de lucha de clases, defensa de la soberanía de los pueblos y naciones, que una vez llegan al gobierno se derechizar o tranzan con le gran capital financiero, el BM, aceptan continuar pagando la deuda “eterna”, abandonan el programa por una economía de base nacional, políticas de soberanía alimentaria, etc. En todos estos temas, Petras se ha destacado por poner al desnudo lo que hay detrás de las “ilusiones parlamentarias” de la izquierda del centro, o izquierda parlamentaria.
Comparto el análisis de Petras, en general, sobre la amnesia histórica de Saramago en lo concerniente al tema de la lucha guerrillera en Colombia. Sin uno conocer bien la historia de un país, de los movimientos revolucionarios que han luchado y aún luchan por cambiar las condiciones de vida de un pueblo humillado y sometido a una represión brutal y control policial como el de Colombia, es difícil que pueda decir algo objetivamente. Puede hacer comentarios, subjetivos, polémicos, como en el caso de Saramago, pero desatinados, sin una base de sustentación siquiera seria.
En su carta abierta a Saramago, le da una lección de historia, aunque sesgada, de la lucha guerrillera en Colombia. Sesgada, porque no aborda el período de las grandes desmovilizaciones de las guerrillas de los 90s, por mencionar solo este caso, que significó ni más ni menos que la burguesía, la socialdemocracia y el imperialismo tuvieron la posibilidad de demostrar con estas grandes desmovilizaciones (M19, EPL, Quintín Lame, PRT, CRS, etc) que en Colombia sí había otros medios políticos, no la política por las armas, para competir democráticamente por el poder. En estos 14 años, ¿qué ha demostrado esta táctica acertada, según sus defensores y protagonistas? ¿Cuál es el balance de los avances en materia social, de derechos humanos, soberanía nacional, respeto a la vida de los miembros de la oposición, sean estos sindicalistas, campesinos, defensores de derechos humanos, estudiantes, profesores, indígenas? Más penetración y colonización del país, miles de detenciones y encarcelamientos de opositores al régimen, persecución, robo de tierras y desplazamiento de campesinos, asesinatos selectivos y masacres de sindicalistas, desaparecidos (secuestra el Estado colombiano?), entrega de las empresas de propiedad estatal al gran capital financiero, privatización de la salud, pensiones, educación, etc.
Es precisamente la paz y la guerra las que deben alimentar este debate, entendiendo que la primera es un derecho humano, como valor ético y una de las máximas aspiraciones de la humanidad, y que la segunda también lo es cuando la violencia es ejercida a través de los aparatos represivos de un Estado que vela por los intereses de una clase sobre otra, impidiéndole la realización de una vida digna. No de otra manera podría entenderse cuando el derecho lo reconoce y legaliza la rebelión, mientras la convención internacional de los derechos de los pueblos hace los mismo con las guerras de liberación nacional. Y esto lo debe saber, pensamos, Saramago. De ahí que sea muy acertado que se le diga que sufre de una “rara amnesia histórica”.
Me sorprendió, además, en esta polémica, que Saramago le permitiera a este viejo zorro de los Medios de Alineación Masiva colombianos, Yamid Amat, hacer una pregunta donde por arte de “magia” borra al Estado colombiano de toda responsabilidad en el asesinato de indígenas. “En Colombia, además de los problemas mencionados, estamos acabando con nuestros indígenas, tanto la guerrilla, como el paramilitarismo y el narcotráfico, los están asesinando... “ ¿Es posible que una inteligencia y análisis profundos como el de Saramago, dejara pasar esto desapercibido sin ningún comentario? No lo sabemos pero deja sus dudas.
Para Saramago la solución a los problemas de Colombia es una “democracia efectiva” y el voto en blanco. ¿Habrá más insensato? Álvaro Uribe y el imperialismo que lo empuja, han concebido la “seguridad democrática”. El primero piensa que solo en esta se consigue la realización de los derechos humanos universales, “a la vida, a la existencia decorosa, a comer y trabajar, a la salud y la educación”. Acaso Álvaro Uribe no tiene como objetivo la realización de la democracia vía “seguridad” para que todos vivamos en paz, es decir en una democracia “efectiva”? Él igualmente habla de los derechos humanos, quién no?
El dilema al que se enfrentan los pueblos es un asunto grave, se trata de su vida y esta no puede ser cualquiera ni a cualquier precio. ¿Piensa alguien en serio, a estas alturas, a no ser que defienda la posición de los neocons de Washington y el Pentágono, que en Irak se libra una guerra por darle la libertad a un pueblo, o una guerra a muerte por reconquistarla? ¿Cree alguien a estas alturas, después de las infamias y mentiras, que en Irak no se está librando una guerra a muerte entre un pueblo que lucha por su legítimo derecho a la libertad y la soberanía nacional, y los invasores extranjeros? Saramago también lo cree. ¿Cree alguien que en Colombia la guerrilla no lucha, también, por la defensa de la dignidad nacional, por la soberanía y por la conquista de una sociedad donde la justicia social sea lo más parecido a la paz? Saramago no. ¿Quién y cuánta intervención en millones de dólares y tropas determinan la resistencia armada contra ésta? Ni Álvaro Uribe ni Saramago.
¿Quién se opone y protesta el secuestro de revolucionarios en países vecinos y su extradición a la potencia imperialista, cual vulgares “merodeadores”, como una violación fragante a la soberanía e independencia de un pueblo? Ni Álvaro Uribe ni Saramago.