Por un lado
El Nacional refleja que desde 1.990 se viene desarrollando el Programa
de Promoción al Investigador (PPI) que se mantuvo cerca del mismo número
(menos de 2.000) hasta 1.998, sin embargo debe reconocer que esa cifra
asciende hoy a 8.869 profesionales producto del impulso de las políticas
implementadas por el Gobierno Nacional, y como parte de elementos importantes
como el artículo 110 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela (CRBV) que establece la importancia de la Ciencia, Tecnología
e Innovación al servicio del desarrollo del País, así como la creación
del Ministerio de Ciencia y Tecnología y la propia creación de la
Ley Orgánica de Ciencia Tecnología e Innovación (LOCTI) que permitió
un salto cuantitativo de manera radical a partir del año 2.003 en cuanto
al número de investigadores a nivel nacional.
A consideración
que este marco legal es producto de la gestión de la Revolución Bolivariana,
entendido este hecho por el propio Presidente de la República como
socialismo científico por tanto creador de teorías es difícil tratar
de destruir una torre de naipes cuando la misma esta hecha sobre una
base no de papel sino de concreto.
El Nacional
fiel a sus principios del capitalismo critica la creación de una ciencia
pertinente que responda a los problemas sociales, porque si bien es
cierto que las Universidades tradicionales aportan un gran porcentaje
a las investigaciones realizadas en el país también es cierto que
en muchas oportunidades responden más a ideas o preceptos personales
que a las propias enmarcadas en el marco del desarrollo nacional y la
solución de los problemas de nuestro pueblo.
Por tanto la consideración de Ciencia y Tecnología neutra para la derecha será una contraposición permanente a la perspectiva que del socialismo se levanta como una mirada que coloca al ser humano y sus relaciones sociales en la mirada constructiva de una investigación científica con una profunda conexión sistémica transdisciplinaria y por ende que estimula el nuevo paradigma científico. Habermas nos dice que “Una calculadora electrónica puede servir lo mismo a un régimen
socialista que a un régimen capitalista; un ciclotrón
puede ser un buen instrumento, lo mismo para una
guerra que para un partido pacifista... Pero si la técnica se convierte en la forma global de producción material, define entonces a toda una cultura; y proyecta
una totalidad
histórica —un mundo”, por lo que aunque el pensamiento de derecha
defienda descaradamente su neutralidad sabemos que la misma posee una
condición ideológica y en este tiempo no es más que la defensa del
capitalismo.
Sobre la LOCTI
continua el periódico planteando que aunque la misma dio unos buenos
resultados en el inicio, pero hoy en día al estar supervisado por el
Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (FONACIT) ha perdido
relevancia, por lo que pudiéramos preguntarnos por ejemplo en qué
mejoró la calidad de vida de la población venezolana los 35 Millones
de Bs. F aportados por esta vía hasta 2.007 para la Universidad Central
de Venezuela (UCV) o los 22,6 Millones de Bs. F aportados a la Universidad
Católica Andrés Bello (UCAB). Es que pareciera que en el contexto
ideológico caen sólo en la descalificación con el riesgo de parecer
ignorantes porque sencillamente siendo las universidades tradicionales
venezolanas quienes mayor aporte han recibido por la LOCTI y son los
que poseen la mayor cantidad de investigadores no poseen una gestión
de impacto que trascienda en el marco de los nuevos conceptos de la
ciencia, por lo que ante la preocupación del estado venezolano de asumir
la dirección de la investigación científica nacional sólo les queda
defender lo indefendible.
La lógica
hegeliana en el contexto de la dialéctica recorre y ha recorrido el
país, desde 2.004 el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación
2.005 – 2.030 es una muestra de ello, es uno de los grandes debates
nacionales donde sector público, privado y universidades realizaron
aportes de vital importancia por lo que no tiene mucho sentido que El
Nacional diga hoy que se hizo de manera centralizada, los invito a que
revisen los documentos del Plan además de las Encuestas de Percepción
Pública sobre Ciencia y Tecnología por ejemplo.
Sobre esta
base el concepto es claro sobre la crítica que hacen a la poca producción
de patentes nacionales, las patentes siguen siendo un elemento de carácter
ideológico y a quienes defendemos el conocimiento como patrimonio de
la humanidad nos debe chocar un término que a costa del mismo se han
generado por ejemplo en la industria farmacéutica medicinas indispensables
para el tratamiento de enfermedades mortales al servicio de las transnacionales,
si nosotros no somos capaces de invertir ideológicamente la torta sobre
los defensores del no cambiar nada entonces no estamos en una revolución.
En este contexto
¿Qué hacer? de Lenín planteaba que sin teoría no hay práctica revolucionaria,
más adelante Einstein refería a la Ciencia como ese espacio para la
creación de teorías, luego Habermas planteando la Ciencia y Técnica
como ideología, en el marco del enfoque sistémico de Von Butterfly
y el concepto de transdisciplinariedad como nuevo paradigma emergente,
resulta más importante que nunca la relación de la sociedad en la
creación y por la creación de la ciencia, sustituyendo al científico
de bata blanca por un sujeto y objeto de la investigación.
Al respecto es necesario citar a Miguel Angel Pérez Pirela que en el encuentro intelectuales, socialismo y democracia de junio de 2.009 llevado a cabo en el 2.009 en una ponencia que denominó “ Hegemonía de la investigación científico-social reaccionaria: necesidad
de aupar la investigación desde el
socialismo venezolano
” planteaba que “Hay que traer a la discusión en torno a la realidad y la perspectiva de la
Revolución Bolivariana las tres misiones fundamentales del investigador, el
intelectual, el académico: la primera, generar los saberes y conocimientos referentes al ser humano como ser social o ser individual; la segunda, formar a
otros ciudadanos (¿Quién está formando a nuestros ciudadanos después de
diez años
de Revolución?); y la tercera, aportar la sustancia de las orientaciones
y decisiones en las políticas públicas”.
“Para esta sensibilidad tiene que resultar insoportable
la eliminación de las cuestiones prácticas del espacio
público despolitizado. Pero de todo ello sólo puede
resultar una fuerza política si esa sensibilización afecta
a algún problema sistémico insoluble. Y a mi entender
en el futuro puede plantearse un tal problema. Efectivamente, la proporción de riqueza social que crea un
capitalismo industrialmente desarrollado y las condiciones tanto técnicas como organizativas bajo las que
se produce esta riqueza, hacen cada vez más difícil
vincular la atribución de status, aunque sólo sea de
forma subjetivamente convincente, al mecanismo de la
evaluación del rendimiento individual24. Por eso, la
protesta de los estudiantes podría acabar destruyendo
a la larga esta ideología del rendimiento que empieza
a resquebrajarse, y, con ello, derrumbando el fundamento legitimatorio del capitalismo tardío, que ya es
frágil,
pero que está protegido por la despolitización”
Jürgüen Habermas