¡Tiembla el oligarca,
se espanta y se azora.
Al oír el nombre
De Ezequiel Zamora!
Canción popular
NACIMIENTO, INFANCIA Y ESTUDIOS.
Ezequiel Zamora, hijo de Alejandro Zamora y Paula Correa, nació en la población de Cúa, Estado Miranda, el 1º de febrero de 1817. Teniendo sólo 4 años de edad recibe la noticia de la muerte de su padre luchando en la guerra por la independencia.
Su familia pertenecía a una clase social conocida con el nombre de “blancos de orilla”, pequeños propietarios agropecuarios sometidos por las clases privilegiadas de la sociedad colonial.
Dice Federico Britto Figueroa: “el origen familiar y social, y el contacto de Ezequiel Zamora durante los primeros años de su vida con una población oprimida y de acusada rebeldía y sentido igualitario son elementos claves en el desarrollo de su formación humana, condicionando, que, a pesar de ser blanco y vivir en una sociedad donde la explotación económica se escudaba en lo hondo del prejuicio racial, comprendiera, cuando advino la madurez, que en tan enconada lucha la razón estaba de parte de los hambrientos esclavos y peones, y no de los terratenientes y opulentos, los antiguos hombres de la ‘diablocracia'; condicionando, en síntesis, su definitiva identificación con los sentimientos y aspiraciones de las masas populares venezolanas y el desarrollo del apasionado ideal igualitario que fue signo permanente de su vida”.
Cuando su madre Paula Correa se traslada a Caracas, Zamora trata de continuar sus estudios, pero la vida en la Capital era distinta y tuvo que ayudar a su madre en labores que le produjeran el sustento. No obstante, hace sus primeras letras en la escuela regenteada por el maestro Vicente Méndez, aunque sus formadores fundamentales serán su propia madre y su cuñado Juan Gáspers, un emigrante alsaciano vinculado al proceso revolucionario europeo.
Más tarde, la amistad con Juan María García, desempeñará un papel importantísimo en la formación ideológica de Zamora. Allí, aparecerá la preocupación por la historia de las luchas agrarias en la antigua Roma, las figuras de los Gracos y Espartaco, como asimismo el proceso revolucionario francés: Robespierre, Babeuf y Branqui.
SITUACION POLITICA, SOCIAL Y ECONOMICA DE LA VENEZUELA EN TIEMPOS DE EZEQUIEL ZAMORA .
Luego de la guerra de la independencia y ante la derrota del sueño del Libertador Simón Bolívar, la oligarquía colonial se consolida, haciendo socios de sus privilegios a un importante sector de la oficialidad militar. El latifundio se expande, los antiguos terratenientes (a veces patriotas, a veces realistas) vuelven a dominar la tierra; los militares-caudillos de la lucha emancipadora, como Páez entre otros, adquieren inmensas propiedades y pasan a integrar la nueva oligarquía; la burguesía importadora-exportadora y usuraria se consolida tambiéna través de su poder económico.
Con una población que oscila entre 1.000.000 y 1.200.000 personas, la Venezuela de 1830, separada de la Gran Colombia bolivariana, traicionaba el ideal de independencia y unidad de la Patria Grande y se sumergía en la República Oligárquica sostenida por los grandes propietarios y las potencias imperialistas del momento.
El 1 por ciento de la población, unos 10.000 latifundistas eran los dueños de la tierra y un 8 por ciento de esa población, según su propiedad y su renta, eran los únicos autorizados legalmente por la Constitución de 1830 para votar. Por lo tanto el gobierno, los funcionarios y las leyes eran confeccionadas por esa minoría en función de sus intereses y privilegio.
Por otra parte, la inmensa mayoría del pueblo, los trabajadores, los esclavos, los campesinos, los artesanos y los marginalizados de la ciudad y el campo, se debatían en la mayor miseria y hambre. Los viejos soldados de la independencia volvían de sus heroicas batallas a trabajar bajo el régimen de explotación que precisamente habían combatido. Pese al decreto de Bolívar que liberaba a los esclavos de sus cadenas, la oligarquía se había ingeniado para revivir y fortalecer la institución. Los nuevos territorios incorporados al país durante la guerra contra España fueron repartidos entre los terratenientes. Los pequeños propietarios tenían que despojarse de sus tierras por los créditos usurarios otorgados por la burguesía importadora-exportadora y los prestamistas. El campesino sin tierr as era explotado en condiciones de siervo en las grandes haciendas.
Se rompe el bloque oligárquico.
En esas condiciones y como producto de la baja del precio de los productos básicos exportables, aparece el quiebre político del bloque dominante. Por un lado, la burguesía exportadora-importadora, la banca usuraria, la burocracia de la República oligárquica y un poderoso sector de latifundistas. Estos constituían la fracción de los conservadores, oligarcas o godos . Por otro lado, estaban los terratenientes y pequeños propietarios afectados por los créditos usurarios –con el temor de ser desposeídos por aquéllos–, los sectores medios de la ciudad, la pequeña burguesía de profesionales y artesanos y los antiguos militares de la guerra de la independencia que habían sido marginados en el reparto del poder. Estos constituían el Partido Liberal , acaudillado por la figura de un político inescrupuloso, demagogo y agitador: Antonio Leocadio Guzmán.
Si bien sus encendidos artículos de prensa a través de El Venezolano (órgano de prensa del Partido Liberal) acusaban y atacaban al régimen oligárquico, Guzmán se cuidaba lo suficiente como para no levantar un programa revolucionario o meramente cuestionador del sistema vigente. Su base se asentaba en la Constitución del 30 (justamente aquella que legalizaba la República Oligárquica) y, a lo sumo, criticaba a sus adversarios a quienes calificaba de “logreros, adueñados de los puestos públicos sin querer soltarlos”. Lo único que diferenciaba el discurso encendido de Guzmán con el de los conservadores era su crítica a la Ley de Contratos (que aplicaba intereses usurarios a los préstamos) y al monopolio y privilegio de la Banca.
El pueblo.
En un principio, las masas oprimidas venezolanas se habían expresado durante la guerra emancipadora a través de los caudillos Boves y Morales. En una verdadera guerra de clases y de “colores”, los indios, negros y pardos habían cerrado filas en el bando realista contra el bloque patriótico, que incluía, entre otros, a sus odiados amos. El decreto de liberación de esclavos y otras medidas de profundo carácter social impulsadas por Bolívar y la acción del llanero Páez hacen ganar definitivamente a esos sectores oprimidos para la causa patriótica.
Derrotado el proyecto bolivariano, las masas oprimidas, que habían dado su sangre combatiendo contra el colonialismo español, se resisten a volver a la servidumbre a que las condenaba el antiguo régimen. El esclavo, que había ganado la condición de soldado del Ejército Libertador con las armas en la mano, no podía tolerar retrotraerse a las arbitrariedades de las clases dominantes. Lo mismo le pasaba a los campesinos pobres, a los siervos del campo o a los trabajadores de la ciudad. Las insurrecciones populares y las guerrillas campesinas fueron la respuesta de los oprimidos a la República Oligárquica implantada desde 1830.
PRIMEROS AÑOS DE LA LUCHA SOCIAL.
Zamora, gracias a un préstamo facilitado por su cuñado Juan Gáspers, se radica en la población aragüeña de Villa de Cura, y abre una tienda de víveres.
Para ese momento, en que el joven Ezequiel aún no ha cumplido los 25 años, su relación con los comerciantes y el pueblo le permiten palpar el descontento social provocado por la crisis económica y la situación de absoluta rebeldía de las masas populares.
En 1840, cuando comienza a circular El Venezolano de Antonio Leocadio Guzmán, Zamora, como miles de hombre del pueblo en busca de tierra y libertad, es atraído por la demagogia social guzmancista y se incorpora al Partido Liberal.
Así, el modesto comerciante de Villa de Cura, combina su actividad laboral con las de agitador y organizador de las luchas democráticas de las masas rurales del Valle de Aragua y Llanos de Guárico.
Señala Federico Britto Figueroa: “Las condiciones económicas-sociales que imperaban en las zonas rurales y suburbanas del centro de la República y las características subjetivas de la población campesina oprimida que en ellas habitaba, favorecen la expansión de la propaganda democrática iniciada por Ezequiel Zamora”.
Recorriendo haciendas y fundos, conversando con los campesinos, peones, esclavos y siervos, el organizador lleva y divulga las ideas de redención social: “Dios hizo iguales a todos los hombres en cuerpo y alma, ¿por qué entonces un puñado de ladrones y facciosos van a vivir del trabajo de los pobres, especialmente de quienes tienen el pellejo negro?” ; “cuando Dios hizo el mundo repartió en común el agua, el sol, la tierra, ¿porqué entonces los godos se han apoderado de las mejores tierras, bosques y aguas, que son propiedad del pueblo?”
Los periódicos liberales caraqueños, bajo la inspiración de Antonio Leocadio Guzmán, bien se cuidaban de no mezclar la lucha democrática con la lucha reivindicativa del pueblo. Nada de la prédica zamorista aparecía en el discurso de los liberales terratenientes. La dirección del Partido Liberal enfrentaba su propia lucha en el seno del bloque oligárquico, pero ese enfrentamiento hacía necesaria la participación de las masas populares. Y esas masas no se iban a limitar a hacerle simplemente el juego a los políticos de turno. Bajo la bandera amarilla de los liberales, los oprimidos impusieron su propia impronta. Zamora acaudillaba la tendencia revolucionaria que se sintetizaba en un breve programa que arrastraba a los explotados en pos de justicia social:
• Comunidad de tierras
• Hombres libres.
• Elección popular y principio alternativo.
• Horror a la oligarquía.
Estos planteamientos diferenciaban radicalmente al movimiento democrático personificado en Ezequiel Zamora y sus campesinos del movimiento liberal guzmancista que ignoraba las reivindicaciones fundamentales del pueblo venezolano.
INSURRECCION ANTIESCLAVISTA
Al grito de guerra: "¡oligarcas temblad; viva la libertad!", armados con machetes, lanzas, cuchillos y algunas tercerolas, las masas populares se alzan en 1846.
El gobierno conservador, ante el peligro de perder las elecciones de aquel año, desató una feroz represión contra los liberales, encarcelando a muchos de sus dirigentes, entre ellos al fundador: Antonio Leocadio Guzmán.
A causa de aquella política agresiva del gobierno y ante la capitulación de Guzmán que demuestra así sus límites concretos de clase, se produce la insurrección campesina.
José Francisco Rangel inicia el levantamiento el 1º de setiembre, tomando haciendas, quemando los títulos de propiedad y decretando la libertad de los esclavos. Ezequiel Zamora; defraudado por la claudicación de Guzmán, el 7 de setiembre se plantea: “echar por tierra a los oligarcas a hierro y plomo” Dirigiéndose a los peones y campesinos los invita “a seguir adelante como una imperiosa necesidad, para quitarnos el yugo de la oprobiosa oligarquía y para que, opóngase quien se opusiera y cueste lo que costare, lleguemos por fin a conseguir las grandes conquistas que fueron el lema de la independencia”. El 9 de setiembre, se encuentra con su amigo y compañero de causa José Francisco Rangel.
La insurreccción campesina de 1846 fue una rebelión contra la clase terrateniente en su totalidad, y contra el Estado dominado por las clases privilegiadas explotadoras. Fue una guerra civil, una guerra social, antiesclavista y antifeudal, donde los esclavos y campesinos se enfrentaron solos con el aparato militar de la República Oligárquica, los terratenientes arruinados que integraban las filas liberales defeccionan de la lucha y buscan una salida negociada.
En el proceso insurreccional, Zamora se destaca no solamente como jefe militar, sino, fundamentalmente, como un revolucionario consciente de la lucha que está entablando.
Triunfante el ejército oligárquico, Rangel es asesinado a machetazos y Zamora, hecho prisionero y sentenciado a muerte.
La sentencia no se cumplió, porque al igual que a Antonio Leocadio Guzmán, el Presidente José Tadeo Monagas (fruto de la conciliación entre las clases dominantes) le conmutó la pena por la prisión de 10 años.
Al poco tiempo, y antes de llegar al Castillo de San Carlos, terrible prisión en el Estado de Zulia, sus compañeros de armas de la rebelión campesina, lo rescatan haciéndolo fugar y devolviéndolo a su pueblo. Ezequiel Zamora el “Jefe del Pueblo Soberano” reinicia la lucha desde la clandestinidad.
A finales de 1846, se produce el cambio de orientación del gobierno de Monagas, quien rompe con los conservadores y se alía con los liberales. Zamora es incorporado al ejército como comandante e interviene contra los alzamientos godos que no aceptaban el giro hacia el liberalismo del presidente. Gracias al apoyo liberal y mediante la adopción de ciertas medidas importantes, como la derogación de la Ley de Contrataciones, la abolición de la esclavitud, y otras, Monagas se mantuvo en el poder hasta marzo de 1858, cuando el golpe militar dirigido por Julián Castro lo derrocó. Pero las masas liberales comenzaron de nuevo a alzarse, en todo el país se formaron guerrillas hasta constituir un movimiento general de lucha armada que tomó en sus manos la bandera de la Federación y agitó las consignas proclamadas por el par tido liberal: "Elección popular, Principio Alternativo y Horror a la Oligarquía”.
GUERRA FEDERAL
¡Marchemos federales en recia multitud
a romper las cadenas de vil esclavitud
oligarcas, temblad; viva la libertad!
Canción popular
El 20 de febrero de 1859 estalla en Coro la Guerra Federal con Juan Crisóstomo Falcón a la cabeza. Zamora se une a Falcón y es nombrado Jefe de Operaciones de Occidente. Como brazo ejecutor de la Guerra Federal, desarrolla una gran actividad y gracias a su liderazgo logra organizar un ejército popular a favor de los federalistas.
De todas las guerras civiles que sufrió Venezuela en el siglo pasado, esta fue la más cruel y encarnizada pues murieron unas 200.000 personas que en un país de poco más de 1.500.000 de habitantes representa la importante cifra de 13%.
La Guerra Federal no fue un mero estallido militar, ni tampoco un episodio más de la lucha entre los caudillos. Por el contrario, este conflicto constituyó una verdadera conmoción popular, que convulsionó el país durante cinco años y dejó profunda huella en la vida nacional. Conviene, pues, señalar las principales causas que provocaron la Guerra Federal:
• El problema de la propiedad de la tierra: Unas pocas familias, descendientes de la antigua oligarquía criolla y unos cuantos caudillos salidos de la guerra de independencia, reunieron en sus manos inmensas propiedades y mantuvieron su dominio sobre los campesinos. El latifundio continuó extendiéndose como base de todo aquel sistema semifeudal, mediante la apropiación por los particulares de grandes extensiones de terreno baldío. La injusticia de este régimen de propiedad territorial en manos de un pequeño grupo de grandes terratenientes frente a una gran mayoría de campesinos desposeídos y explotados, influyó en las masas populares, que se incorporaron en la lucha contra la oligarquía.
• Asimismo el problema de la esclavitud se había agravado. La abolición decretada en 1854, empeoró la situación social, pues los 40.000 esclavos liberados, se encontraron sin tierras y sin ayuda para incorporarse activamente a la vida económica. Los ex-esclavos tuvieron que permanecer al servicio de sus antiguos amos, quienes fijaron los salarios y las condiciones de trabajo a su antojo. La situación de miseria de este sector de trabajadores, contribuyó también al descontento de las masas rurales que nutrieron las filas de la federación.
• Sin duda que la crisis económica influyó en forma decisoria. Esta crisis afectó directamente el comercio exterior de Venezuela por la baja en los precios de los frutos de importación; redujo los ingresos del fisco que provenían en su casi totalidad de los impuestos de aduana y fue causa de la ruina de muchos hacendados.
• El precio del café bajó un 20%, el de los cueros un 70%, el de productos de la caña un 50%. A partir del año fiscal 1852-53, los presupuestos fueron deficitarios. Los sucesivos empréstitos negociados por el gobierno no lograron resolver la situación y fueron muchos los terratenientes arruinados o en trance de arruinarse, que se sumaron sin vacilaciones a la causa liberal atribuyendo al desgobierno de los godos, el general desajuste.
• La vuelta al poder de la oligarquía, a raíz de la caída de Monagas. Después de la revolución de marzo, los conservadores intentaron restablecer la hegemonía y el exclusivismo que ejercieron hasta 1846. Pero los liberales, que venían de diez años en el gobierno de los Monagas, contaban ahora con caudillos militares de influencia en las masas rurales y tenían enorme apoyo popular. Estos caudillos iniciaron levantamientos en todo el país contra los conservadores. La insurrección prendió en todas partes bajo la dirección de los caudillos, del liberalismo. La federación pasó a ser la consigna central del movimiento: "la federación es el gobierno de los libres". Y los Federales (o "feberales", como decía el pueblo), se lanzaron a la lucha para " ;sacar la patria de la salvaje y brutal dominación en que la tienen los oligarcas" .
Durante el primer año de la Guerra Federal, fue una guerra de movimientos y batallas decisivas. Bajo la dirección de Zamora, que fue el alma de la guerra en este primer período, los federales obtuvieron la brillante victoria de Santa Inés, cerca de Barinas, en donde las tropas del gobierno sufrieron grandes pérdidas en oficiales y soldados y se retiraron perseguidas por el caudillo liberal. Pero Zamora murió mientras sitiaba la ciudad de San Carlos, el 10 de enero de 1860. Una bala asesina, que nunca se sabrá si salió de los fusiles godos o de el de los liberales que temían la presencia de quien planteaba la revolución social, puso fin a la vida del Jefe del Pueblo Soberano.
VIGENCIA DEL MENSAJE DE EZEQUIEL ZAMORA
Una de las tres raíces doctrinarias del movimiento bolivariano encabezado por el comandante Hugo Chávez Frías, es la de Ezequiel Zamora. Sus banderas de lucha por una auténtica democracia popular, por la comunidad de tierras, la justicia social y el horror a la oligarquía hoy nuevamente flamean en el proceso revolucionario venezolano. La soberanía popular alcanzada por el pueblo a partir del 2 de febrero de 1998, se cristaliza, en el legado zamorista, con la supresión del latifundio decretada en la nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y por la Ley de Tierras.
Mucho tiene que hacer todavía Zamora en las luchas populares de los pueblos latinoamericanos. Zamora volvió, para horror de la oligarquía, y la felicidad del bravo pueblo venezolano.