En el Día Internacional de la Mujer, quien preside la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, otorgó un reconocimiento a la dirigente de Vente Venezuela, María Corina Machado.
Como bien sabemos, tanto Ayuso como Machado representan las expresiones más fascistoides, retrógradas y elitistas de sus respectivos países.
Parece mentira como se puede galardonar en el Día Internacional de la Mujer a la señora Machado, quién solicitó al gobierno estadounidense incrementar las sanciones contra Venezuela, que acarrearon enormes sufrimientos para el pueblo, siendo las mujeres humildes las principales perjudicadas. Inclusive, esta misma señora solicitó la intervención armada de Estados Unidos contra su propio país, imaginándonos todo lo que ello hubiera significado.
Pero un acto de desfachatez y provocación de esas características, solo se entiende en el marco de la coordinación que están exhibiendo las extremas derechas mundiales.
Ayuso aparece liderando el ala derecha del partido de derecha que pertenece, el Partido Popular. Antifeminista, filo franquista y con muy disimuladas capacidades intelectuales, esta señora se asocia a otros personajes reaccionarios como su compatriota de Vox Santiago Abascal, o el ex presidente de Brasil Jair Bolsonaro o el ahora de moda presidente argentino Javier Milei.
Sin duda que una derecha muy autoritaria y troglodita está ganando espacios en la política internacional. Tanto Machado como Ayuso son parte de esa ola reaccionaria que irrumpe de la mano del capitalismo decadente.
No es casual que la oligarquía más recalcitrante de Venezuela esté invirtiendo sumas siderales de dinero en propiedades y negocios en Madrid, para alegría de Ayuso y sus amigos, que pretenden conformar en la metrópolis española una nueva Miami, atrayendo los capitales, casi siempre mal habidos, de las oligarquías latinoamericanas.
Tampoco es casual que aquí se reúnan Ledezma y López, y que los principales promotores del desembarco de millonarios venezolanos sean los hermanos Axel y Miguel Ángel Capriles con la empresa Gran Roque Capital, como la empresa Impar, dirigida por el ingeniero venezolano Roberto Perri Aristeguieta.
Los apellidos de alcurnia venezolanos con la vetusta derecha madrileña repartiéndose halagos y zalamerías, representan un mundo que se cae a pedazos.
Por suerte, otras mujeres, millones en el del mundo entero, están movilizadas en su día por causas justas y dignas.