Parte II

Penuria de la vivienda

La sociedad burguesa sobre la que se fundamenta el Estado Moderno se ha
encargado de publicar libros, realizar planes, y promulgado leyes
asociadas a la vivienda, cuya preocupación inicial era el control de
brotes de epidemia, más no para solucionar este problema.

Con el fin de engañar a la clase trabajadora se inventó la economía
social, que según se ocupa de las cuestiones sociales; y tiene por
finalidad, en el marco del orden social que hoy predomina, elevar a las
clases desposeídas al nivel de las clases poseyentes (quien lo entienda
que lo explique???).

Se desea que el modo de producción capitalista permanezca invariable y
que, sin embargo, la clase desposeida sea elevada al nivel de las clases
poseedoras. Cuando, en realidad, una premisa indispensable del modo de
producción capitalista es la existencia de una clase desposeída, una
clase que no tenga otra cosa que vender sino su fuerza de trabajo y que,
por consecuencia, esté obligada a vender esta fuerza de trabajo a los
capitalistas industriales.

Se persigue pues, que todos los trabajadores asalariados puedan ser
transformados en capitalistas sin dejar de ser asalariados. Noble
meta!!!. Pero que se queda en el papel y en la extensa literatura, que
hoy han querido revivir los señorones de FEDECAMARAS.

Pero, ¿de dónde procede la penuria de la vivienda? ¿Cómo ha nacido?. Es
es un producto del régimen social burgués; que no podría existir sin
penuria de la vivienda, una sociedad en la cual la gran masa trabajadora
y del pueblo no puede contar más que con un salario y, por tanto,
exclusivamente con la suma de medios indispensables para su existencia y
para la reproducción de su especie. La sociedad burguesa, es una sociedad
donde los perfeccionamientos de la maquinaria privan continuamente de
trabajo a masas de trabajadores; donde los ciclos industriales
determinan, la existencia de un ejército de reserva de trabajadores
desocupados y, también, despide periódicamente a grandes masas de
trabajadores; donde quines buscan trabajo se amontonan en las grandes
ciudades, mucho más de rápido que los planes de construcción de viviendas
privados o públicos. Esto hace que tal vez, un trabajador, pueda alquilar
algunas pocilgas o ranchos para vivir.

En la sociedad burguesa la penuria de la vivienda no es producto del
azar; es una institución que no podrá desaparecer, con sus repercusiones
sobre la salud pública, más que cuando todo el orden social que la ha
hecho nacer sea derrocado de raíz. Las buenas viviendas son tan caras que
la mayor parte de los trabajadores no puede ni soñar con ellas.

De aquí que la burguesía no puede achacar a la ignorancia de los
desposeidos(???), el hecho que con tal de economizar algo en el alquiler,
se recurra a vivir en ranchos, húmedos, insuficientes, y faltos de
higiene y, que con frecuencia varias familias alquilan conjuntamente una
misma vivienda o incluso una misma habitación, todo esto para gastar lo
menos posible en alquiler, mientras que derrochan (¿¿??) sus ingresos en
beber y en toda suerte de malas costumbres.

Y es que en las circunstancias actuales, el hábito de beber es un
producto de las condiciones de vida de las clases desposeidas, tan
necesario como el dengue, el VIH, el cigarrillo, la marihuana, la
violencia, los parásitos, y las otras enfermedades sociales.

Cree alguien que un trabajador, a pesar de tener la suerte de ser dueño
de una vivienda, y debido a su condición indefensa ante la coyuntura
económica, dependiente del patrono, estaría de este modo, asegurado
contra la precariedad y la miseria; y que por ese solo hecho ya se
transformaría en capitalista obviando el hecho de poseer su vivienda
gracias a un crédito hipotecario?. Por esa vía ningún trabajador puede
alcanzar un grado de independencia económica. Una vivienda de un
trabajador no será capital, por el solo hecho de habitarla él mismo.
Hoy día una familia puede poseer su casita, o vivir en enormes edificios
de apartamentos. Poseer una casa en una ciudad es casi imposible debido a
la carestía de los terrenos. La cuestión de la vivienda para solventarse
requiere que la sociedad esté siendo transformada de tal manera, que se
elimine la oposición entre la ciudad y el campo. En la sociedad
capitalista está división se acrecenta cada día más.

No es solucionando parcialmente el déficit habitacional como se resuelve
la cuestión social, sino que solucionando la cuestión social de manera
revolucionaria, derogando el modo de producción capitalista, se inicia la
solución definitiva al problema de la vivienda. Las grandes urbes
modernas, causantes de lacras sociales, solo podrán ser suprimidas cuando
sea abolido el modo de producción capitalista.

La revolución social debe comenzar desde el barrio, desde los ranchos,
desde el campo, desde la fábrica y tratar de remediar los males más
destacados con los medios al alcance, mediante el empleo de los recursos
creados por la sociedad: el capital. El capital es un producto social,
construido por el trabajo no remunerado de los trabajadores, y está
compuesto por el dinero, por los equipos, maquinarias, fábricas,
instalaciones, bancos, la tierra, materia prima. El capital, que en la
sociedad actual posee un carácter social debe ser apropiado por la
sociedad y ser empleado en beneficio de una economía colectiva: primero,
para los problemas generales de vivienda, salud, educación, seguridad,
alimentación, luego, para la satisfacción individual.

Las grandes empresas, poseen planes de vivienda y de construcción para
sus empleados, sin embargo, en muchos casos, el contrato estipula
condiciones bajo las cuales la propiedad es revocable. Así que en el
mejor de los casos, un trabjador medianamente acomodado puede ser dueño
de su casa ya sea en el campo o en menos casos en las ciudades, pero su
propiedad puede ser revocada por contrato.

La burguesía no tiene la voluntad para solucionar la penuria de la
vivienda, incluso ha encontrado en este problema un medio para especular
en la bolsa (ejemplo: la crisis con las hipotecas "basura" en USA).
Es dificil que un trabajador adquiera una vivienda, ya que el salario de
la mayoría de la clase trabajadora pudiera permanecer cuantitativamente
estable (debido a la inflación), aunque, en realidad baja a medida que su
familia crece.

Se pudiera proponer una revisión de la Ley referente a la construcción de
viviendas con la finalidad de abaratarlas. Lo que sucede es que los
funcionarios encargados de aplicar la ley, deben sus cargos a ciertos
intereses e influencias, son incapaces, o no están interesados en hacer
cumplir la Ley en beneficio de la población desposeida. En resumen, se
hace todo lo posible para no aplicar las leyes de implicación social. Una
ley social, sólo tiene sentido cuando su gobierno (y el propio Estado)
está dominado o presionado por los trabajadores y demás clases oprimidas,
así una Ley puede ser un arma eficaz para transformar el orden social
existente.

El Estado debe pasar de ser, un poder dominado por las clases dominantes,
a ser dirigido por los explotados. Si los capitalistas individuales no
hacen nada para solventar el problema de la vivienda y sus consecuencias
espantosas, el capitalista combinado, es decir su Estado, no lo hará
tampoco. El Estado solo se preocupará por tomar medidas corrientes, para
obtener paliativos superficiales que no van al fondo del problema.

Se podría decir que en la República Bolivariana de Venezuela la
burguesía tiene un poder relativo, que el Estado es un poder
independiente, que aunque está situado por encima de la sociedad,
representa los intereses conjuntos de la sociedad y no los de una sola
clase. Se agregaría que ese Estado podría hacer cosas diferentes al de un
Estado burgués; y que se puede esperar acciones muy distintas también en
el campo social.

En realidad, el Estado venezolano es un producto necesario de la base
social de la que se ha originado, la burguesía. Pero junto a la
burguesía, existe una clase trabajadora que crece rápidamente y se
organiza cada día más, y un sector de campesinos depauperados. Entonces,
se encuentra un Estado que mantiene un extraño equilibrio entre, por un
lado, la burguesía, y por el otro lado, la clase trabajadora y el
campesinado. Pero, el verdadero poder gubernamental está en manos de la
burocracia, proveniente de la pequeña burguesía, entre otras. Esta
burocracia ha desarrollado tal grado de autonomía, que parece estar por
encima de la sociedad, y aporta al Estado un rasgo aparente de autonomía
respecto de la sociedad. Lo que realmente persiguen los funcionarios y la
burocracia en general, es conseguir cargos más lucrativos en la
administración de las empresas del Estado.

Con esa clase de Estado deformado, que a pesar que está luchando por
transitar al socialismo, que está integrado por personajes que buscan
aburguesarse, es imposible resolver los problemas sociales, entre los que
se encuentra la penuria de la vivienda. Este es un reto para los
militantes más avanzados del PSUV.


¡Patria Socialista o Muerte.........Venceremos!

garcialwx@pdvsa.com


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Lucidio García


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