Estos aspectos
nos hacen indicar que las terribles consecuencias de la política neoliberal
de las últimas 04 décadas de la cuarta república, lejos de haber
sido solventadas aún poseen efectos estructurales sobre la sociedad
venezolana, Luciano Wexell Severo en su libro “Economía Venezolana
(1899-2008) La lucha por el petróleo y la enmancipación” desde una
lógica malthusiana afirma que “Si el PIB cae dos o tres años consecutivos,
genera problemas tan complejos que pueden llevarse cinco o diez años
para solucionarlos. Si cae durante diez años, como ha sucedido
en Venezuela, provoca un descarrilamiento tan terrible que son necesarios
otras décadas de mucho esfuerzo para lograr poner el tren sobre los
rieles”. Al respecto Wexell hace referencia a las fatídicas
consecuencias registradas por los años de gobierno del pacto de Punto
Fijo, y no siendo suficiente con esto el paro patronal durante 2.002
y 2.003 promovido por estos mismos sectores apátridas frenaron un proceso
que pese a que en 2.004 comienza a sumergir una fuerza importante en
lo que se refiere a la disminución notable de la pobreza y un crecimiento
sostenido aún nos encontramos con fallas estructurales que ocasiona
que aquellos a los que la política de la revolución no ha atendido
se encuentren afectados por las variables mencionadas del párrafo anterior.
El presidente
Chávez hace un esfuerzo extraordinario por superar los difíciles momentos
de la coyuntura nacional actual, y ha reiterado en varias ocasiones
que el tema de la vivienda se ha convertido para él en un asunto personal,
y los resultados pueden observarse en la lucha que el ejecutivo ha iniciado
en contra de las estafas inmobiliarias y la propia generación de proyectos
que permitan dar respuesta a los problemas de los más necesitados en
este sector.
La realidad nos lleva a pensar que pese a la inmensa voluntad política y compromiso revolucionario del
propio presidente,
resulta difícil pensar que esto sea suficiente para solucionar un problema
que desde la perspectiva del sistema del capital resulta complicado
superar.
Veamos el problema
en cifras. El Ejecutivo Nacional ha fijado que la construcción
de una vivienda se aproxima a la cifra en 200 mil Bs. F, y aunque de
manera oficial no se ha afirmado que el déficit habitacional venezolano
llega a las 2 millones de viviendas con un crecimiento anual de 100
mil, a la situación actual es posible que se necesiten un total
de 400 mil millones de Bs. F para superar esta problemática, es decir
casi el doble del presupuesto anual previsto para el ejercicio del 2.011,
ello equivaldría con un dólar a 4,30 Bs. F a 93 mil millones de dólares,
el equivalente a 1162 millones de Barriles de petróleo. Postergar
la tarea en planes de desarrollo habitacional plurianuales llevarían
en cinco años incrementar la cifra total en un 25%, o en diez años
en un 50%.
Visto desde
esta óptica permite visualizar que un problema esencial para el ser
humano como lo es la vivienda pudiera resultar desesperanzador para
los más necesitados desde el punto de vista capitalista, pues pareciera
casi imposible su solución, sobre todo en una economía mundial que
atraviesa una profunda crisis no sólo económica sino política y social.
Es donde dar
una solución estructural al problema resulta más necesario que nunca
y para ello es necesario realizar un análisis científico, a través
de proyectos de Investigación y Desarrollo en los campos sociales,
económicos, políticos, tecnológicos e industriales que permitan generar
una planificación que de una respuesta lo más aproximada a la problemática
actual.
Para ello es
indispensable tomar en cuenta factores fundamentales que ya han sido
expresados por el propio presidente como el empleo, el transporte, la
educación, la industria entre otros, que sin duda complican el panorama
aún más en materia de recursos económicos pues sus inversiones deberían
sumarse a lo que implica la propia construcción de la vivienda.
Los proyectos
de Transformación Integral del Hábitat (TIH), desarrollados en los
consejos comunales pueden ser una solución importante que pueden generar
soluciones con disminución en la inversión planteada para el tema
además de significar una solución social al propio problema.
En un artículo publicado recientemente en aporrea http://www.aporrea.org/poderpopular/n171262.html Ivonne Guevara presidenta de la directiva
de la Federación Nacional Bolivariana Participativa y Protagónica
de los Consejos Comunales y Las Comunas (Fenacomunal) indicó que mediante
la gestión de los Consejos Comunales es posible construir un total
de 500 mil viviendas.
Por otra parte
recientemente el pasado 13 de noviembre en una reseña de correo del
orinoco Juan Carlos Escotet Presidente de la Asociación Bancaria Venezolana
afirmaba que la Banca Privada podría financiar la construcción de
01 millón de viviendas en cuatro años, ello sin duda suma de manera
importante los esfuerzos que se vienen haciendo en la materia.
La lucha contra
el latifundio urbano es una deuda pendiente, un gran volumen de tierras
ociosas se encuentran en manos de pocas personas, el estado venezolano
debe hacer esfuerzos por combatir esta asimetrías cuidando claro de
no incluir en el mismo saco a posibles personas con propiedad de terrenos
que no han podido construir por las mismas condiciones económicas.
Allí
existe otro elemento fundamental a considerar pues el financiamiento
para la auto-construcción pareciera representar un problema para las
personas que desean incorporarse en esta actividad, queda aún pendiente
masificar esta posibilidad, que puede combatir de manera conjunta con
los consejos comunales y la Banca el problema de la vivienda en Venezuela.
Sin duda alguna
debemos encaminarnos hacia la realización integral de un Plan Nacional
de Vivienda que permita en materia de números, políticas y estrategias
dar respuestas estructurales a esta necesidad social, articulado con
los Planes de ordenamiento territorial y los planes de desarrollo
de las regiones.
"El reparto de la plusvalía producida por los obreros y que se les arranca sin retribución, se efectúa entre las clases ociosas en medio de las más edificantes disputas y engaños recíprocos. Como este reparto se hace por medio de la compra y de la venta, uno de sus principales resortes es el engaño del comprador por el vendedor, engaño que, en el comercio al por menor, y principalmente en las ciudades grandes, se ha convertido hoy en una necesidad vital para el vendedor. Pero cuando el obrero es engañado por su panadero o por su tendero en el precio o en la calidad de la mercancía, esto no le ocurre por su calidad específica de obrero. Por el contrario, tan pronto como cierto grado medio de engaño se convierte en algún sitio en regla social, es inevitable que, con el tiempo, este engaño quede compensado por un aumento correspondiente del salario. El obrero aparece, frente al tendero, como un comprador, es decir, como un poseedor de dinero o de crédito y,
por consiguiente,
no como un obrero, como un vendedor de fuerza de trabajo. El engaño
puede afectarle, como en general a las clases pobres, más que a las
clases ricas de la sociedad, pero no se trata de un mal que afecte sólo
al obrero, que sea exclusivo de su clase.
Ocurre exactamente lo mismo con la penuria de la vivienda. La extensión de las grandes ciudades modernas da a los terrenos, sobre todo en los barrios del centro, un valor artificial, a veces desmesuradamente elevado; los edificios ya construidos sobre estos terrenos, lejos de aumentar su valor, por el contrario lo disminuyen, porque ya no corresponden a las nuevas condiciones, y son derribados para
reemplazarlos
por nuevos edificios. Y esto ocurre, en primer término, con las viviendas
obreras situadas en el centro de la ciudad, cuyos alquileres, incluso
en las casas más superpobladas, nunca pueden pasar de cierto máximo,
o en todo caso sólo de una manera en extremo lenta." Engels. Contribución
al Problema de la Vivienda