Ha muerto en Miami (USA) un emblema, un feroz y vengativo emblema del escualidismo venezolano. Ha muerto CAP, convertido en momia (o momio) alimentada y carcomido por el odio y la venganza contra la revolución bolivariana y las transformaciones sociales y populares que durante mas de una década ha liderado el Presidente Hugo Chávez, que han modificado radicalmente la historia de la nación.
Nada que lamentar ni llorar. Bien ido. Es un golpe a la ultraderecha reaccionaria y levantisca que hace hasta lo imposible para anular el protagonismo de la multitud revolucionara.
¿Por qué lamentar la desaparición de un sujeto que acudió a la criminalidad para exterminar a sangre y fuego el movimiento popular durante los años 60 y al finalizar la década de los 80? ¿Que puede el pueblo lamentar frente a una ficha descompuesta de la politiqueria burguesa, inmersa en la corrupción, el postín y la pompa con los riqueza y el patrimonio social de todos los venezolanos y su Estado?
CAP simbolizó la violencia reaccionaria, el desman plutocratico, la demagogia liberal, la zalagarda clientelista, el despilfarro irresponsable, la insensibilidad frente a los pobres, el cinismo burgués y la traición a los principios esenciales del humanismo y la solidaridad.
A CAP debería acompañarlo toda la tramoya superstite que aun permanece en condición vicaria, parasitismo social y político carcomido por el resentimiento y el odio al Socialismo revolucionario.
Bien ida esta alimaña desgraciada, autora de tormentos y dolores en millones de compatriotas que fueron golpeados por su arbitrariedad y arribismo social.
Que sufra después todo lo que sea necesario para que pague cada uno de sus horrorosos crímenes.
No permitamos el olvido ni la amnesia frene a este personaje siniestro de la historia venezolana.
Que lamenten esa muerte sus compinches de fechorias, como los funcionarios del imperio colocados en condición de plañideras a propósito del evento necrológico y los señores de la MUD, clones de este especimen degradado de la politica capitalista.
El proceso revolucionario no debe distraerse en este obituario escualido, sus tareas no dan espera porque la conspiracion sigue su encabritada marcha.
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