Una mirada al plan de la CIA en Caracas


En el último cuarto del siglo XX, cualquier país latinoamericano que optó por un modelo social y económico distinto al capitalista: Cuba, Jamaica, Chile, Nicaragua y Grenada, debió sufrir el ataque brutal del imperio estadounidense y particularmente las acciones de esa institución diabólica y todo poderosa creada para servir de brazo ejecutor: la Agencia Central de Inteligencia (CIA). De los países mencionados sólo Cuba ha podido resistir la acción de la CIA.

Chile, Jamaica y Nicaragua sucumbieron a la combinación letal de medios de comunicación, fuerzas internas entreguistas y ejércitos nacionales de ocupación. Tanto en Chile, como en Jamaica y Nicaragua la CIA comenzó sus acciones copando los principales medios de comunicación y la mayoría de sus periodistas. En el caso chileno, el medio clave elegido para la campaña conspirativa fue El Mercurio. Allí, progresivamente, fueron cambiando la estructura del medio, modernizando sus impresoras, cambiando el formato, usando propaganda subliminal, calumniando a personeros del gobierno de Allende, promoviendo una élite de personajes que pudiera sustituir a los funcionarios del gobierno una vez eliminado éste, generando desinformación, magnificando todos los conflictos sociales, así como las desgracias naturales o accidentes, coordinando las compañas propagandísticas con acciones desestabilizadoras de la economía, articulando la propaganda con ofensivas económicas, diplomáticas y paramilitar, todo de acuerdo con las tácticas descritas en el manual: Field Manual of Psychological Operations del ejército de EE.UU.

En Venezuela, acaso por la importancia que reviste nuestro país para sus objetivos imperiales, el plan es infinitamente más amplio. Los principales medios escritos, tanto de alcance nacional como regional, han sido copados por la CIA. Lo mismo puede decirse de las plantas televisivas y centenares de emisoras de radio. Claro, algunos de estos medios representan la cabeza del plan y los otros sus complementos. En Venezuela están identificados plenamente por sus acciones absolutamente fieles al Manual de Operaciones Psicológicas, los medios puntales: El Nacional, El Universal y el Nuevo País en la prensa escrita nacional; Globovisión, RCTV y Venevisión en los medios televisivos y Unión Radio, RCR y otras en el medio radiofónico.

Semanalmente cumplen con la pauta que proviene de la Oficina de Orientación de Propaganda Internacional de la CIA, la cual edita un boletín llamado “Weekly Propaganda Guidance” para uso de los medios copados, sus periodistas y contactos. Todo ello bien orquestado con la promoción de ataques al gobierno proveniente de organizaciones como la SIP o la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, quienes se encargan de colocarlo entre los regímenes que “amenazan la libertad de expresión”.

El plan se ejecuta, por ejemplo en los medios impresos, vean sino el estilo de las primeras planas de estos diarios: Titulares y fotos escandalosos, de naturaleza negativa, culpando al gobierno bolivariano de todo desastre que se abata sobre el país y cuando no disponen de titulares locales suficientes para fomentar la angustia, apelan a la transformación en noticia importante de cualquier información que provenga de países o grupos que puedan ser asociados subliminalmente al gobierno bolivariano; Cuba, el “cocalero” Evo Morales, las FARC, etc. El caos económico y social son los temas preferidos: violencia, crisis permanente de las instituciones, muerte, asesinatos grotescos, corrupción generalizada y vaticinios infernales.

La propaganda subliminal ocupa un lugar de privilegio en esta campaña. Así se asocian en la misma página fotos o titulares de diferentes artículos y asociaciones de palabras. Por ejemplo: la foto de un rancho abatido por las lluvias junto a una del Presidente bajando de su avión y caminando sobre una alfombra roja, vinculando el horror del desastre con la imagen de un presidente que vive con los mayores lujos. También fue diabólicamente magistral la presentación de un titular que denunciaba la escasez de alimentos, junto a otro que daba cuenta de los miles de millones de bolívares que gasta el Presidente en su alimentación.

Añadan ustedes a este frente escrito la complementación de sus cuadros en los medios radiofónicos y televisivos, los cuales, mediante la más grosera manipulación, con el empleo de guiños, miradas pícaras, silencios cómplices e inflexiones de voz se encargan de convertir en acción de propaganda directa lo que se inició como propaganda subliminal y tienen el plato servido. Por cierto, en el Manuel de Operaciones Psicológicas, el ejército estadounidense considera que la insinuación pictórica o gráfica es más eficaz que el ataque directo a los líderes. Durante la II Guerra Mundial cosecharon mucho éxito presentando la propaganda como noticia.

La desinformación no tiene la rapidez de un golpe de estado militar puro y seco, es verdad, pero prepara el camino para éste. En este manual de guerra psicológica se recomienda, por ejemplo, lo siguiente: “Donde se carezca de las posibilidades de una intervención directa de los EE.UU., se deben crear las situaciones apropiadas, modificándolas, inventándolas y distribuyéndolas mundialmente a través de nuestros media operators, hasta madurar las circunstancias y alcanzar el objetivo: la desestabilización del gobierno”.

Por cierto, el término desestabilización lo hizo famoso el ex – director de la CIA, William Colby al emplearlo para describir lo que se había hecho en Chile: “Descubrir la naturaleza del cemento que sostenía al gobierno de Allende y usar ese conocimiento para destrozarlo”. Esa es la naturaleza del ataque que estamos sufriendo por parte de la CIA y sus cipayos locales. El Manual establece además algo que no deberíamos perder de vista, dice: “Se deben estimular las discrepancias entre los elementos militares, sociales y políticos; socavar la confianza en los dirigentes; estimular las fricciones entre los elementos religiosos, étnicos, políticos y económicos, y de ellos contra el gobierno. Fortalecer los líderes amigos y debilitar a los enemigos”.

Este es el Plan Shadows que está en marcha en Venezuela desde El Nacional, El Universal o Globovisión. No nos equivoquemos, el enemigo es formidable. Sólo con medidas defensivas firmes, y particularmente con la concientización del pueblo podremos evitar engrosar la lista de pueblos que lo intentaron y no pudieron. La Secretaria de Estado, Rice, acaba de anunciar la estrategia respecto de nuestra revolución, lo que está a la vista no necesita anteojos.


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Martín Guédez


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