Varios hechos llaman la atención en los últimos meses: el fracaso de la invasión yanqui en Irak, la reelección de Bush, la violación del territorio venezolano por el gobierno de Colombia, las amenazantes declaraciones de Condoleezza Rice y la toma de posesión de Bush en medio de una gigantesca fortaleza militar. Se vislumbran amenazas y provocaciones yanquis contra Irán, Palestina, Siria, Cuba y Venezuela en los próximos meses buscando intervenciones militares. La economía de los EEUU, junto con su dólar, declina y parece que sólo se sostiene con alfileres, obligando al gobierno de Bush a tratar desesperadamente de extender y afianzar el control político y petrolero que tiene en el mundo. La Organización de Estados Americanos (OEA) es muy importante para él.
Desde aquellas épocas del PRI, los gobiernos mexicanos han sido serviles ante el gobierno yanqui. El personaje más abominable ha sido el ex presidente Zedillo, quien apenas entregó la banda presidencial viajó a los EEUU para ponerse al servicio de poderosas empresas privadas, entre ellas la del ferrocarril yanqui que al mismo tiempo había comprado a bajo precio -en los tiempos de Zedillo- las empresas ferroviarias mexicanas. Del presidente Fox ni qué decir: es un personaje entregado en cuerpo y alma al funesto presidente Bush y dispuesto a servirle de alfombra en todo momento. Por eso no es difícil que su secretario de Relaciones, señor Ernesto Derbez, se convierta en poco más de un mes, en el nuevo secretario general de la OEA.
La OEA es un organismo que nació en Colombia en 1948, su sede se ubica físicamente en Washington, está integrada por 34 países de América (con excepción de Cuba) y su financiamiento como organismo, depende en un 60 por ciento del gobierno yanqui. Basta con pensar que si la ONU es un organismo mundial que sirve muy poco para frenar los atropellos guerreristas e invasores del gobierno norteamericano, la OEA, con su dependiente representatividad, sólo ha servido para aprobar y legitimar incondicionalmente lo que los EEUU han querido. Puede decirse que es un brazo jurídico-política del Departamento de Estado y la Casa Blanca. Por eso los diferentes secretarios generales de la OEA han sido simples empleado de los intereses públicos y privados de los gobiernos más sumisos a los capitales gringos.
A pesar de que la enorme bota yanqui ha aplastado a la gran mayoría de países que conforman a la OEA, en diferentes períodos han surgido algunas voces de gobiernos de Latinoamérica que han hecho críticas contra la opresión yanqui. Cuba fue el país que bautizó a la OEA como el "ministerio de colonias yanquis", pero fue excluída en 1962 con el argumento de la "incompatibilidad" de su régimen prosocialista o pro soviético. Ese mismo año la OEA apoyó a los EEUU en la llamada "crisis de los misiles" y tres años después aprobó la invasión yanqui a República Dominicana para someter un levantamiento revolucionario. En 1973 la OEA no dijo nada ante el golpe de Estado y los asesinatos en Chile, la invasión de Granada diez años después, cuando 1989 Panamá fue invadida por los yanquis con el pretexto Noriega, ni cuando el año pasado fue invadido Haití.
La OEA es un organismo que no se reúne normalmente para discutir o deliberar; sólo sirve para aprobar y poner en práctica lo que el gobierno de Norteamérica necesita. Con el arribo de la fascista Condoleezza Rice como secretaria de Estado, que prometió el pasado martes una política exterior sin concesiones contra Cuba e Irán, y ha calificado al Hugo Chávez de "fuerza negativa", la OEA servirá como una punta de lanza para preparar la intervención contra esos dos países caribeños. Más que medidas económicas como el Tratado de Libre Comercio, el Plan Puebla Panamá o el ALCA, lo que Bush pretende en su segundo período son intervenir en Irán, así como en la región caribeña para someter a Cuba, a Venezuela y a la poderosa guerrilla colombiana, agilizando el Plan Colombia.
La OEA, por su ineficacia, ha sido un foro abandonado por los principales países de la región. Los países latinoamericanos se han reunido con más frecuencia en la ALALC, el Mercado Andino o el MERCOSUR. Este último organismo nacido en 1991, agrupa a los países más fuertes de la zona: Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y, posteriormente, Chile. El último secretario general de la OEA fue el expresidenete de Costa Rica, Miguel Angel Rodríguez, perteneciente a la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA), de la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), quien se vio obligado a renunciar después de haber sido acusado de gigantesca corrupción. Este personaje se había comprometido a impulsar el Plan Colombia y a torpedear al MERCOSUR.
Por eso no es nada difícil que el canciller mexicano Derbez sea el escogido por Washington para ocupar la OEA. La elección formal es intrascendente puesto que la enorme mayoría de los países de Centroamérica y del Caribe -al ser repúblicas con una gran dependencia económica y política- tienen la obligación de votar por quien les ordene Bush. ¿Puede dudar acaso éste del servilismo demostrado durante cuatro años por el gobierno de Fox? Pero además el señor Derbez fue por mucho tiempo un fiel funcionario de la tecnocracia del mismo gobierno de los EEUU y su perfil en México, como secretario de economía y después como secretario de Relaciones Exteriores, hace pensar que puede ser seleccionado, a pesar de ser ese un cargo -nunca ocupado por México- ahora sea ambicionado por otros países.