Con la mayor votación que presidente norteamericano alguno haya obtenido, pero, igualmente, con las más activas protestas de miles de ciudadanos, y en el marco de una encuesta mundial según la cual casi el doble de los consultados tiene una visión pesimista de lo que será su segundo gobierno, George W.Bush asumió por segunda vez el poder en Washington.
Ganó pese a que desencadenó una guerra que ya cuesta decenas de miles de víctimas civiles, por encima de laONUy sin causa alguna: las dos que esgrimió (Irak tiene armas de destrucción masiva y Hussein nexos con Al Quaeda) se demostraron falsas.Demaneraque ganó mintiéndole a los electores.
Bush prometió libertad y democracia en el mundo. Antes tiene que resolver la situación en Irak, donde encontró una resistencia no prevista en la Casa Blanca, y luego, seguramente le tocará el turno a Irán, y quizás a Siria.
¿Y América Latina? No lo dijo, lo hizo su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, la verdad, de este continente les preocupa Venezuela, tanto por lo que ocurre aquí como por lo que irradia. Ella fue muy clara:
Venezuela tiene una influencia negativa en la región y dijo que buscarán a través de la OEA meter en cintura al gobierno de Chávez.
Por supuesto ella no habla así para responder al calificativo de analfabeta. Refleja la política del Departamento de Estado.
A uno de sus diplomáticos le escuché decir que es propósito de EEUU aislar a Venezuela en un primer escenario como es el tratado de libre comercio, y resumió: negociaron el Alca positivamente con los centroamericanos y la República Dominicana, con los países andinos sin Venezuela, por separado con México y Chile, y ahora buscan convencer Lula, y así sumarán a Mercosur, “como ve, Venezuela queda afuera”.
En ese mismo sentido parecen trabajar en la Opep, “buscan instar a otros países miembros a aislar y asfixiar a Venezuela”, denunció hace poco el canciller Alí Rodríguez, ex-presidente de Pdvsa, precisamente en su respuesta a Rice.
Debemos añadir que el embajador en Colombia, siguiendo instruccionesdeWashington,declaró que apoyaba cien por ciento la declaración de Bogotá de respuesta al presidente Chávez cuandoles pidióexcusasyrectificar.
Insólito que lo hicieran precisamente cuando los gobiernos latinoamericanos, e instituciones como la CAF, han expresado pública o directamente a ambos mandatarios, sus deseos de que el conflicto se resuelva por la vía de las negociaciones.
Aquí he escrito que ya la OEA no puede ser manejada como antes, desde su creación en 1948, como un fiel instrumento de la política de EEUU en América, donde se votaba según los dictados del Departamento de Estado. Tanto la elección de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, donde fue excluido por primera vez en 54 años un representante de EEUU y en cambio electo uno de Venezuela, como la votación de la resolución de la OEA sobre el referendo en Venezuela, han sido significativas derrotas que revelan los cambios habidos en su seno, y en América Latina y el Caribe.
Es más, en el conflicto con el vecino, las tendencias parecen apuntar a una solución negociada, aunque no esté todavía cerca, como Bogotá no parece ceder aunque se observan síntomas reveladores, como silenciar a muchos voceros, la posición venezolana continúa firme.
Conviene también destacar cómo aquí en Venezuela cuatro grupos de oposición (Copei, MAS, Causa R y Solidaridad) votaron al lado del llamado oficialismo el acuerdo de la Asamblea Nacional.
Como puede concluirse, esa política de aislar a Venezuela está sufriendo reveses. La que se puede quedar sola, por ejemplo, con su línea de apoyo a la inicial posición de Bogotá (que igualmente parece flexibilizarse) es la Casa Blanca. Si no se mueve a tiempo, hubiese sido el único en votar contra la referida resolución de la OEA.