No sé que estaría usted haciendo ese día tan glorioso para el pueblo venezolano, pero yo sí que estaba haciendo: ¡Durmiendo!, me levantaron corriendo para que viera la televisión, salí corriendo como un caballo a ver de qué se trataba; de verdad no sabía nada, ni menos de política. Vi a un hombre, militar, desconocido para la mayoría de nosotros, lo observé y escuché con mucha atención. Sus palabras me impactaron y algo que poderosamente me llamó la atención y fue ese ¡Por ahora!. Eso sí que me impresionó, a un hombre que no logró un objetivo: ¡Derrocar al ex presidente y ya fallecido Carlos Andrés Pérez, aunque haciéndose responsable del hecho y dando esperanzas al Pueblo. Hasta el momento no había visto por TV a una persona haciéndose responsable de algo, yo tenía 27 añitos y reconozco que de política sabía poco. No tenía un interés como ahora en el tema. Desconocía mucho del acontecer político-social, no me interesaba las cosas en la materia, aunque sí estaba inconforme con los gobiernos de entonces.
Estas fueron las palabras de ese militar que atrapó a millones ese día:
“Primero que nada quiero dar buenos días a todo el pueblo de Venezuela, y este mensaje bolivariano va dirigido a los valientes soldados que se encuentran en el Regimiento de Paracaidistas de Aragua y en la Brigada Blindada de Valencia. Compañeros: Lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital. Es decir, nosotros, acá en Caracas, no logramos controlar el poder. Ustedes lo hicieron muy bien por allá, pero ya es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas situaciones y el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor. Así que oigan mi palabra. Oigan al comandante Chávez, quien les lanza este mensaje para que, por favor, reflexionen y depongan las armas porque ya, en verdad, los objetivos que nos hemos trazado a nivel nacional es imposible que los logremos. Compañeros: Oigan este mensaje solidario. Les agradezco su lealtad, les agradezco su valentía, su desprendimiento, y yo, ante el país y ante ustedes, asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano. Muchas gracias.”
Estas palabras fueron impactantes, en especial las siguientes: “mensaje bolivariano”, “Lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados”, “no logramos controlar el poder”, “Ustedes lo hicieron muy bien por allá”, “es tiempo de reflexionar”, “el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor”, “Les agradezco su lealtad, les agradezco su valentía, su desprendimiento”, “yo, ante el país y ante ustedes, asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano”.
Allí se veía claramente que el militar golpista no era un loco; había profundidad en sus palabras; se identificaba con una ideología “La bolivariana” es decir hay antecedentes históricos ¡Bolívar!. Su mensaje era bolivariano, ya por ahí se denotaba un movimiento definido aunque desconocido en el país por lo menos en lo político. Había objetivos que era la toma del poder, no se pudo lograr, fue sincero, realista, a tiempo su llamado y por lo que se ve, estaba al frente porque sus palabras del llamado a deponer las armas fue suficiente para evitar más derramamiento de sangre. “Es tiempo de reflexionar” ¿Reflexionar en qué?, para quien la reflexión, me imagino que no solo para los soldados o militares levantados en arma, era un llamado a la nación, a todos sus componentes.
Reconoció el valor de los soldados, de la tropa, no los culpó, no les echó el ganso a ellos, dio valor a sus esfuerzos. Les agradeció su lealtad, no importa lo que a él le pasará. Influyó en ellos que lo que hicieron era histórico y valdría la pena. el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor”, no hubo cobardía y supo tocar las fibras de una nación golpeada por todos los males que la oligarquía y el sistema mundial había producido en una joven Venezuela.
“yo, ante el país y ante ustedes, asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano”. Estas fueron las palabras que realmente atraparon al país y a la historia. Un hombre se hace responsable de la historia por lo más difícil que sea, asumía su papel no de derrotado sino de un hecho que marcaría para siempre un movimiento revolucionario que sería distinto a todo lo antes conocido. El pueblo lo comprendió, yo lo fui entendiendo en el tiempo y hoy más convencido del hecho necesario.
Hasta el momento los políticos y partidos siempre dijeron que la culpa era del otro, que ellos nada tenían que ver en el auge de la pobreza y la miseria, se lavaron las manos ante la crisis económica, lanzaron la piedra y escondían la mano. Así fueron y así son aún en especial en los sectores oposicionistas que tratan de restregarle en la cara a Chávez los males con sus monstruosos resultados que en 12 años se trata de solucionar.
Hugo Chávez Frías, su honestidad, su sinceridad, su valor, su realidad lo catapultaron años después a liderar el movimiento más grande y emancipador después de Bolívar como es el Pueblo bolivariano. Aún hoy sigue reconociendo sus errores, asumiendo las culpas pero al frente corrigiendo, aportando, trabajando, formando. No es un dios, es un hombre que se entregó a la historia más profunda que hoy conocemos y escribimos. Un golpe que aún continúa porque quedan muchas estructuras mentales, almáticas y del Estado que falta por derribar.
Un golpe que hoy sigue dándose a tantos males dentro como fuera del país, un golpe contra los que pretenden volver al pasado, contra quienes buscan y traicionan los ideales bolivarianos. Un golpe al analfabetismo, a la falta de humildad, a la ignorancia histórica y política, al desinterés, a la manipulación a todas esas cadenas que buscamos cada día romper y ser verdaderamente libres.
¡Viva el 4 de Febrero, carajo!
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