A 60 años de Auschwitz

Hitler vive en la sombra del Imperio

Con todo mi afecto a la "Guara" Ana Teresa.

Auschwitz fue y es una afrenta para la humanidad toda, incluido por supuesto el pueblo judío. El fascismo de Hitler fue un atentado contra lo diferente, lo diverso, lo crítico, lo trascendente del ser humano. Hoy, y a pesar del esfuerzo dirigido a deshumanizarnos, somos más sensibles que ayer y esa sensibilidad indica que si Auschwitz fue terror; el hambre sembrada en pueblos enteros, las drogas, prostitución infantil y violencia son también terror y terror expansivo, prolongado, perenne. Auschwitz no deja de ser una pesadilla, cuando despierta en Vietnam, Camboya, Ruanda, la ex-Yugoslavia, Afganistán, Irak, Haití y, particularmente Palestina, donde la esperanza de la ayuda externa, es suplantada por los mísiles y bombas del sionismo. Cuando en las relaciones entre naciones se impone la lucha del odio contra el amor; la expoliación contra la solidaridad; la prepotencia, el abuso y la indiferencia ante el asesinato de niños, viejos y ancianos, más muertos de hambre que vivos, llevado a cabo por hombres y mujeres jóvenes, bien alimentados y adiestrados por la primera potencia del mundo.

Auschwitz se levanta todos los días, en las ciudades del primero, segundo, tercero y cuarto mundo, arropándose en la miseria y el hambre; en el karma de las drogas, violencia, desempleo y enfermedades. La actualidad de la indiferencia ante el crimen imperial es tan macabra como aquella que miró hacia otro lado ante el Holocausto alemán. Es una indiferencia que milita, por su inhumana carga, con los ejercicios y prácticas de la intolerancia. Es verdad, el Holocausto Nazi, acabo con la existencia de más de 6.000.000 de judíos, bárbaramente maltratados, humillados y asesinados, pero ¿Tendremos hoy cómputo, cálculo exacto de cuantas víctimas ha dejado el holocausto impuesto a toda la humanidad, desde el fin de la segunda guerra mundial y de sus consecuencias futuras? Cuándo nos convenceremos que: el racismo, antisemitismo y la xenofobia son manifestaciones de un problema mayor; la explotación del hombre por el hombre que extermina paulatinamente a una buena porción de la especie humana.

¿Cuándo el eco de ese “nunca mas”, ante la barbarie de Auschwitz, alcanzará carne, potencia y realidad ante la vileza de los pocos que usufructúan las riquezas mundiales a costilla de los muchos que las pierden?

Aquella mirada congelada en Auschwitz dialoga hoy con los millones de seres infectados de sida, sin atención médica o solidaridad alguna; con los niños africanos muriendo de hambre sin que sus ojos conocieran cual es el color de la sonrisa. Esa voz, esas voces silenciadas en Auschwitz, balbucean hoy, en el rostro de niños y ancianos, en las grandes capitales del mundo por un pedazo de pan. Auschwitz se acurruca en los pequeños cuerpos de seres desnutridos a lo largo y ancho de nuestr@mérica y en muchos otros pueblos del mundo.

El tiempo de Auschwitz fue relativamente corto, nuestro Auschwitz globalizado parece un interminable mar, donde hace tiempo las grandes mayorías sociales dejaron de tener derechos humanos; la cámara de gas ha sido sustituida por las bombas inteligentes, el hambre indiscriminada, la TV prometiendo vida mientras cultiva muertes, miseria humana, desidia y olvido. De Alemania, el alto mando político-militar de este novísimo fascismo se moviliza intermitentemente en el norte del globo terráqueo, y sus instrumentos favoritos son; el Pentágono, la CIA, la OTAN, el Vaticano, Wall Street, Davos, FMI, BM, entre otros.

Auschwitz es la intolerancia de los poderosos y el neo-capitalismo hoy, es el accionar de esos poderosos. De los mismos que conmemoran hipócritamente los sesenta años transcurridos y a su vez invierten en las masacres del Medio Oriente; esos que callaron por años ante el apartheid en Sudáfrica; que justificaban las masacres contra el pueblo de Irlanda del Norte, que callaron y hoy distorsionan la cadena de violación de derechos humanos en la Latinoamérica de las últimas décadas. Los medios de comunicación cada vez nos acercan más y más a ese nuevo Holocausto, lo cual nos hace cómplice en tiempo real de la macabra obra concebida desde el entorno de Bush, y que a su vez, constituyen este neo-fascismo. El fascismo fue el ropaje adecuado para desatar la más terrible perversión del género humano, pero lamentablemente es solo uno de sus diversos ropajes. Este nuevo fascismo te dice: “te tolero en tanto aceptes el lugar y las condiciones que te he asignado en la tierra”.

Auschwitz pesa y paradójicamente sirve a los intereses del imperio. Y así como el socialismo soviético llego a su fin, pero sigue siendo parte del arsenal justificativo de las acciones de los locos que dirigen al imperio, Auschwitz justifica el terrorismo sionista en Palestina, la xenofobia en Europa y las criminales acciones de Bush a lo largo y ancho del planeta. Con una ventaja adicional, el fascismo de Bush no requiere sistematizar el exterminio, para eso esta la división de tareas y roles; lo que no puede el Pentágono lo realiza el libre mercado, la deuda externa y esa fuerza de la costumbre de ocupar las naciones ricas y tirar al cesto del olvido a los pueblos pobres.

Cabalgando sobre los cadáveres y hombros de los explotados de la tierra, el triunfo de Hitler crece y desde su recóndito lugar de oprobio se regocija en la acción de sus pupilos para, de tiempo en tiempo, decirse así mismo: “no he sido derrotado, he vencido”. Pues él mejor que nadie sabe que el genocidio no es un hecho puntual, es un proceso, que en manos de sus mentores se ha perfeccionado y no solo amenaza la vida de los seres humanos hoy existentes, sino que es garantía de amenaza real a quienes están por venir. De allí la lógica de todo imperio de acabar no solo con hombres, mujeres y niños; tampoco absuelve, en su afán de destrucción, la biodiversidad, el entorno ecológico y la verdad histórica de los pueblos.

Ante el Auschwitz global y sus escenarios de guerras y desigualdades, la necesidad de otro mundo posible es impostergable, un mundo de superación del capitalismo y su expresión neo-liberal, actual disfraz del fascismo.

Hemos iniciado un nuevo milenio donde mucho mas terrible que el Auschwitz global, es la cobardía de quienes arrean hoy las banderas del silencio, la indiferencia y fragmentación de la historia pasada y PRESENTE.

Luís Villafaña
Proyecto Nuestr@merica-M13A, Caracas


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Luís Villafaña - Proyecto Nuestr@merica-M13A


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