El gobierno deEEUUacusa al de Venezuela de proteger a terroristas de las Farc y del ELN, y pidió a gobernantes de América Latina presionar a Chávez para que se deje de esas malas compañías.
Por supuesto, ninguno le hizo caso, salvo el protectorado salvadoreño. Washington se apoya en una lista de 10 jefes guerrilleros que, según versión del gobierno colombiano, pueden estar en nuestro país, a donde entran y de donde salen con mucha facilidad, presumiblemente con complicidad de autoridades venezolanas.
Veamos antes que nada esa calificación de terroristas. De entrada, la ONU discutió en 1972 varios meses el tema y no pudo definirlo. Las guerrillas de Manuel Marulanda existen desde 1949, cuando, después del asesinato de Gaitán insurgió en ese país un movimiento armado que comandaba Cheíto Velásquez, guerrillero liberal de a caballo. Las de Tirofijo subsistieron y entre victorias y derrotas, más victorias que derrotas, crecieron y en julio de 1964 se transformaron en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Sus éxitos militares llegaron al extremo de derrotar unidades del Ejército hasta de 600 hombres, especialmente entrenadas y equipadas para combatirlas. El poder de las Farc, con más de 10.000 hombres en armas, debió llevarlos a iniciar negociaciones, y aquí los gobiernos de Pérez I y de Caldera contribuyeron a las mismas y nuestro país fue escenario de muchas de esas conversaciones.
En los 50 años de guerra en el vecino país, ninguno de los gobiernos venezolanos, desde Pérez Jiménez (48-58) hasta Caldera II (94-99), las calificó de terroristas. En el período 1983-96 hubo 115 ataques guerrilleros en las fronteras, donde perecieron 94 efectivos de las Fuerzas Armadas Nacionales.
Ni siquiera en esos años (Lusinchi, Pérez, Velásquez y Caldera) los calificaron de terroristas, ¿por qué tiene que hacerlo el de Chávez? Porque después del 11S, EEUU metió en su lista de terrorismo a las Farc y al ELN, podría decir alguien de la oposición como única razón. No hay otra.
.V eamos ahora el asunto de la presencia real o supuesta de los jefes guerrilleros en Venezuela que aparecen en la lista de Bogotá.
Vamos a suponer que esa tolerancia comienza en 1999, con el acceso de Chávez al poder.
Uribe y los presidentes de los últimos 50 años deben respondernos ¿cómo ha sido posible que allá no hayan podido detener aMarulanda, alzado en armas desde 1949? ¿Cómo es que, pese a todos los recursos invertidos en su búsqueda, los cercos que les han tendido, los ataques por tierra y aire, no lo han podido capturar? ¿Y por qué tampoco han detenido a jefes como Raúl Reyes, Mono Jojoy, Grannobles, que tienen décadas en territorio colombiano?
¿Por qué si los 10 de la lista entran y salen por nuestras fronteras con tanta facilidad, los autoridades colombianas no han sido capaces de detenerlos cuando salen de Colombia ni cuando entran desde Venezuela?
La verdad sobre esa “colaboración” de Venezuela con las guerrillas, a las que aluden funcionarios de EEUU, se la dijo el ministro de la Defensa neogrnadino, Jorge Alberto Uribe, a Ernesto Villegas, cuando le preguntó para VTV: “DesdeColombia y también algunos factores políticos de Venezuela han hecho señalamientos, acusaciones y especulaciones sobre un supuesto respaldo del gobierno venezolano a la guerrilla colombiana ¿cuál es la posición oficial del gobierno colombiano sobre este asunto?”, y el ministro le dijo claramente:
“Si nosotros tuviéramos una convicción y pruebas de que eso fuese así, yo no estaría sentado acá. La realidad es que todo lo que se ha dicho en ese sentido, nada se ha comprobado...
dejemos de lado esos rumores y sigamos trabajando en las áreas sociales, como lo están haciendo ustedes”.
No sé si en la Casa Blanca las leyeron.
Las declaraciones del gobierno de Colombia dejaron a gente importante guindado de la brocha. Uribe les quitó la escalera. Mientras las partes en conflicto echaban las bases para resolverlo por las vías de la negociación, Condolezza Rice estará sorprendida de la posición de Bogotá. ¿Cómo se explica, después del 100 por 100 de apoyo que le ofreció Estados Unidos? Y aferrado a un pie de la Rice estará el Presidente salvadoreño, y acá en Venezuela quienes obviaron la violación de la soberanía por parte de Colombia, y estaban deseosos de una agudización de la controversia. Por esa vía podría ocurrir hasta una invasión a Venezuela. Estarán maldiciendo a Uribe. Se sentirán traicionados, pues después de apoyarlo incondicionalmente y de criticar al gobierno venezolano, la Casa de Nariño dijo lo que dijo para que el gobierno venezolano aceptara esa declaración. Uribe vendrá pasado mañana a fumar la pipa de la paz.
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