Ya va. ¿Romper la marca mundial de “la arepa más grande del mundo” relacionado mediáticamente con una expresión de “trabajo, esfuerzo y compromiso”? Cuando lo leí el pasado miércoles, creí equivocarme. Debía referirse a otro logro, así que lo volví a leer… y allí seguía.
¿Saben a qué se me pareció más bien ese “trabajo, esfuerzo y compromiso”-y a muchos otros según he leído y escuchado desde entonces-? A un jingle de campaña electoral, en medio de un show mediático. Por demás, uno de muy mal gusto, en el que tamaña arepa es cocida frente a cosidos que están en “huelgas de hambre” por “rescatar la democracia”, un “presupuesto justo para las universidades” y otro rosario de frases prefabricadas que mágicamente tarde o temprano terminan siendo “culpa de Chávez”. Provoca caer en la tentación y desarrollar la idea, pero esta vez no me desviaré del tema.
Que el presidente de la empresa que patrocinó ese record ha sido un actor político ya no es noticia. Sigue fresca en nuestra memoria las denuncias de su participación en la conspiración preparatoria del golpe de Estado de abril de 2002; también sus camiones trancando vías de estratégicas de tránsito durante el sabotaje petrolero meses más tarde. Que el poder económico está estrechamente ligado al político y que esté personaje pudiera usar el primero y apalancarse en el segundo, no debe ser para nadie un secreto.
¿Seguimos sumando elementos? Pues es inocultable que la clase opositora tradicional lleva todas las de perder al compararla con el liderazgo del presidente Chávez. Dentro de esta clase, hasta los llamados “nuevos rostros” o no son tales o tienen ideas envejecidas. ¿Otro poco? Con Carmona ya los sectores de la derecha demostraron creer en abril de 2002 que las manos empresariales pudieran ser una salida, imponiéndose sobre otros interesados, ¡y miren si lo que sobran son interesados alrededor de la llamada “Mesa de Unidad”!
Sabiendo que si algo hay en esa “unidad” es desunión y apetencias particulares, hasta me atrevo a tan temprano señalar la hipótesis de que todo lo expuesto puede ser “capitalizado” (¡ah, divino término!) por este empresario, con la segura bendición de sus colegas de la comunicación.
¿Será que si se sirve la arepa sobre la tan remendada Mesa, terminará aplastándola? Ese final, con muchos shows intermedios asegurados, lo veremos muy pronto. Tengo pocas dudas sobre eso.
oliver.reina@gmail.com