Querido amigo, desde afuera se ven claras las cosas, ya veo por lo que leo en tus notas que están en el centro del huracán, en mi apreciación desde dentro todo lo que señalas es cierto, son mis dudas y mis temores en cuanto al feliz arribo y consolidación de este proceso. Sin duda tenemos un líder valioso, claro, inteligente, que reúne todas las cualidades para señalarlo como un líder verdadero y querido por su pueblo.
Pero, hay está el detalle, lo peligroso, los cuadros, me preocupan no son ni están claros en las metas del proceso, ni en sus actuaciones como constructores del proceso.
Considero que, estamos buscando un nuevo camino para arribar a la meta final, a la luz, para poder edificar, una nueva amalgama ideológica especializada para poder transformar las estructuras de nuestra sociedad venezolana, tenemos que consolidar la ideología, sin esta no hay revolución, dirigir la dirección de esta nave patria y el rumbo de este proceso hacia una meta definida y alcanzarla sin rodeos.
Para esto, el presidente necesita a su lado a los mejores hombres, a los titanes de bronce de esta revolución, a los hombres de acero, a los que se doblan como el bambú, pero no se quiebran. Estos, son escasos, no abundan, en puestos de mando y decisión, donde deberían estar, y esto es sin duda, uno de los talones de Aquiles de este proceso.
Entiendo Federico, si por medio de las reformas, llegamos a profundizar este proceso, y logramos una transformación que llene de felicidad, paz, amor y justicia social a nuestro pueblo más necesitado.
Pregunto:
¿Sería este un feliz termino o un feliz comienzo?
¿Dónde queda la revolución?.
Ahora, si entendemos por revolución, un cambio continúo y permanente, que nunca debe terminar,
¡Estamos en revolución!
Revolución, por ahora, amigo Fede, esta mágica palabra, parece un sueño un poco lejano, pero sin embargo luchamos aún una élite, por alcanzarla, con nuestro presidente y líder a la cabeza de este proceso.
A pesar de los que a su lado juegan a lo increíble, el chavismo sin Chávez, o lo que es lo mismo, a revolución, sin hacer revolución.
Ahora tenemos que elegir reforma o revolución,
¿Empleamos una para llegar a la otra?
¿Será posible hacerlo?
¿Y si nunca llegamos a la revolución soñada?
y si nos quedamos sin reforma y sin revolución.
Es difícil ser Cristo en el Mundo de hoy, pues abundan los judas y los traidores.
Hasta la Victoria Siempre
Te saluda
El Pana. JJR
requenave1@gmail.com