Pasos en el laberinto

Debe haber una trampa por allí, pero no recuerdo dónde.

“…Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas las posibilidades. No existimos en la mayoría de esos tiempos; en algunos existe usted y no yo; en otros, yo, no usted; en otros, los dos. En éste, que un favorable azar me depara, usted ha llegado a mi casa; en otro, usted, al atravesar el jardín, me ha encontrado muerto; en otro, yo digo estas mismas palabras, pero soy un error, un fantasma.
—En todos —articulé no sin un temblor— yo agradezco y venero su recreación del jardín de Ts'ui Pên.
—No en todos -murmuró con una sonrisa-. El tiempo se bifurca perpetuamente hacia innumerables futuros. En uno de ellos soy su enemigo…”

Jorge Luís Borges, El Jardín de los senderos que se bifurcan.

Debo decir, para utilizar un eufemismo, que es sorpresiva para mí la cantidad de artículos de opinión que expresan bajo diversos argumentos la certeza – casi ninguno promueve el beneficio de la duda – de que el Líder Comandante se equivocó con la decisión sobre Joaquín Pérez Becerra. Esto sólo corresponde a la clasificación “error” que pudiera dárseles, porque hubo quienes propusieron que la gravedad capitalista neoliberal hegemónica imperialista perversa recalcitrante retrógrada, afines y compañía, ya lo engulle. Toda una Defensoría de Compadres, S. A. auspiciada por la subjetividad sobre la buena nueva de que el Pueblo puede reclamar arrecho su derecho.

Por lo demás, dentro de ese laberinto que reproduce las circunvoluciones del cerebro humano, existen, como en el cuento de Borges, cualquier posibilidad incluyendo el trueque de presos, la traición hecha hombre en los orígenes de la Revolución y las proféticas consecuencias comiciales que caerán como plaga en nuestras filas.

Yo doy un voto de confianza al Presidente. No lo hago prendiendo una vela ante un altar o sostenido por un ¡Ojalá! Que se suelta al viento a ver a dónde llega. Hay hechos que demuestran su verticalidad en los principios que le animan ¿Debo enunciarlos? ¿Qué alienta a demasiados camaradas a tal visceralidad? La vida misma es un laberinto, solo que a veces nos apiadamos de quienes van por un sendero distinto. Los asumimos confundidos, extraviados. Otras tantas nos atemoriza la soledad del camino. Es la eterna elección.

La crítica es saludable, no puede dispensarse. Estimo que es al sendero sus señales y avisos. Pero a dónde se va no es la clave primordial del caminante. Quienes somos es lo fundamental y luego bienvenidas las consecuencias. Parece casi un axioma que la confrontación de las creencias y la realidad dé como resultado la derrota de la última. A eso temo.

En el camino nos topamos con trampas bajo distintos disimulos. A veces son fantasmas. A veces espejos. O trozos de verdades dejadas al azar para que hagamos de ellas un ritual.

¿Qué pensarán de mí, que he recurrido a Borges para encabezar mi escrito? No tengo excusas.

coolthin@gmail.com


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Plácido R. Delgado


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