Letra desatada

Pedro Chacín, el feminista

Sucedió entre Altagracia de Orituco y San José de Guaribe hace unas cuantas décadas. De cinco “pimpollos” gestados y paridos por Victoria Díaz Lara y Rigoberto Chacín Espinoza, tres fueron varones y dos hembras. Las dos hembras fuimos las últimas en la cadena de partos. Nos tocó más o menos fácil, pues si hubiésemos sido las primeras a lo mejor nos hubiese tocado cargar bastante muchacho y cambiar bastantes pañales. No hicimos eso, pero…

Cuando nos hicimos grandes tuvimos que “ayudar” a mi mamá con cuatro hombres, que se convirtieron en cinco porque se sumó un hermano de crianza. Mamá, que trabajaba de maestra, siempre requirió de “ayuda” y varias mujeres la asistieron en las labores del hogar. Cuando yo crecí mamá decidió prescindir de una “mujer que trabaje en la casa”, que así las llamaba con mucho respeto. Por cierto, fue en Caracas donde oí por primera vez la despectiva palabra “cachifa”.

Lo cierto es que sin mujer que trabajara en la casa mi hermana y yo “ayudamos” a mamá. Les confieso que mi hermana era quien lo hacía con más ahínco y con un gusto que yo nunca entendí. Le gustaba tanto que mi hermano Luis la llamó María Coleto. Ahora le dicen María Jardín, lo cual significa un avance en los remoquetes que ha adquirido en la vida. Como yo era la más chiquita me aprovechaba de la situación. Y mis hermanos también. Solían pedirme algo que odiaba especialmente, aunque casi todos los oficios del hogar me fastidiaban, que era plancharles las camisas y los pantalones. Hasta que un buen día mi hermano Pedro, que por esa época ya estudiaba en la Universidad de Oriente, me consiguió un sábado en la noche planchándole una camisa a mi hermano Lizardo.

Nunca olvidé sus palabras. Me explicó que hombres y mujeres éramos iguales. Que a cuenta de qué tenía yo que plancharle la ropa a ningún hombre, por más hermano mío que fuera. Que me hiciera respetar, que eso era un trato desigual y que no quería verme más nunca en ese plan. Yo le obedecí, pero más por floja que por feminista al decir de Harold, mi hermano de crianza.

Certifico, pues, que mi hermano Pedro me inició en el feminismo y la equidad de género cuando tenía once años. Posteriormente, escribió sus polémicos trabajos sobre las mujeres y el “levante” en la revista Feriado, con los que se metió en problemas con las feministas, pues su ácido humor, en ocasiones, laceraba.

Pedro hubiese cumplido hoy, 2 de mayo, 53 años; y ayer se cumplieron 18 de su infausta e injusta muerte. Hoy evocamos su memoria, con la invitación a una misa que mamá, cada año, organiza desde su infinito amor. Este sábado 7 de mayo en Altagracia de Orituco recordaremos a Pedro, el feminista, con la satisfacción de que en algún lugar se entere de que al menos, en “peos de género”, no aró en el mar. Te extraño mucho, hermano.


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@mercedeschacin







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Mercedes Chacín


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