La oposición rancia de nuestro país se va a morir de vieja y no aprende. Ha sido tal el ataque a propósito de este desastre natural, que ya cuando uno ve los días nublados, no hace sino recordar a nuestras viejecitas cuando en aquellos tiempos mencionaban a Dios, o bien para infundar respeto y hasta cierto temor o para justificar la omnipotencia del Señor que, obviamente, todo lo puede.
Así recuerdo a mi abuela mamá Enma, cuando comenzaba a llover y no había forma de que nos cobijáramos de la lluvia sino diciéndonos: “Vengan para adentro, que Dios está bravo”.
Sí había alguna duda sobre lo que dijera la abuela, quedaban disipadas cuando sonaban los primeros truenos. Nadie chistaba, y salíamos silencioso en busca de refugio...porque, sin dudas, el Todopoderoso estaba que echaba chispas.
Otras veces, en las que con sabia intuición determinaba que el evento se trataría de una pequeña llovizna, decía hasta con un poco de picardía: ¡Cuidado, Dios hace pipi!, entonces podíamos disfrutar a nuestras anchas, del agua al aire libre, claro está, sin el abuso que permitiera pescar un indeseado resfriado del que nos cuidaba la querida viejecita.
Cuando su intención pretendía producir lástima decía: “Dios está llorando”, de modo que usaba una frase implicando al Omnipotente, de acuerdo con la circunstancia o en el momento en que lo creyera conveniente.
Pero, más allá del miedo que podría causarme una lluvia con truenos y relámpagos, reforzó en mí la creencia, el amor y el respeto que hoy profeso por Nuestro Señor Jesucristo.
Por tanto, cuando me siento frente al televisor o sencillamente reviso las noticias y los artículos de opinión de los medios impresos, veo tanta insistencia de culpar al Presidente, que ya cuando observo el tiempo nublado, pienso : “Será que Chávez quiere hacer pipí”.
Confieso que soy periodista, pero si no hago los parpadeos pertinentes frente al televisor, me convencen de que Chávez también es el culpable de la lluvia y el viento, como dice una vieja canción de Danny Rivera.
Hay medios que pretenden ser objetivos, pero los traiciona el subconsciente. No pueden ocultar la acción del Gobierno, tras el desastre dejado por el invierno y van dando vueltas hasta caer en Vargas o cualquier otro hecho que pudiese revelar algún descuido en las labores de rescate y salvamento en las regiones afectadas.
Cuestión que no es difícil de demostrar en un caso de esta envergadura. Todos los que hemos sido reporteros de calle sabemos que ante esta situación, siempre hay fallas, se cometen errores y se producen desaciertos.
Primero, porque son eventos inesperados, que involucran a regiones enteras y en consecuencia a gran parte de nuestra población. Y aunque los bomberos y grupos de salvamento estuvieran altamente entrenados y preparados para afrontar semejante situación, igualmente se requeriría de voluntarios y de la ayuda de todo el mundo.
De modo, que no se dejen meter gato por liebre, la acción del Gobierno esta a la vista de todos y lo de algunos medios de comunicación, no es más que una manera burda de hacer oposición.
Por eso, parpadeé frente al televisor o mientras lee uno de esos escritos que entre líneas insisten en buscar cuatro patas al gato, para hacer creer que cuando llueve, también es culpa de Chávez, que se hace pipí.
Aunque ¡ojo!, hablo sólo de la inclemencia del invierno en Venezuela, por citar un ejemplo, porque bien ya lo alertó el ministro Andrés Izarra, entre otros. Las agresiones mediática contra Chávez son en todos los terrenos y de tal envergadura que no se descarta que el Departamento de Estados de Estados Unidos, “moje la mano” a periodistas y articulistas de diarios nacionales y extranjeros, para que ejecuten los ataques despiadados que actualmente llevan cabo contra el Presidente.
No se puede pensar otra cosa. Creo que a Chávez lo siguen hasta cuando va al baño, porque a su regreso no se descarta que cualquier medio de comunicación, diga que con el agua de la tina, el papel sanitario, el jabón y la crema dental, Chávez pudiera estar construyendo bombas para entregárselas a los terroristas.