Propaganda Burguesa

Considera la burguesía que la gestión de forma del Gobierno Revolucionario es de poca monta, y así lo estiman. Aquí tenemos a los íntegros que nos ponderan colocan a los gobiernos puntofijistas que fueron absorbentes y despóticos, y los ponen por encima de nuestra Revolución socialista, hecho significativo por aquello de que del enemigo el consejo. Realmente se han “visto y vieron” los gobiernos puntofijistas muy “liberales” e “igualitarios”. Algo habrá sin duda para que los más y mejores adecos y copeyanos claros o disfrazados de demócratas tibios e hipotéticos, y que los partidarios de ese orden cacareado, que consistió en suprimir o cercenar las libertades, sean demócratas netos o con máscara de un republicanismo hipotético. En los principios de la democracia representativa, Betancourt apareció como el brazo de Dios y el tronco de la Patria. En Venezuela en tiempos del puntofijismo se hizo un ensayo de democracia que fracasó, como han fracasado intentonas parecidas. Esta incompatibilidad empírica entre la verdadera libertad y la seudo democracia adeco-copeyana, tenía una razón, y ésta hay que buscarla, seguros de que nos dará la clave para discernir la esencia de la democracia representativa y la democracia participativa y protagónica.

En los gobiernos IV republicanos fijaron su democracia representativa e institucional que mediante un pacto se repartieran el poder, en esa democracia representativa no había más que dos grupos que se turnaban en el gobierno; en nuestra democracia participativa y socialista uno sólo, el pueblo, pero como el salto les pareció brusco adecos, copeyanos y sus derivados se montaron en un plan de conspiración. He aquí la clave de la distinción entre la democracia representativa y nuestra democracia protagónica socialista, y he aquí el origen de los gobiernos “democráticos representativos”, la duplicidad de gobierno, absurdo de los absurdos. Dos gobiernos es la fuente del mal, no pueden ejercer la soberanía proindiviso y todo lo que se dé al uno se quita al otro a expensas del pueblo, resultando que ni uno ni otro es tal soberano. El ser el cargo de estos “demócratas” hereditario y electivo, no es como se cree, el carácter esencialmente distintivo entre uno y otro, porque ha habido gobiernos electivos, como aquí sucedió en tiempos pasados.

El número de los principios huecos es grande. Decía su constitución que la persona de Betancourt y Caldera era sagrada e inviolable, sometemos a la consideración del lector, este cuestionario: ¿Qué quiere decir que la persona de estos señores es sagrada e inviolable, y si esta frase evoca representación de cosa alguna? ¿Si es que las demás personas somos violables, pues de otro modo no se concibe a qué conduce decir que la de esos señores no lo era? Todo ello por no decir lisa y llanamente que esos señores, como los niños y los locos, eran irresponsables de sus actos.

La razón de esos gobiernos fueron necesidades históricas, el tener que establecer un poder fuerte a cuyo amparo los “inteligentes y fuertes” nos gobernaran a la plebe entonces menor de edad, las necesidades de la dura labor con que ha habido que forjar la nacionalidad. Por haber luchado contra el pueblo, se hicieron baluarte de instituciones y clases que morían y se volvieron contra las masas que los eligieron.

En caso de disidencia, ¿quién decide? De hecho ya lo sabemos, el más fuerte, que puede ser el pueblo y podían ser también los puntofijistas apoyados en una intervención armada extranjera, como sucedió en varios países hermanos de nuestra América, con cuyo socorro establecieron los gobiernos “demócratas” de esos países el despotismo ilustrado. Mientras la soberanía esté repartida entre pueblo y gobierno de la democracia representativa tendremos frente a la opinión del pueblo las corazonadas privadas.

El dogma fundamental de la democracia participativa socialista, su esencia, lo que la distingue de la democracia representativa, el punto de unión del pueblo, es la soberanía nacional. Por encima de la voluntad del pueblo no hay más que la ley, aceptada por el mismo pueblo, pero aceptada libremente.

Contra estos íntegros, puntofijistas y sus derivados hay un poderoso argumento y es el cómo van de capa caída y sus ideas batiéndose en retirada. El obispo Urosa Sabino dice que Dios se sirve de los malos (los chavistas) para azote de los buenos; Cristo, que su reino no es de este mundo, y una conocida cuarteta: que Dios protege a los Chavistas cuando son más que los puntofijistas. Triunfa la idea que debe triunfar, en la lucha por la realización de las ideas vence la más adaptada al medio; y así debió haber puntofijismo cuando lo hubo, dictaduras y tiranías cuando fueron posible, y deben los puntofijistas perder saliva y tiempo, y deben sus derivados asirse de la hipótesis. Y las pruebas no prevalecerán contra Chávez, quiero decir que ni los adecos y copeyanos dejaran calvo al lobo arrancándole pelo tras pelo, ni sus derivados le desollaran. Y cuando, al correr de los tiempos, los puntofijistas sean curiosidades históricas, especies de mamutes y mastodontes de la fauna política de entonces, tendrá el discurso de los obispos, si antes no se pierden, para la política, el valor que para la biología tiene hoy la huella de un megaterio en un terreno viejo.

Sin Chávez no hay Revolución.

¡Gringos Go Home!

¡Libertad para Gerardo! ¡Libertad para los cinco héroes de la Humanidad!

Hasta la Victoria Siempre. Patria Socialista o Muerte ¡Venceremos!


manueltaibo@cantv.net


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Manuel Taibo


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