La gran mayoría de los venezolanos ha tenido un desarrollo, formación y aprendizaje político de indudable trascendencia en los últimos años. Su capacidad, análisis, crítica y discurso lo diferencia de aquel venezolano o venezolana de los tiempos del puntofijismo. Con emoción acompaña a su presidente y líder en este proyecto de hacer real y palpable el proyecto de Revolución Bolivariana. Participa en movilizaciones y participa en la consolidación de las misiones sociales como propuesta para la organización popular.
El pueblo Bolivariano asume el liderazgo de Hugo Chávez. Así como el reto de defender este proceso y evitar a toda costa que se desvíe por los vericuetos de la burocracia ineficaz y paralizante. Así mismo ha captado con suma propiedad los llamados del mismo Presidente a mantener una postura crítica y autocrítica. A no callar y denunciar las desviaciones. A evitar por todos los medios posibles que la constante amenaza del oportunismo, clientelismo, burocracia, corrupción, populismo, demagogia, el espontaneismo, la soberbia y la omnipotencia, entre otras plagas, acaben o destruyan esta esperanza.
De manera que este gran colectivo, desde los vicepresidentes hasta el militante de la patrulla, aprendió y sabe lo que le conviene. Y bien vale la pena precisar brevemente sólo dos situaciones que hoy son de preocupación y dominio de la militancia revolucionaria.
La extradición de Walid Makled se convertirá, y ya lo es, en un nuevo circo mediático. Lo que aquí diga será refrito. Un ventilador que según salpicará a medio mundo. De ser extraditado, es posible que cuando se publique esta columna ya ha ocurrido, los venezolanos presenciaremos un nuevo espectáculo que seguramente durará semanas y meses. La oposición lo convertirá en su héroe, su “preso político” y hasta presidenciable. No se detendrán en saber que está acusado de varios delitos. Eso no importa, porque no hay seriedad, pudor ni valores. ¿Cuándo les ha importado el país?
El otro caso, lamentable como ha sido tratado, es el del periodista Joaquín Pérez Becerra. A esta altura, luego del vendaval de solidaridad y el reproche e indignación de sectores de la izquierda latinoamericana, ya el gobierno venezolano habrá sacado sus propias conclusiones. Al respecto, deploramos el trato que se ha dado a todos esos sectores y de manera especial al Partido Comunista de Venezuela, PCV. Muy malo eso de acusar de “ ultraizquierda subversiva” a quienes alertaron al gobierno sobre la imprudencia de entregarlo al gobierno colombiano, para callar las pocas voces disidentes y de denuncia de lo que ocurre en Colombia. Peor aún el estilo soberbio con que fueron tratados todos los gestos de solidaridad, que por cierto son millones y no precisamente de “ultraizquierda”. En todo caso, bien vale la pena hacerse la pregunta… ¿Sería que al subversivo Bolívar y a su ejército libertador le aplicaron alerta roja?
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