Hasta aquí soportamos

Los apátridas que por años truncaron los sueños de esta nación, no han
cesado ni un segundo en su empeño de destruir la Revolución Bolivariana. Dos
huelgas generales, un golpe de estado, un sabotaje petrolero, la guarimba,
los paramilitares y miles de litros de tinta vertidos en los periódicos
para crear desconcierto y desestabilizar el gobierno; no les ha bastado.
Debilitados internamente después de nueve derrotas electorales y otras
tantas en el terreno político, económico y militar, recurren ahora a su
amo, para que planifique el asesinato del líder de la revolución y el
Presidente que la inmensa mayoría de los venezolanos, elegimos, ratificamos
y seguimos.

A través de sus medios han intentado descalificar la denuncia del
magnicidio, como si fuera difícil entender que la CIA y el Pentágono no se
andan por las ramas cuando deciden eliminar a quien consideran un enemigo.
Con frecuencia vemos a los opinadores de oficio y a los paraperiodistas de
nuestros medios, tratando de ridiculizar, cuando no banalizar, la tesis del
magnicidio. Sin embargo, nosotros los conocemos y ya hemos visto esa actitud
en el pasado. Cada intento de minimizar la denuncia, es directamente
proporcional a la vinculación con el complot.

Ellos ( los gringos y sus lacayos internos) saben que no pueden esperar a
que la Revolución Bolivariana, siga repartiendo tierras, créditos y
maquinarias a los campesinos; no pueden darse el lujo de que Barrio Adentro
I y II sigan mejorando las condiciones de salud del pueblo venezolano; es
peligroso para su destino que el país sea llenado de escuelas, liceos y
universidades bolivarianas; el programa alimentario es veneno para sus
entrañas y la misión vivienda puede ser el fin de su hegemonía. Ellos
necesitan acabar con Chávez, porque se ha convertido en la esperanza de
millones y es ejemplo de dignidad y libertad.

Están conscientes que los logros de la Revolución Bolivariana se convierten
en exigencias en el resto del continente.

Por mucho menos que esto los gringos han matado a miles. No tenga usted la
menor duda que nuestro Presidente ha sido condenado a muerte, “en nombre de
la paz y la libertad” Ahora, que puedan ejecutar la sentencia es otra cosa.

Los organismos de seguridad deben extremar las medidas, pero nosotros el
pueblo llano, el ciudadano de a pie también tenemos que tomar acciones.
En Venezuela nos conocemos todos y el pueblo sabe quienes han ido a pedirle
a Bush que invada el país o asesine a Chávez, sabemos quienes usan los
medios para preparar el terreno del magnicidio, sabemos quienes contratan
paramilitares y francotiradores para hacer la tarea y también sabemos donde
están sus empresas y sus casas.

Llámenme como quieran y acúsenme de terrorista si se les antoja, pero esos
hijos de puta se tienen que convertir en objetivos militares, si al
comandante le ocurre algo.

No hablo de atacarlos porque militen en la oposición, hablo de estar listos
para barrerlos de la faz de la tierra, si osan atentar contra el comandante.
Ya está bueno de esgrimir la tesis de que no debemos caer en provocaciones
mientras que ellos juegan a la muerte de nuestra revolución, de nuestro
pueblo y de nuestro Presidente; que sepan a que atenerse si quieren jugarse
la última carta que les queda.

A mí por lo menos que me dejen una de las mariquitas de Primero Justicia.
Alexis Arellano



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Alexis Arellano


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